Mirian despertó un tanto desorientada, había pasado la tarde durmiéndolo primero que se le vino a la mente fue Tayler.
Tomo una ducha, y se puso un hermoso vestido amarillo, se dejó el pelo suelto y se arregló un poco.
Se miro al espejo y sonrió tenía buen aspecto, a pesar de su estado. Estaba dispuesta a no dejarse vencer por aquella enfermedad. Quería ver su hijo crecer, estar con él y darle todo su amor. El doctor le había informado que a la más mínimas molestia que sintiera fuera a verlo, pues muchos de los casos donde la madre fallecía era por descuido, a veces ignoraban los síntomas.
Tayler estaba en la cocina tomándose un café bien cargado, después de tomar una ducha. Había tomado como si aquello fuese a solucionar sus problemas.
-Señor-le llamo la empleada.
Levantó la cabeza para ver la mujer que le hablaba.
-¿Se siente bien?
No en lo absoluto, pero no era se los hablaban de sus sentimientos, solía guardarse todo para él.
- Lo estaré, algún día-dijo lo último tan bajo que la mujer no logró escuchar.
Pero no había que ser mago para ver que aquél hombre parecía preocupado.
Miriam entró a la cocina y al verlo, como siempre le pasaba ,su corazón traicionero salto.
Él se puso en pie y la observó maravillado, era hermosa, parecía un ángel. Aquel vestido resaltaba su vientre y se maravilló aún más al pensar en que su hijo estaba allí creciendo.
-Vamos al comedor, la cena se servirá en cinco minutos.
-Perfecto.
-Estas hermosa-dijo de repente y ella lo miro un tanto extrañada pero aquello era bueno para su autoestima.
-Gracias.
-¿Cómo te sientes?
-Estoy bien, no tienes que preocuparte.
-¡Es mi hijo!-exclamo.
- Y mío, por lo tanto deberías saber que nunca haría algo que lo ponga en riesgo. Cuando me sienta mal serás el primero en saber.
Se encaminó al comedor sola, ella que pensaba que le importa aunque sea un poco, pero toda su preocupación era por el bebé. Aquello más que molestarle le dolía, no podía simplemente dejar de amarlo tan rápido, él aún era dueño de su corazón, a pesar de todo lo sucedido.
Tayler lamento hablar, no pretendía molestarla. Sólo quería dejar en claro que él tenía derecho a preocuparse al fin de cuentas el niño era de él. Pero no solo se preocupaba por el bebé.
Cuando Tayler llegó al comedor ella , ya había tomado asiento y se había sentado tan lejos como había podido del lugar que él solía ocupar.
Ella no levantó la vista cuando él entro, si no que continuó mirando él mantel como si fuera una obra de arte muy interesante.
Él frunció el ceño, lo estaba ignorando a propósito.
Una traviesa sonrisa se dibujo en su rostro.
Se sentó justo a su lado, al sentarse su brazo roso el de ella y la sintió estremecerse.
-Estas invadiendo mi espacio personal-dijo mirándolo con enojo.
-Oh discúlpame.
-Muévete.
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Entre un amor del pasado.(2- Serie magnates apasionados)
RomanceSu jefe Tayler ,era todo lo que una mujer podría desear eso, cuando no estaba gritando y de mal humor. Apesar de la frialdad que le caracterizaba . Miriam se enamoró de él nada más verlo. Después de un viaje de negocios ,que terminó en placer ,su...