5: ¿Adios?

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Vamos ignorar el hecho de que Harry pensó en Laila como «linda chica» en sus pensamientos?
Ok
Les estoy dando Haila amigaS
APreCienLO

—Siéntense, muchachos  —dijo Fudge, señalando dos sillas que había al lado del fuego.
Los dos nos sentamos. aunque el fuego era reconfortante, los hechos de las últimas horas chocaban en mi cabeza, mis abuelos me habían prohibido ir a Hogwarts, me había rapado la mitad de la cabeza, Harry infló a su tía, escape, el autobús noctámbulo...
Fudge se quitó la capa de rayas y la dejó a un lado. Luego se subió un poco los pantalones del traje verde botella y se sentó enfrentes.
—Soy Cornelius Fudge, ministro de Magia.
Lo dijo más a Harry que a mi, seguramente pensando que no lo conocía pero él ya había visto a Fudge en una ocasión anterior, pero como entonces llevabamos la capa invisible que le había dejado su padre en herencia, Fudge no podía saberlo y no debía.
Tom, el propietario, volvió con un delantal puesto sobre el camisón y llevando una bandeja con té y bollos. Colocó la bandeja sobre la mesa que había entre los tres, y salió de la estancia cerrando la puerta tras de sí.
—Bueno, Harry —dijo Fudge, sirviendo el té—, no me importa confesarte que nos has traído a todos de cabeza. ¡Huir de esa manera de casa de tus tíos! Y por supuesto tú, Laila ¡huir de tu propio hogar! Había empezado a pensar... Pero están a salvo y eso es lo importante.
Fudge se untó un bollo con mantequilla y le acercó el plato a Harry.
—Come, Harry, pareces desfallecido. Ahora... te agradará oír que hemos solucionado la hinchazón de la señorita Marjorie Dursley Hace unas horas que enviamos a Privet Drive a dos miembros del departamento encargado de deshacer magia accidental. Han desinflado a la señorita Dursley y le han modificado la memoria. No guarda ningún recuerdo del incidente. Así que asunto concluido y no hay que lamentar daños.
Fudge sonrió a Harry por encima del borde de la taza. Parecía un tío contemplando a su sobrino favorito. Harry, que no podía creer lo que oía, abrió la boca para hablar; pero no se le ocurrió nada que decir; así que la volvió a cerrar.
—¡Ah! ¿Te preocupas por la reacción de tus tíos? —añadió Fudge—. Bueno, no te negaré que están muy enfadados, Harry, pero están dispuestos a volver a recibirte el próximo verano, con tal de que te quedes en Hogwarts durante las vacaciones de Navidad y de Semana Santa.
Harry carraspeó.
—Siempre me quedo en Hogwarts durante la Navidad y la Semana Santa —observó —. Y no quiero volver nunca a Privet Drive.
—Vamos, vamos. Estoy seguro de que no pensarás así cuando te hayas tranquilizado —dijo Fudge en tono de preocupación—. Después de todo, son tu familia, y estoy seguro de que sentís un aprecio mutuo... eh... muy en el fondo.
De verdad quise reír en ese momento pero no pude.
—Así que todo cuanto queda por hacer —añadió Fudge untando de mantequilla otro bollo— es decidir dónde van a pasar las dos últimas semanas de vacaciones. Sugiero que cada uno coja una habitación aquí, en el Caldero Chorreante, y...
—Un momento —interrumpió Harry—. ¿Y mi castigo?
Fudge parpadeó.
—¿Castigo?
—¡He infringido la ley! ¡El Decreto para la moderada limitación de la brujería en menores de edad!
—¡No te vamos a castigar por una tontería como ésa! —gritó Fudge, agitando con impaciencia la mano que sostenía el bollo—. ¡Fue un accidente! ¡No se envía a nadie a Azkaban sólo por inflar a su tía!
Pero aquello no cuadraba del todo con el trato que el Ministerio de Magia había dispensado a Harry anteriormente, recordé lo que Harry me había dicho sobre Dobby.
—¡El año pasado me enviaron una amonestación oficial sólo porque un elfo doméstico tiró un pastel en la casa de mi tío! —exclamó Harry arrugando el entrecejo—. ¡El Ministerio de Magia me comunicó que me expulsarían de Hogwarts si volvía a utilizarse magia en aquella casa!
De verdad que quería gritar: ¡Cállate Harry!
Le estaban dando un trato especial y aunque era de lo más hipócrita de parte del ministro, yo estaba más que feliz que no me alejaran mi cara rajada. Si no me engañaban los ojos, Fudge parecía embarazado.
—Las circunstancias cambian, Harry... Tenemos que tener en cuenta... Tal como están las cosas actualmente... No querrás que te expulsemos, ¿verdad?
—Por supuesto que no —dijo Harry.
—Bueno, entonces, ¿por qué protestas? —dijo Fudge riéndose, sin darle importancia—. Ahora cómete un bollo, Harry, mientras voy a ver si Tom tiene una habitación libre para ti. Ah y Laila; ya hemos avisado a tus abuelos; vienen en camino por supuesto.
Fudge salió de la estancia con paso firme, y Harry lo siguió con la mirada. Me hundí en mi asiento, poniéndome una mano en los ojos y suspirando, genial, esta fue la fuga más grande de la historia, yo, Laila Scamander, solo había durado un par de horas; sorprendente, soy un completo fracaso como fugitiva.
