35:Traición.

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Miriam cada día estaba más radiante, se había  recuperado  a grandes pasos , no obstante el doctor le había advertido que tenía que seguir cuidándose. Tayler por su parte le consentía todos sus caprichos  y siempre estaba al pendiente  de ella.  Cuando estaba en la empresa solía llamarla todos los días. 

Aquel día  Tayler y ella habían ordenado en línea  los muebles para la habitación  de la niña. Pero habían  decidido  ir personalmente  a comprar la ropa.

- ¿Si sabes que es una sola niña, cierto?- le preguntó al ver la montaña de ropa ,peluches  y otros  objetos.

- Si ¿Porqué?

-Porque es demasiada ropa, en poco tiempo lo dejará todo.

-¿Así?

Su semblante se tornó dudosos, parecía incluso un poco  inseguro.

- Si, por lo tanto no vale la pena gastar tanto en ropa-dijo a la vez que lo tomaba de la mano.

-El dinero  no importa, quiero que no le falte nada.

- Lo sé. Y estoy  segura de que así será, pero  sobretodo  nunca le faltará amor.

-La amo, es mía.

No tenía porqué sentir  celos, al escuchar sus palabras.  Como madre le hacía feliz que el amara su hija, estaba encantada  con que él  aceptará la criatura. Pero  como mujer, como amante sentía celos porque él  no la amaba, sólo la deseaba, pero  el deseo era algo  pasajero. Bien podía él  sustituirla por otra. El deseo era un asentimiento fuerte en cuanto  al sexo, pero  no era un sentimiento  sólido para formar una relación estable, para formar  un hogar.

De regreso a casa, hicieron  una parada en un restauran  ordenado ron  comida para llevar. Cuando llegaron a casa nubes grises cubrían  el cielo.

-Hemos llegado justo a tiempo-dijo él.

-Se ha desatado  el cielo -dijo mirando a través de la ventana como la lluvia mojaba todo a su paso.
Subieron  algunas de la bolsas a la habitación.

Tomaron el almuerzo  en el salon.Luego se quedaron  allí conversando  sobre que nombre le pondrían  a la nena.

Él timbre de la puerta, interrumpió la pequeña discusión que tenían, sobre el nombre  de la  niña.

-¿Espera vista?- le preguntó  extrañado.

-No.

-Iré a ver quien es.

Pero  apena se había puesto en pie, cuando  Irina  entro al salón seguida de  empleada, a la mujer se le veía preocupada.

- No la pude detener- excusó.

- No hay problema.

-Tayler, querido. Me disculpo pero  realmente necesito de tu ayuda. No podía esperar.

No pasó desapercibido para él,  el ceño fruncido  de Miriam.

- No atiendo  asuntos de negocios  en mi casa.

- Lo sé, me disculpo.  Pero en verdad es urgente. Podríamos hablar en un lugar más privando.

Miriam se levantó del mueble donde estaba sentada, dispuesta a salir de allí antes  de hacer o decir algo  de lo cual  luego  se arrepintiera.

Pero cuando paso por él lado de Tayler, este le impidió  salir.

-Es la madre de mi hija, puedes decir lo que viniste a decir delante de ella.

Entre un amor del pasado.(2- Serie magnates apasionados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora