— ¡Ahí están!
De forma automatizada Violeta y yo giramos la mirada tras de nosotros, descubriendo qué se trata de Dulce, vestida con sus típicos converse desgastados, y sus leggins negros, sólo que esta vez su cara no era la de aquella chica animada y despreocupada, esta vez su cara estaba llena de rabia y enojo.
—Dulce... ¿qué sucede?— pregunté un poco preocupado por su estado
— ¡¿Tienes el maldito descaro de preguntar por ello?!
— ¿Qué? ¿No lo comprendo?
— ¡Ya deja de fingir desgraciado!
— ¡¿Qué demonios te pasa?!— irrumpió Violeta en nuestra discusión
— ¡Tú cierra la maldita boca perra!
— ¡Oye ya basta Dulce! ¿De qué rayos estás hablando?
—Leonardo... deja de ser un maldito farsante.... Todos sabemos que es lo que ha pasado— Giovanni salió de un rincón de la sombras en las que se ocultaba, no se trataba del mismo Giovanni que vi la ultima vez, esta vez tenía un cuerpo mucho más tonificado, y la barba apenas remarcada.
— ¿Qué sucede? ¿Acaso han visto a un fantasma?— La voz más gruesa de Giovanni contrastaba de manera perfecta con el ahora corpulento hombre
—Sé lo que le hicieron a Fabián, casi lo asesinan malditos monstruos... nunca hubiera pensado que te dejarías manipular por esa zorra... me has decepcionado Leonardo— Dulce se denotaba con muchas emociones en su cuerpo, pues su cara, la cual se veía sonrojada decía demasiado
—Hey cuida tu lenguaje ante Violeta...
—Cierra el pico flacucho— interrumpió Giovanni quien tomaba a Dulce del hombro
—Lo siento Leonardo... pero esta vez cruzaste la línea— respondió Dulce con lágrimas visibles en sus ojos
—Tranquila... descuida primor, yo haré qué ellos paguen todos y cada uno de los moretones de Fabián, eso te lo puedo asegurar— respondió mientras la abrazaba fuertemente. —Adelante Dulcecito regresa a casa
—Giovanni... no te excedas
Ambos se separaron para que Giovanni se arremangara las mangas y caminara directo hacia nosotros
—Así que no te bastó con lo que le hiciste a Armando... esta vez pagarás, pagarás por todo lo que les has hecho a mis colegas
— ¡Leonardo tenemos que huir!
Una sensación de miedo invadía mis músculos y me provocaba que estos se pusieran estáticos y sin la capacidad de moverse.
— ¡Leonardo tenemos que largarnos!
Esa palabra me hizo salir del trance y sin dudar tomé la mano de Violeta y ambos comenzamos a correr con todas nuestras fuerzas. Nuestra carrera no duro demasiado, nos alcanzó pasados 80 metros.
Giovanni aprovechó la aceleración que llevaba y me embistió causando que ambos cayéramos sobre un montón de arena que se encontraba por ahí.
— ¡Leonardo!— gritó Violeta al sentir que mi mano y la de ella se habían separado de repente
La paliza no se hizo esperar ni un segundo, los golpes cayeron con una fuerza descomunal sobre mi rostro, el ardor era mucho mayor que al de estar frente al fuego, incluso sentía como mi rostro se adormecía.
— ¡¿Sientes eso hijo de puta?!
Violeta tampoco esperó a que mi sangre continuará saliendo, así que corrió en mi auxilio. Lamentablemente fue inútil, la fuerza de Giovanni había aumentado de manera colosal con respecto a nuestra pelea anterior. Él soltó un sólo derechazo a Violeta en la mejilla derecha derribándola al suelo sin más.
— ¡Violeta!— grité con una llama de furia que comenzaba a escalar desde mi alma
Con fuerzas que no sé de donde obtuve en el momento me lance a ese maldito sujetándome de su cadera provocando que se sacudiera un poco
— ¡déjala ella no es tu objetivo... soy yo!
— ¡Vaya! Al parecer quieres ser luchando por tu estúpida novia, me sorprendes
Giovanni pateo hacia atrás, golpeándome con el tacón de su bota en la boca del estomago, eso fue suficiente para que yo cayera sobre la tierra de nuevo.
—Esta vez sentirás el dolor más fuerte que puedas siquiera imaginar... — movió el cuello a los lados dejando escuchar un crujiente sonido. —Verás como destrozo aquello a lo que amas, esto será enteramente proporcional a todo lo que me has hecho a mi Leonardo... esto compensara cada herida, cada corte, y cada gota de sangre que hiciste derramar a Armando y a Fabián
Giovanni giró y se movió seguro e imponente a Violeta, la tomó del gorro de su hermosa chamarra color crema
—Leonardo... en mi bolsillo...— dijo con palabras que apenas y pude distinguir
Los puños de Giovanni cayeron con fuerza sobre Violeta apenas había acabado de decir aquellas palabras.
—¡Maldito... déjala en paz!... ella no tuvo nada que ver, yo soy con el que debes pelear... maldito desgraciado— grité de forma desesperada y frustrante al darme cuenta de que estaba demasiado débil como para hacer algo, lo único que podía era escupir palabras de odio
Me arrastre un poco directo al montón de arena, estire con mucho esfuerzo los dedos acaparando una roca, la sujete y de manera bastante torpe se la lancé contra su espalda. Eso hizo que volteará, aunque lo hice demasiado tarde, Violeta tenía varias manchas de sangre sobre sus labios y unos cuantos moretones verdosos en la cara.
—Ni siquiera tienes fuerza maldito idiota— respondió entre carcajadas
—de... déjala— susurre con sangre entre los dientes
— ¿o si no qué?... no puedes levantarte, y aun así me dices que me detenga— dijo esto último escupiendo sobre mi
—Leo...— Violeta me mostro el frasco de píldoras, eso era lo que se encontraba en su bolsillo, por ello me había dicho eso
— ¿Aun sigues consciente? Joder si resistes... ¿qué es ese maldito frasco?
Le arrebató el frasco de un sólo movimiento, con el fin de ver que había en su interior.
— ¿Qué es esta mierda? ¿Tus capsulas contra la depresión? ¿O sus capsulas para que dejen de ser unos malditos raros?... esto les ha dado un mejor efecto que esas malditas porquerías— Vació el frasco tirando 7 capsulas al suelo, para posteriormente pisarlas hasta demolerlas por completo.
— ¡Eres un maldito hijo de puta... estúpido... idiota!— grité una vez más enfurecido por lo que había acabado de hacer
— ¡Tu cierra la maldita boca pendejo!— Nos miró a ambos, viendo como estábamos derribados y con lágrimas en los ojos. —espero que esto les dé una lección mucho más cruda de lo que pasa si me humillan, o lastiman a alguien de mis amigos. En fin creo que esta noche han aprendido algo muy importante... y si yo fuera ustedes me alejaría de aquí, dicen que los violadores aparecen después de las 9
Se agacho delante de mí, y colocó el frasco frente a mis narices. —Te sugiero que muevas a tu novia de aquí, esperó que todo esto te ayudé a comprender las cosas maldito mocoso
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Violette Pill (Beta)
Ficção Adolescente"¿Alguna vez has desgustado el sabor de la adrenalina?" Él es un joven de tan sólo 16 años, solitario, sin metas ni ambiciones en la vida. Después de varios hechos fatídicos, queda al resguardo de su abuela Sofía, quien intenta darles todo lo qué es...