Fudge regresó acompañado por Tom, el tabernero.
—La habitación 11 está libre, Harry y Laila la habitación de enfrente es la tuya  —comunicó Fudge—. Creo que te encontrarás muy cómodo. Sólo una petición (y estoy seguro de que lo entenderán): no quiero que vayan al Londres muggle, ¿de acuerdo? No salgan del callejón Diagon. Y tienen que estar de vuelta cada tarde antes de que oscurezca, por supuesto tú Laila antes de que tus abuelos vengan a buscarte. Supongo que lo entienden. Tom los vigilará en mi nombre.
—De acuerdo —respondió Harry—. Pero ¿por qué...?
—No queremos que se vuelvan a perder —explicó Fudge, riéndose con ganas—. No, no... mejor saber dónde están los dos... Lo que quiero decir...
Fudge se aclaró ruidosamente la garganta y recogió su capa.
—Me voy. Ya saben, tengo mucho que hacer.
—¿Han atrapado a Black? —preguntó Harry.
Los dedos de Fudge resbalaron por los broches de plata de la capa.
—¿Qué? ¿Has oído algo? Bueno, no. Aún no, pero es cuestión de tiempo. Los guardias de Azkaban no han fallado nunca, hasta ahora... Y están más irritados que nunca. —Fudge se estremeció ligeramente—. Bueno, adiós..
—¡Señor ministro! ¿Puedo pedirle algo?—Harry preguntó de repente
—Por supuesto —sonrió Fudge.
—Los de tercer curso, en Hogwarts, tienen permiso para visitar Hogsmeade, pero mis tíos no han firmado la autorización. ¿Podría hacerlo usted?
Fudge parecía incómodo.
—Ah —exclamó—. No, no, lo siento mucho, Harry. Pero como no soy ni tu padre ni tu tutor...
—Pero usted es el ministro de Magia —repuso Harry—. Si me diera permiso...
—No. Lo siento, Harry, pero las normas son las normas —dijo Fudge rotundamente—. Quizá puedas visitar Hogsmeade el próximo curso. De hecho, creo que es mejor que no... Sí. Bueno, me voy. Espero que tengas una estancia agradable aquí, Harry.
Y con una última sonrisa, salió de la estancia.
—¿Hazlo grande o no lo hagas,no? preguntarle al minsitro, enserio?
Él se encogio de hombros:
— Bueno, al parecer no eres el unico que no va a ir—susurre—. En unas semanas estaré en otro país y a miles de kilómetros...esto...esto es perfecto.
Tom se acercó a Harry sonriendo.
—Si quiere seguirme, señor Potter... Ya he subido sus cosas...
Seguimos a Tom por una escalera de madera muy elegante hasta una puerta con un número 11 de metal colgado en ella. Tom la abrió con la llave para que Harry pasara.
Dentro había una cama de aspecto muy cómodo, algunos muebles de roble con mucho barniz, un fuego que crepitaba alegremente y, encaramada sobre el armario...
—¡Hedwig! —exclamó Harry.
La blanca lechuza dio un picotazo al aire y se fue volando hasta el brazo
de Harry.
—Tiene una lechuza muy lista —dijo Tom con una risita—. Ha llegado unos cinco minutos después de usted. Si necesita algo, señor Potter; no dude en pedirlo.
Volvió a hacer una inclinación, y dio dos pasos saliendo de la habitación mostrando la que sería mi habiscion, la cual era exactamente la misma.
—Sus abuelos, ya vienen camino a aquí señorita Scamander.
—Gracias—dije sin mucho ánimo, él asintió y nos dejó a los dos solos. Harry estaba en su puerta y yo me incliné en la puerta de mi habitación, viéndonos frente a frente.
—Estoy feliz de que por lo menos uno de los dos pueda ir a Hogwarts—dije sintiendo las lagrima acumularse en mis ojos, por lo que trate de aligerar mis palabras—. Fuiste una completa reina del drama. Te voy a extrañar mucho y...¿Has ganar la copa de Quidditch por mi, si?—sonreí con tristeza, antes de suspirar y acercarme a él—. Y James sal del bolsillo de Harry, esta es una despedida emotiva.
Mi bowtruckle asomó la cabeza del bolsillo de Harry, de seguro él ni siquiera sabía que lo tenía, como desilusionado salió del bolsillo y fue corriendo y trepando hasta colocarse en uno de mis bolsillos.
—Estábamos teniendo un momento, amigo—le dije a James, antes de dar un paso hacia Harry y darle un beso en la mejilla y un abrazo con fuerza. No te pongas a llorar Laila, no te pongas a llorar Scamander.
—Laila...—Harry pareció querer decir algo pero dudo, y luego dijo—...siempre serás la mayor reina del drama para mi.
—Lo se—murmure.
—Y no dejaremos que te vayas de Hogwarts.
—Es lindo saber que tratarás, pero no podemos evitar lo inesperado—murmure con tristeza, saqué los brazos de sus hombros y di un paso atrás—. Adiós Harry.

Khe acaba de pasar.
Por ciertooooo, inicie una saga de Marvel, los que leen Bellator, acabo de publicar otro libro; este de guardianes de la galaxia, llamado PRINCESS y está en el mismo universo que Bellator, ya que son de la misma saga; LEGENDS.
Ahora que deje de spam, ¿que les pareció?

Laila Scamander y El Prisionero De AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora