3 Abril 2017
La noche al fin había cubierto el condado Olive, todas las personas salían de sus tediosos trabajos para irse de fiesta por el fin de semana, intentando ocultar sus problemas tras una botella llena de alcohol.
Alexander volvía en su patineta a casa, después de estar la mayor parte del día fuera. El viento sacudía su cabello, la música a todo volumen lo hacía centrarse en la adrenalina que podía recorrer su cuerpo, su mirada iba fija en el camino, y su espíritu era libre.
-Más velocidad- susurraba para él mismo
Logró recorrer el camino con cierta facilidad y rapidez, la música terminaba al mismo tiempo que él llegaba a casa.
Alex como cualquier día de la semana, abrió la puerta, dio un vistazo a la sala y subió a su habitación sin decir palabra alguna.
-Alex... ¿quieres un pedazo de pizza? - dijo Fernando, su primo, pero como era de esperarse Alex no hizo ni caso
Él cruzó la puerta de su habitación y cerró de un portazo. Se lanzó a la cama, se retiró los audífonos y estiro sus músculos, exhalo todo el aire contenido en sus pulmones y se mantuvo observando el techo por varios minutos.
Unos golpes en su puerta lo harían salir del trance de manera inmediata. - ¿Quién es?
-Soy yo... Amanda- La tía del niño había interrumpido sus pensamientos de manera inoportuna
-Ya voy- respondió con la voz desganada
-Toma, una rebanada de pizza... si gustas otro trozo puedes bajar
-Sí, gracias
Sus miradas se cruzaron de repente. -Bueno... me voy
Alexander cerró de nuevo la puerta, vio el pedazo de pizza de manera minuciosa, la cubrió con la servilleta que la acompañaba y la aplasto por completo, hasta dejar una masa comprimida y sin forma definida, la retiro del plato y la deposito en su pequeño bote de basura, colocó el plato en la mesita de noche y volvió a tumbarse en la cama.
Su mente viajaba entre pensamientos difusos, sin ningún objetivo en especifico, tal vez sólo el de matar el tiempo. Un pensamiento cruzaría de manera fugaz por ese cúmulo, pero él logró meter toda su atención en ello. Debía pagar el préstamo que le había solicitado a su amigo Christian, ese préstamo había servido para comprarle la patineta con la que ahora viajaba.
Muchas ideas para conseguir un poco de dinero se le vinieron a la cabeza, y a decir verdad, los saqueos a los niños del colegio no dejaban unas ganancias exuberantes. Después de darle muchas vueltas a su habitación halló algo que le serviría de algo, y del cual había olvidado de su existencia desde que se había mudado a la casa de su tía Amanda.
Abrió el cajón que se encontraba bajo su colchón. Hallando a lo que alguna vez fue su fiel acompañante "Pocho" una alcancía con la forma de un perro Beagle. Sujeto el artefacto de yeso entre sus manos, al parecer era más pequeño de lo que él creía.
Situó esa alcancía sobre el suelo mientras la miraba, intentando encontrar algún punto débil que le permitiera romperlo con facilidad. Sin pensarlo demasiado dio un salto, cayendo sobre la figura y rompiéndola en cuestión de segundos. Todas las monedas y billetes salieron, cayendo sobre el piso, mezclándose con pedazos de yeso.
Un trozo de papel extraño se dejó ver entre los escombros de él alguna vez querido "Pocho". Alex se apresuró a ver qué es lo que había en aquella hoja de papel, pues no recordaba en ningún momento haber colocado algo similar. Sujetó el pedazo de papel y lo desdoblo mirando que el titulo era el nombre del propio Alex.
- ¿Estás bien, Alex? - Amanda había subido de inmediato al haber escuchado el estruendo
-Si estoy bien, deje caer una de mis cosas
- ¿Seguro?
-Sí, todo está bien... puedes regresar a comer
Esa última palabra bastó para que la mujer dejará de molestarlo. Alex devolvió la mirada a la nota percatándose de que era una carta de su hermano Leonardo, quién había desaparecido desde hace ya más de un año atrás.
ALEXANDER
Hola amigo, sinceramente no sé en qué momento de tu vida llegues a encontrar esta carta, sólo esperó que sea en un momento en el que puedas comprender mejor las cosas que pasan a nuestro alrededor, más específicamente en nuestra familia.
Como te habrás dado cuenta escapé de casa, mis motivos son un tanto personales, pero te habrás dado cuenta de que no podemos sacar esta familia adelante, lo siento, sé que comienzo a ser una carga bastante fuerte para nuestra abuela, y eso me duele hasta el alma. Quiero que ambos queden juntos, sólo estoy siendo un gasto innecesario, causando problemas, que tal vez no son provocados por mí, pero que me tienen involucrado. Debo de buscar mi propio camino. No te preocupes, tal vez algún día regresé, pero por el momento quiero reducir la carga.
Sabes que tú eres una parte esencial de mí, al igual que la abuela, eres mi hermano menor Alex, es por ello que te pido que cuides a la abuela con todo tu corazón, sean fuertes... tal vez es un acto muy cobarde lo que hago, pero tal vez puedas comprenderlo en un futuro.
Te amo con todo mi corazón Alexander, dile a la abuela que igual la amo. Perdónenme por todo esto, pero es algo necesario. Regresaré algún día, lo prometo.
Leonardo
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Violette Pill (Beta)
Novela Juvenil"¿Alguna vez has desgustado el sabor de la adrenalina?" Él es un joven de tan sólo 16 años, solitario, sin metas ni ambiciones en la vida. Después de varios hechos fatídicos, queda al resguardo de su abuela Sofía, quien intenta darles todo lo qué es...