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Ethan se paró de golpe de la cama, logrando asustarme.

— ¡¿Esto es una broma?! — Gritó poniendo sus manos en su cara —. Es segunda vez que Pimentel nos interrumpe.

Escuchaba su respiración tensa, está frustrado, ha estado esperando esto durante mucho tiempo al igual que yo.

— Es gracioso nosotros nunca lo interrumpimos cuando se coge a Talenia en medio de todos o se hace un trío en el baño — Recordó riendo —. Igualmente es injusto.

Se levanto del colchón, y fue a donde yo había tirado su camiseta.

— Me voy.

Su expresión era divertida, como si le encontrará algo gracioso.

— ¿Qué?

— Tengo que ir donde Kourtney — Se colocó su ropa.

— O sea solo viniste a ver si me podías coger — Musité alzando las cejas.

— ¡Ay, Erick! Ven aquí bebé — Se sentó otra vez, me acerqué a él, gateando —. Yo no solo vine por sexo, amo a tus padres y amo estar contigo — Con sus cálidas manos tomó mis mejillas atrayendo mi cara para besarme.

— Aunque debo admitir que quería verte desnudo encima mío... — Le di un codazo —. ¡Hey! — Río.

— Adiós — Lo empujé de mi lado.

— No te enojes bebé — Me tomó de los hombros —. Te amo — Besó la comisura de mis labios.

Se levanto y se fue, dejándome plantado en la cama semidesnudo.

[···]

— Bien, leerán... — Miró su agenda —. Cien Años De Soledad de Gabriel García — Se escucharon quejas de la mayoría

— Odio los libros, encuentro estúpido que alguien se dedique a escribirlos o leerlos — Habló fuerte, Talenia.

Yo tampoco soy muy fan de los libros, pero me sorprende que lo diga, Joel ama leer.

— Estúpida — Murmuré.

El timbre sonó.

— ¡Y recuerden, es para el...! — Dejó de hablar al darse cuenta que solamente quedaba yo.

Guardé mis cosas y me levanté, antes de que de que abriera la puerta miré a la señorita.

— Tenga buena tarde — Le sonreí antes de irme.

Abrí la puerta, fui a las escaleras y bajé al segundo piso. Admito que me hubiera gustado que Ethan al menos se hubiera despedido.

Llegué al salón que Alexis me había dicho que era para mí, busqué en mi bolsillo de mi chaqueta las llaves.

Mierda, hay más de diez llaves.

Por lo que recuerdo era las que tenían forma de casa. Bueno una estupidez todas tienen la misma forma.

Metí la primera llave en el cerrojo y no, no era la correcta.

Llevo probando más de doce llaves y queda solamente una. La coloqué en el cerrojo, giré la llave, la puerta se abrió. Por fin maldita sea.

Llevó años en esta escuela y primera vez que veo esté lugar.

Dejé mí mochila en la mesa que se encontraba en el medio de la habitación, acerqué una silla que estaba en el rincón y me senté.

Saqué el cuaderno de notas, mi cuaderno de dibujos y unos lápices.

Abrí el cuaderno de dibujos, busqué entre las hojas algún conjunto que me gustara, ninguno lo logró, tomé un lápiz y empecé a trazar un cuerpo, todo iba bien hasta el sonido de la puerta me asusto haciendo que trazara mal la línea.

Por un momento pensé que era uno de los ayudantes, pero no, era Joel Pimentel.

— Está no es la biblioteca — Dije entre dientes seco.

— No buscaba la biblioteca — Se acerco a donde había más luz.

— Este lugar es solo para mí y para la gente que trabaja conmigo — lo miré —. Así que hazme el favor de ... — me interrumpió.

— Soy tu modelo ¿no?, Trabajo para ti.

Modelo | JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora