46: Un hombre llamado Peter Pettigrew

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Lupin forcejeaba para librarse de las ligaduras

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Lupin forcejeaba para librarse de las ligaduras. Vi a mi tío con lágrimas en los ojos antes de inclinarme y desatarlo, cuando Black se inclinó para ayudar también, di unos pasos hacia atrás como un animal herido, sin querer tocarlo. Lupin se incorporó, frotándose los lugares entumecidos por las cuerdas.
—Gracias —dijo.
—Aún no creo en usted —repuso Harry.
—Yo no se que creer—murmure luego lo vi afligida—. Todo el mundo me ha mentido; mis abuelos, los profesores, mi propio padrino...incluso el recuerdo de mi madre muerta. Ya no quiero más mentiras
—Entonces es hora de que te ofrezcamos alguna prueba de la verdad, lo prometo —dijo Black—. Muchacho, entrégame a Peter. Ya.
Ron apretó a Scabbers aún más fuertemente contra el pecho.
—Venga —respondió débilmente—, ¿quiere que me crea que escapó usted de Azkaban sólo para atrapar a Scabbers? Quiero decir... —nos miró en busca de apoyo—. De acuerdo, supongamos que Pettigrew pueda transformarse en rata... Hay millones de ratas. ¿Cómo sabía, estando en Azkaban, cuál era la, que buscaba?
—¿Sabes, Sirius? Ésa es una buena pregunta —observó mi tío, volviéndose hacia Black y frunciendo ligeramente el entrecejo—. ¿Cómo supiste dónde estaba?
Black metió dentro de la túnica una mano que parecía una garra y sacó una página arrugada de periódico, la alisó y se la enseñó a todos. Era la foto de Ron y su familia que había aparecido en el diario El Profeta el verano anterior. Sobre el hombro de Ron se encontraba Scabbers.
—¿Cómo lo conseguiste? —preguntó Lupin a Black, estupefacto.
—Fudge —explicó Black—. Cuando fue a inspeccionar Azkaban el año pasado, me dio el periódico. Y ahí estaba Peter, en primera plana... en el hombro de este chico. Lo reconocí enseguida. Cuántas veces lo vi transformarse. Y el pie de foto decía que el muchacho volvería a Hogwarts, donde estaban Laila y Harry...
—¡Dios mío! —dijo Lupin en voz baja, mirando a Scabbers, luego la foto y otra vez a Scabbers—. Su pata delantera...
—¿Qué le ocurre? —preguntó Ron.
—Le falta un dedo —explicó Black.
—Claro —dijo Lupin—. Sencillo... e ingenioso. ¿Se lo cortó él?
—Poco antes de transformarse —dijo Black—. Cuando lo arrinconé, gritó para que toda la calle oyera que yo había traicionado a Lily y a James. Que yo—tragó, la frase se le dificultaba—. que yo había asesinado a Lizzy. Luego, para que no pudiera echarle ninguna maldición, abrió la calle con la varita en su espalda, mató a todos los que se encontraban a siete metros a la redonda y se metió a toda velocidad por la alcantarilla, con las demás ratas...
—Lo único que encontraron de Pettigrew...fue su dedo—fruncí el ceño.
—Mire, seguramente Scabbers tuvo una pelea con otra rata, o algo así. Ha estado con mi familia desde siempre.
—Doce años exactamente ¿No te has preguntado nunca por qué vive tanto?
—Bueno, la hemos cuidado muy bien —dijo Ron.
—Pero ahora no tiene muy buen aspecto, ¿verdad? —observó Lupin—. Apostaría a que su salud empeoró cuando supo que Sirius se había escapado.
—¡La ha asustado ese gato loco! —repuso Ron, señalando con la cabeza a Crookshanks, quien se había deslizado en la cama al lado de Presidente Besos—. ¡Y luego el tonto gato de Laila!

Scabbers ya tenía mal aspecto antes de encontrar a Crookshanks o Presidentes Besos. Desde que Ron volvió de Egipto. Desde que Black escapó...casi reí, ¿de verdad estaba considerando que esto tenía sentido?
—Este gato no está loco y...—el pareció sonreír—. Y el pequeño no es tonto—dijo Black con voz ronca. Alargó una mano huesuda y acarició la cabeza mullida de Crookshanks y luego Presidente Besos—. Es el más inteligente que he visto en mi vida. Reconoció a Peter inmediatamente. Y cuando me encontró supo que yo no era un perro de verdad. Pasó un tiempo antes de que confiara en mí. Finalmente, me las arreglé para hacerle entender qué era lo que pretendía, y me ha estado ayudando...luego vino este pequeño—siguió tomando a Presidente Besos quien maulló.
—¿Qué quiere decir? —preguntó Hermione en voz baja.
—Intentó que Peter se me acercara, pero no pudo... Así que se apoderó de las contraseñas para entrar en la torre de Gryffindor. Según creo, las tomo de la mesilla de un muchacho...
—Sin embargo, Peter se olió lo que ocurría y huyó. Este gato, ¿dicen que se llama Crookshanks?, me dijo que Peter había dejado sangre en las sábanas. Supongo que se mordió... Simular su propia muerte ya había resultado en otra ocasión.
—¿Y porque Presidente Besos te siguió a ti? ¿Fue Crookshanks?
Black parpadeó, incrédulo, ante esto.
—¿El gato se llama Presidente Besos?
—Fue un regalo de reconciliación...¡en fin ese no es el punto! ¿Como llegaste a mi gato?—pregunté.
—En realidad él llegó hasta mi, sentía una especie de amenaza alrededor, llegó con el otro.
—¿Y por qué fingió su muerte? —preguntó Harry furioso—. Porque sabía que usted lo quería matar; como mató a mis padres y como mató a la madre de Laila!
—No, Harry —dijo Lupin.
—Y ahora ha venido para acabar con él.
—Sí, es verdad —dijo Black, dirigiendo a Scabbers una mirada diabólica.
—Entonces yo tendría que haber permitido que Snape lo entregara —gritó Harry.
—Hay un modo de entender esto—Hermione busco la solución rápidamente—. Laila ocupa tu Legeremancia.
Todos quedamos en silencio y apreté lo labios, siendo los chillidos de la rata lo único que quedó de fondo, nos quedamos mirando los unos a los otros por unos eternos segundos, sintiendo la mirada de Black quemarme la cara.
—¿Legeremancia?—preguntó Black apenas.
Mi tío asintió.
—Es peor de lo que pensábamos—murmuró.
—Si...lo que dicen es verdad, incluso si lo es, no podría saberlo, si Scabbers...es Peter... Pettigrew ha estado 12 años como rata, sus pensamientos no son completamente humanos, ahora...sería más rata qué persona, por lo menos en su forma animal, si fuera humano sería menos completo.
—Laila —dijo Lupin apresuradamente—, ¿no te das cuenta? Durante todo este tiempo hemos pensado que Sirius había traicionado a James y a Lily, que había matado a tu madre, y que Peter lo había perseguido.
—No tiene sentido—negué.
—Pero fue al revés, ¿no te das cuenta? Peter fue quien traicionó. Sirius le siguió la pista y...
—¡ESO NO ES CIERTO! —gritó Harry—. ¡ERA SU GUARDIÁN SECRETO! ¡LO RECONOCIÓ ANTES DE QUE USTED APARECIESE! ¡ADMITIÓ QUE LOS MATÓ!
Señalaba a Black, que negaba lentamente con la cabeza. Sus ojos hundidos brillaron de repente, le apreté la mano a Harry para que se calmara un poco, yo estaba igual de enojada, asustada y confundida que él, pero de no ser por él y nuestros amigos, y mi tío, me hubiera tirado encima de Black.
—Harry..., la verdad es que fue como si los hubiera matado yo —gruñó—. Persuadí a Lily y a James en el último momento de que utilizaran a Peter. Los persuadí de que lo utilizaran a él como guardián secreto y no a mí. Yo tengo la culpa, lo sé. La noche que murieron había decidido vigilar a Peter, asegurarme de que todavía era de fiar. Pero cuando llegué a su guarida, ya se había ido. No había señal de pelea alguna. No me dio buena espina. Me asusté. Me puse inmediatamente en camino hacia la casa de tus padres. Y cuando la vi destruida y sus cuerpos... me di cuenta de lo que Peter había hecho. Y de lo que había hecho yo.
—¿Y mi madre?—pregunté apretando la mano de Harry con fuerza—. ¿¡Tienes alguna explicación por mi madre?! ¿Ahora dirás que la mató Pettigrew?

Black se dio la vuelta.

—Es suficiente —dijo Lupin, con una nota de acero en la voz—. Hay un medio infalible de demostrar lo que verdaderamente sucedió. Ron, entrégame la rata
—¿Qué va a hacer con ella si se la doy? —preguntó Ron con nerviosismo.
—Obligarla a transformarse —respondió Lupin—. Si de verdad es sólo una rata, no sufrirá ningún daño.
Ron dudó.
—Ron, es verdad, Scabbers es un animal corriente, no sufrirá daño—traté de calmarlo,
Finalmente puso a Scabbers en las manos de Lupin. Scabbers se puso a chillar sin parar; retorciéndose y agitándose. Sus ojos diminutos y negros parecían salirse de las órbitas.
—¿Preparado, Sirius? —preguntó Lupin.
Black ya había recuperado la varita de Snape, que había caído en la cama. Se aproximó a Lupin y a la rata. Sus ojos húmedos parecían arder.
—¿A la vez? —preguntó en voz baja.
—Venga —respondió Lupin, sujetando a Scabbers con una mano y la varita con la otra—. A la de tres. ¡Una, dos y... TRES!
Un destello de luz azul y blanca salió de las dos varitas. Durante un momento Scabbers se quedó petrificada en el aire, torcida, en posición extraña. Ron gritó. La rata golpeó el suelo al caer. Hubo otro destello cegador y entonces...
Fue como ver la película acelerada del crecimiento de un árbol. Una cabeza brotó del suelo. Surgieron las piernas y los brazos, quise retroceder pero Harry me estaba tomando de la mano, además estaba paralizada, sentía que estaba clavada al suelo. Al cabo de un instante, en el lugar de Scabbers se hallaba un hombre, encogido y retorciéndose las manos. Crookshanks bufaba y gruñía en la cama, con el pelo erizado, Presidente Besos a su lado, lo vio y lo copió.
Era un hombre muy bajito, apenas un poco más alto que Harry. Tenía el pelo ralo y descolorido, con calva en la coronilla. Parecía encogido, como un gordo que hubiera adelgazado rápidamente. Su piel parecía roñosa, casi como la de Scabbers, y le quedaba algo de su anterior condición roedora en lo puntiagudo de la nariz y en los ojos pequeños y húmedos. Nos miró a todos, respirando rápida y superficialmente. Su mirada iba rápidamente hacia la puerta, abrí la boca sorprendida, y Harry me estaba apretando tan fuerte la mano y yo la suya que sentía que nos la íbamos a romper mutuamente.
—Hola, Peter —dijo Lupin con voz amable, como si fuera normal que las ratas se convirtieran en antiguos compañeros de estudios—. Cuánto tiempo sin verte.
—Si... Sirius. Re... Remus —incluso la voz de Pettigrew era como de rata, me dio asco. Volvió a mirar a la puerta—. Amigos, queridos amigos...
Black levantó el brazo de la varita, pero Lupin lo sujetó por la muñeca y le echó una mirada de advertencia. Entonces se volvió a Pettigrew con voz ligera y despreocupada.
—Acabamos de tener una pequeña charla, Peter, sobre lo que sucedió la noche en que murieron Lily, James y Lizzy. Quizás te hayas perdido alguno de los detalles más interesantes mientras chillabas en la cama.
—Remus —dijo Pettigrew con voz entrecortada—, no lo creerás, ¿verdad? Intentó matarme a mí...
—Eso es lo que hemos oído —dijo mi padrino más fríamente—. Me gustaría aclarar contigo un par de puntos, Peter; si fueras tan...
—¡Ha venido porque otra vez quiere matarme! —chilló Pettigrew señalando a Black, y me mordí la lengua cuando vi que utilizaba el dedo corazón porque le faltaba el índice—. ¡Mató a Lily y a James, y ahora quiere matarme a mí...! ¡Tienes que protegerme, Remus! ¡Él asesino a Lizzy!
El rostro de Black semejaba más que nunca una calavera, mientras miraba a Peter Pettigrew con sus ojos insondables, parecía que lo último que dijo fue lo que colmó el vaso, Black respiraba agitadamente y gritó mas furioso que nunca, mi tío Remus lo tuvo que retener.
—¿Matar a Lizzy? ¡¿MATAR A LIZZY?! ¡YO AMABA A MI ESPOSA! ¡Y TU VENDISTE A MI MUJER E HIJA! ¡TÚ LA MATASTE!
—¿Ves? ¡Intenta matarme, Remus!
—Nadie intentará matarte antes de que aclaremos algunos puntos —dijo
Lupin.
—¿Aclarar puntos? —chilló Pettigrew, mirando una vez más a su alrededor; hacia las ventanas cegadas y hacia la única puerta—. ¡Sabía que me perseguiría! ¡Sabía que volvería a buscarme! ¡He temido este momento durante doce años!
—¿Sabías que Sirius se escaparía de Azkaban cuando nadie lo había conseguido hasta ahora? —preguntó Lupin, frunciendo el entrecejo.
—¡Tiene poderes oscuros con los que los demás sólo podemos soñar! — chilló Pettigrew con voz aguda—. ¿Cómo, si no, iba a salir de allí? Supongo que El Que No Debe Nombrarse le enseñó algunos trucos.
Black comenzó a sacudirse con una risa triste y horrible que llenó la habitación .
—¿Que Voldemort me enseñó trucos? —dijo y Peter Pettigrew retrocedió como si Black acabara de blandir un látigo en su dirección—. ¿Qué te ocurre? ¿Te asustas al oír el nombre de tu antiguo amo? —preguntó Black—. No te culpo, Peter. Sus secuaces no están muy contentos de ti, ¿verdad?
—No sé... qué quieres decir, Sirius —murmuró Pettigrew, respirando más aprisa aún. Todo su rostro brillaba de sudor.

Laila Scamander y El Prisionero De AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora