2: Sorpresa.

40.8K 2.1K 46
                                    


El día del viernes Mirian se dedicó a realizar algunas compras, fue a la peluquería donde le alaciaron el pelo y preparo su equipaje para el viaje.

Solo al llegar él sábado se acordó de que no había fijado un punto de encuentro con su jefe.

Mientras caminaba de un lado a otro en la pequeña sala de su casa no desidia si llamarle o no. Miro a su alrededor esperando encontraba una respuesta en su pequeña colorida sala. No era una casa muy grande , la había heredado hacia un años cuando su tía había fallecido.

La tía Phoe había sido una mujer solicitaría lo cuál no pegaba con su naturaleza bondadosa y cariñosa. Pero lo cierto era que desde que había quedado viuda a los treinta cinco años no había vuelto a casarse y mucho menos había tenido hijos. Por eso cuando esta había enfermado ella había viajado a Rusia a cuidar de ella ,dejando atrás a sus padres y a sus hermanos. A veces solía echar de menos nueva York , pero se había terminado enamorado de aquel maravilloso país. Por eso no había regresado a vivir a nueva York, a pesar de las súplicas de sus padres y los sermones de sus hermanos mayores, los cuales siempre le habían sobreprotegido. Después de la muerte de la tía Phoe, sus familia había viajado para asistir al funeral y ayudar con los preparativos. Después de haber pasado aquéllos días difíciles la familia había decidido regresar y claro habían tratado de llevarla con ellos.

En nueva York nunca había tenido la libertad que había experimentado cuando se había ido a vivir a Rusia.

A sus veintiséis años de edad, su familia aun la consideraba la pequeña niña de la casa.

Ellos siempre habían sido así, y cada vez que hablaban con ellos le demostraban que continuaban siendo tan sobreprotectores como recordaba que eran.

Lleva viviendo dos años en Rusia, uno de los cuales había vivido con la tía Poe. Aunque hablaba y entendía ruso a veces no reconocía algunas palabras. Pues al fin de cuentas no era su idioma oficial.
Lo que sabía lo había aprendido escuchando a lo demás y también a las pequeñas clases que le deba su tía. Esta había sido tan neoyorquina como ella, pero se había casado a los veinte años. Con un joven ruso del ejército y desde entonces había vivido allí.

Él timbre de la puerta la hizo parar en seco. ¿Quien podía Ser? se pregunto. No estaba esperando a nadie. Su mejor amiga Anaya estaba fuera de la ciudad y no había quedado para salir con los chicos.

Impaciente volvió a tocar el timbre. Escucho algunos pasos y finalmente la puerta se abrió.

En lo primero en que se fijó, fue en que la gloria mata de pelo riso había desapercibo. Aquello le sorprendió aunque no lo demostró.

Ver a su jefe allí le sorprendió, pero verlo sin traje, la dejó boca abierta literariamente. Él hombre vestía unos vaqueros negro a juego con un palo azul. Iba vestido informal ,nunca lo había visto así.

Alto, musculoso , guapo y inteligente, era la clase de hombre que cualquier mujer desearía. ¿Porque tuve que enamorarme de él? Se pregunto. Pero como no iba hacerlo, solo había que mirar aquel hombre.

Deseó acercarse a él y estamparle un beso.

Se horrorizó en cuanto a sus pensamientos, tenía que controlarse. Su cuerpo se puso tenso, cuando él le extendió una mano , en forma de saludo.

Ella contemplo su pequeño mano junto la de su jefe grande y fuerte.

Lo que a ella le pareció durar una eternidad, para él solo fue un segundo, pensó la chica. Soltó su mano y el breve saludo terminó.

-Buenos días, señorita Mirian.
Aquellos ojos negros la miraban fijamente, lo cual causó que su corazón latiera más rápido.

-Buenos días, señor Takisto- se obligó a responder con facilidad.

Entre un amor del pasado.(2- Serie magnates apasionados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora