ⅩⅩⅨ

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Lo tenía gimiendo debajo mío, no había manera que quisiera a alguien más en su lugar, mientras mordía su cuello sentí su cuerpo temblar, miré su rostro para ver cómo se corría, la imagen fue tan excitante que logró hacerme llegar al límite.

Los dos con una sonrisa, besé su nariz y salí de su interior.

Un suspiro por parte de los dos inundó la habitación.

Tenía que decirlo, era ahora o nunca.

— Er — Llamé su atención.

— ¿Sí?

— Ya no puedo con esto... — Dije bajo con la esperanza que no escuchara.

— ¿Con qué? — Pregunta dándose la vuelta para mirarme.

— Seguir acostándome contigo, Erick, no puedo — Alcé un poco la voz, sin mirarlo.

— ¡No! Joel... — Agarra mi brazo.

Mordí mi labio, estaba a punto de llorar.

— Bebé, yo... — Traté de quitar su mano.

Primera vez que lo llamaba así después de tanto tiempo.

— ¿Quieres dinero? — Me ofrece mirándome directamente a los ojos.

— Erick, no.

— ¿Más pasarelas? ¿Aparecer en más portadas y nuevas temporadas? ¿Contrato con marcas más reconocidas? — Se escucha bastante desesperado.

— No es tu dinero o influencia lo que quiero.

— ¡¿Qué es lo que quieres?! — Grita acercándose a mí.

A ti.

— Yo no lo sé...quiero tantas cosas — Evito su mirada.

Se queda callado por unos segundos hasta que me cuestiona.

— Tienes a alguien más ¿No es así?

No lo miré, sabía que caería en su encanto.

— Iré a caminar — Me levanté de la cama dejándolo solo.

Me limpié y agarré una camiseta que estaba tirada por ahí, me puse las zapatillas y una chaqueta para el frío.

Fui al salón a buscar las llaves y salí en silencio de departamento.

Bajé al primer piso por el ascensor, los guardias vieron e hice una señal para que no se alarmaran.

Caminé hasta unas de las bancas que se encontraba cerca de un parqué que estaba a unos kilómetros del departamento.

Necesitaba la brisa fresca de Wellington para repetir y repetir en mi cabeza cada palabra que había dicho.

La había cagado.

Corrí rápidamente hacía el departamento, quedé petrificado al ver infinidad de reporteros y cámaras en la entrada principal.

Me acerqué con la mirada baja, evitándolos.

— ¿Por qué Erick Colón estaba saliendo de tu departamento?

— ¿Son amigos íntimos?

— Erick y tú... ¿tienen algo?

Miles de preguntas se escucharon antes de entrar corriendo hacía mí piso.

Abrí la puerta rápidamente dejando las llaves en la cerradura, entré a mi habitación encontrándome sin ningún rastro de Erick.

Modelo | JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora