19: Conseguir un permiso

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Al día siguiente, Ron seguía enfadado con Hermione. Apenas habló con ella durante la clase de Herbología, aunque los Cuatro trabajábamos juntos con la misma Vainilla de viento.
—¿Cómo está Scabbers? —le preguntó Hermione acobardada, mientras arrancabamos a la planta unas vainas gruesas y rosáceas, y las vaciabamos las brillantes habas en un balde de madera; aunque Cuidado de Criaturas Mágicas era mi asignatura favorita Herbologia ahora era mucho más entretenido que las clases de Hagrid.
—Está escondida debajo de mi cama, sin dejar de temblar —dijo Ron malhumorado, errando la puntería y derramando las habas por el suelo del invernadero.
—¡Cuidado, Weasley, cuidado! —gritó la profesora Sprout, al ver que las habas retoñaban ante sus ojos.
—Dame eso—murmuré tomando las habas de Ron y haciéndolo yo.
Luego tuvimos Transformaciones. Harry, que estaba resuelto a pedirle después de clase a la profesora McGonagall que le dejara ir a Hogsmeade con los demás, se puso en la cola que había en la puerta, pensando en cómo convencerla. Yo al terminar la clase iba a conseguir el permiso; pero un alboroto me distrajo, Lavender Brown estaba llorando. Parvati la rodeaba con el brazo y explicaba algo a Seamus Finnigan y a Dean Thomas, que escuchaban muy serios .
—¿Qué ocurre, Lavender? —preguntó preocupada Hermione, cuando los cuatro nos acercamos al grupo.
—Esta mañana ha recibido una carta de casa —susurró Parvati—. Se trata de su conejo Binky. Un zorro lo ha matado.
—¡Vaya! —dijo Hermione—. Lo siento, Lavender.
—Yo también, no se que haría si le pasara eso a Cody III—cuando todos me vieron confundidos, hice una mueca—. Mi...mi mapache. Lo que quieres decir es que es una pena, lo siento mucho.
—¡Tendría que habérmelo imaginado! —dijo Lavender en tono trágico—. ¿Sabéis qué día es hoy?
—Eh...¿14 de octubre?—intenté.
—¡16 de octubre! ¡«Eso que temes ocurrirá el viernes 16 de octubre»! ¿Se acuerdan? ¡Tenía razón!
Toda la clase se acababa de reunir alrededor de Lavender. Seamus cabeceó con pesadumbre. Hermione titubeó. Luego dijo:
—Tú, tú... ¿temías que un zorro matara a Binky?
—Bueno, no necesariamente un zorro —dijo Lavender; alzando la mirada hacia Hermione y con los ojos llenos de lágrimas—. Pero tenía miedo de que muriera.
—Vaya —dijo Hermione. Volvió a guardar silencio. Luego preguntó—: ¿Era viejo?
—No... —dijo Lavender sollozando—. ¡So... sólo era una cría!
Parvati le estrechó los hombros con más fuerza.
—Pero entonces, ¿por qué temías que muriera? —preguntó Hermione. Parvati la fulminó con la mirada—. Bueno, mírenlo lógicamente —añadió Hermione hacia el resto del grupo—. Lo que quiero decir es que..., bueno, Binky ni siquiera ha muerto hoy. Hoy es cuando Lavender ha recibido la noticia... —Lavender gimió—. Y no puede haberlo temido, porque la ha pillado completamente por sorpresa.
—Herms, su conejito acaba de morir—le susurre—. Guárdate la lógica por ahora.
—No le hagas caso, Lavender —dijo Ron—. Las mascotas de los demás no le importan en absoluto.
La profesora McGonagall abrió en ese momento la puerta del aula, lo que tal vez fue una suerte. Hermione y Ron se lanzaban ya miradas asesinas, y al entrar en el aula me llevé a Ron del hombro a un asiento y me senté con él mientras Harry se sentó con Hermione. Toda la clase conté los Segundos para salir, mi tío siendo mi padrino también debía ser mi tutor...creo.
—¡Un momento, por favor! —dijo en voz alta la profesora, cuando los alumnos empezaban a salir después de que había sonado el timbre—. Dado que son todos de Gryffindor; como yo, deberían entregarme sus autorizaciones antes de Halloween. Sin autorización no hay visita al pueblo, así que no se les olvide.
Neville levantó la mano.
—Perdone, profesora. Yo... creo que he perdido...
—Tu abuela me la envió directamente, Longbottom —dijo la profesora McGonagall—. Pensó que era más seguro. Bueno, eso es todo, pueden salir.
—Pregúntaselo ahora —susurró Ron a Harry.
—Ah, pero... —fue a decir Hermione.
—Adelante, Harry —le incitó Ron con testarudez.
Harry aguardó a que saliera el resto de la clase y se acercó nervioso a la mesa de la profesora McGonagall.
—Voy a ir a hablar con mi tío Remus—dije y luego vi a Harry—. ¡Suerte cuatro ojos!
Salí de la clase lo más rápido posible y fui hasta la De defensa contra las artes oscuras donde unos chicos de primer año acababan de salir, algunos estaban contentos y otros se les veían abrumados. Mi tío Remus estaba al frente, ordenando algunos papeles.
—¡Tío Remus!—canturree.
—Aquí soy tu profesor, Laila.—me corrigió con cariño.
—Si, claro—dije haciendo un gesto sin importancia—. Y yo soy señorita Scamander. En fin...vengo por asuntos muy importantes... de vida o muerte.
Mi tío quien ya estaba acostumbrado a mi costumbre de exagerar las cosas, sonrió con paciencia y asintió; diciéndome que continuará.
—Veras, ni James ni yo podemos ir a Hogsmeade, por que sus tíos son peores que un basilisco...
—¿James?—preguntó mi tío, con cierta dificultad para decir ese nombre, me estaba viendo como si viera a un fantasma.
—Me refiero a Harry, Harry Potter, su segundo nombre es James pero no importa, lo importante aquí soy yo, como siempre, duh. Pues, verás...a mis abuelos se les ha olvidado firmar el permiso a Hogsmeade, una pena sin duda, pero me han dicho que te otorgan todo el derecho a que lo firmes como mi tutor; si de igual forma eres mi padrino y te estiman mucho...
—Tus abuelos ya me dijeron que no podías ir.
—¡Demonios!—grite golpeando la mesa a mi lado. Luego alcé mi mano con una mueca, me había golpeado muy fuerte.
—¿Te has golpeado muy fuerte, cierto?
Negué con la cabeza, aguantándome las ganas de gritar.
—¿Te has golpeado muy fuerte y no quieres decirlo?
Asentí.
—Mira, Laila, también quiero hablarte de algo de lo que debimos haber hablado desde hace semanas.
Por favor no digas el boggart, por favor no digas el boggart.
—Es sobre tu boggart.
Diablos.
—Mira no soy muy buena en Defensa Contra las Artes Obscuras, en mi defensa todos estos años hemos tenido profesores incompetentes hasta tu llegada.
—¿Laila que está pasando?
Pensé, mi tío era una de las personas más cercanas a mi madre, si Morgana tenía que ver cuando yo era un bebé; esto lo debía saber.
—¿El nombre Morgana se te hace familiar, tío?
Mi tío Remus parecía más pálido que de costumbre, se puso una mano en él mentón, pensando.
—Solo se que era la bruja más oscura y poderosa en la historia de los brujos.  ¿Por que?
—Mi peor miedo es volverme mala y herir a los que quiero...volverme como esa bruja.—dije evadiendo que había algo en mi.
—Laila tú no eres mala, como todos tiene agua defectos...
—...vanidosa, creída, ya lo se.—lo interrumpi.
—Pero tienes un corazón puro. Y eres amable y también gentil, sobre todo con tus amigos...sin embargo hay algo que también me pregunté...¿Qué hacia McGonnagal en ese boggart?
Me encogí de hombros.
—No lo se, me estima mucho y yo la respeto a ella, además que Transformaciones es una de mis materias favoritas y siempre se ha preocupado por mi más de lo que debería.

🌙

Una vez que me reuní con mis amigos, me dieron la terrible noticia que McGonagall no le había aceptado la carta a Harry. Hermione puso cara de «mejor así», lo cual consiguió enfadar a Ron aún más. Le ofrecí falsificar la firma como yo ahora había hecho después de que mi tío Remus me lo hubiera negado.
—¿Se ve bastante bien, no creen?—dije elevando el permiso en alto.
—Si—me calificó Ron—. McGonagall se lo creerá, aunque a Dean le hubiera quedado mejor.
—Espero que no se de cuenta.
—Creo que es muy probable que se dé cuenta, Laila—interrumpió Hermione y Ron le echó una mala mirada—. McGonagall debe saber cuando una firma es falsa o no.
—No la escuches—me dijo Ron,
—Por lo menos te queda el banquete. Ya sabes, el banquete de la noche de Halloween.—le dije a Harry
El banquete de Halloween era siempre bueno, pero sabría mucho mejor si acudía a él después de haber pasado el día en Hogsmeade con todos los demás
—Sí —aceptó Harry con tristeza—. Genial.
—No te desanimes—dije abrazándolo de un lado—. Como no va a haber nadie podrás hacer lo que quieras; como estar desnudo en la habitación—harry alzó las cejas—. Si, de acuerdo, muy mal ejemplo, bueno deséame suerte!
Le di un beso en la mejilla y me fui corriendo hacia la oficina de McGonagall.

🌙

Toque dos veces la puerta y escuche un adelante antes de abrir la puerta esta se había abierto sola; la profesora estaba sentada en su escritorio , con una mirada severa y varios papeles que estaba revisando.
—Buenas tardes señora profesora Minnie...rva McGonagall—dije sonriente, ella me miro severamente sobre sus gafas—. Aquí le traigo el permiso para ir a Hogsmeade, firmado por mi abuelo, se me había perdido entre todos mis libros pero por fin la encontré.
Le tendí el sobre y ella me dio una de esas miradas que mi abuela Tina me había dado cuando había roto la porcelana.
—¿Su abuelo firmó este permiso?
Asentí.
—Pues, es muy curioso que su abuelo haya firmado su permiso cuando, en su primer día de clases los señores Scamander enviaron una lechuza diciendo que tenía estrictamente prohibido ir a Hogsmeade.
Abrí la boca sin saber que decir, baje la mirada y suspire bajo la decepcionada mirada de McGonagall.
—¿Fuiste tu o uno de tus compañeros?
—Fui yo—murmuré tragando.
Sin embargo la mirada de McGonagall se suavizó y me miro con pena.
—Lo siento Scamander, no puedes venir. Puedes hacerle compañía a el señor Potter, aquí. Ahora ve a comer con tus compañeros.
—Si—dije desanimada—. Es...Está bien. Gracias por su tiempo.
Medí la vuelta, maldiciendo el día en que Sirius Black había escapado de Azkaban, era la única persona en todo Hogwarts que no podía salir por Sirius Black; bueno junto con Harry, pero creo que a sus tíos muy poco les hubiera importado que Harry saliera con un asesino suelto que lo busca a él.
Cuando entre a el gran comedor mis amigos ya estaban comiendo, fui arrastrando los pies y me senté violentamente al lado de Fred y Ron, golpeando con fuerza el libro en la mesa y haciendo que saltara un poco la comida.
—Bueno...alguien no está contenta—declaró Fred—. ¿Que tiene mi rubia favorita?
—Grrr...—gruñi, cruzándome de brazos y pegando mi cabeza en la mesa.
—¿Te fue mal con el permiso, cierto?—preguntó Hermione.
—Al menos ya no estarás solo cara rajada—dije viendo a Harry antes de dramáticamente caer en el regazo de Ron con un puchero.
—¡Laila, quiero comer!
—PUES AGUÁNTATE UNA VES
EN TU VIDA Y DÉJAME HUNDIRME EN MI MISERIA—le grite, luego me enderecé y vi la comida—. Ya no tengo hambre.

We, volví a usar mi Instagram que tiene el mismo nombre que aquí fanfics_and_fandom y allí publicaré edits de Laila (fotos de Laila y Harry, o Ron, o Hermione) e incluso Videos , pedazos de capítulos que todavía no publico, muchos más FACTS y lo mismo con todas mis otras novelas!

Laila Scamander y El Prisionero De AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora