14:Desconocido.

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Aparcó  el auto y observó  como aquel desconocido la abrazaba. Ella parecía cómoda junto a el. ¿Estaría ella saliendo con  alguien? Y si era así ¿Qué haría él? Una creciente rabia le invadió. Sabia que no tenia derecho a sentirse  así, al fin de cuenta él le había dejado. Ella se había entregado sin reservas, sabia los sentimiento de la chica  hacia él.

Observo al hombre hasta  que se marchó, era alto y bien musculoso eso le hizo pensar en lo olvidado que tenia los entrenamientos.  No parecía el tipo  de hombre  para una chica como ella.

El hombre parecía  más bien un matón profesional. Pero con ella   parecía  portarse tierno.  Ella solía  causar ese efecto. Había  sido lo primero  que despertó en él, aunque siempre lo había ocultado.

Apenas  el hombre estuvo fuera  de su vista, salió del auto. No había querido interrumpir. Quizás solo era un amigo, no había visto nada sexual en sus gestos. De todas formas ya vería como saber quién era aquel hombre. No importaba quien fuese, estaba dispuesto a recuperarla.

Había durado  dos semanas sin verla. Había  mantenido la distancia pero no del todo. El viaje de negocios que había realizado, había sido de gran  ayuda, mientras estaba fuera.

Apenas  había llegado y ya estaba tocando su puerta.

Se alegraba de la visita de su hermano, pero  le molestaba que como siempre  hubiera  insistido para que regresará al ceno de la familia. Cada vez  que un  miembro de la familia  le visitaba  se repetía la misma  historia. Tenía cuatro hermanos todos mayores que ella , todos eran agentes especiales. Manson era el mayor trabajaba para  la CIA,  Jayden y Daniel eran gemelos idénticos, trabajaban para el FBI, Ethan  era él mas pequeño hacia tres años que había entrado a formar parte de la  DEA . Su padre era un honorable agente retirado.

Todos estaban casados, menos Manson, pero tenía sus razones. Ella no sabía mucho de lo que había sucedió pero había escuchado a sus padres hablar sobre una lamentable tragedia. Nunca supo lo sucedido exactamente, solo que alguien inocente había fallecido. En  vano había insistido en que le contaran los sucedido, pero aquel era un tema del cual no se hablaba. Y ella nunca se había atrevido a pregúntale a  Manson, de los cuatro hermanos él era el más intimidante y él más sobreprotector.

Con un suspiro  se dirigió a la cocina por el bote  de helado de chocolate. Ya había planeado como sería su domingo, o al menos lo que quedaba  del día. Lo que no había planeado aun era su vida. Estaba sobreviviendo de sus ahorros.  Y  aun no le había dado una respuesta a Tayler.

Unos toques en la puerta le hicieron salir de sus pensamientos.

¿Acaso  Manson había olvidado algo?

Lo dudaba aquel hombre era muy observador. Amaba a sus hermanos, pero Manson era mas que un hermano, el había sido como un padre. Su padre era un buen hombre, pero no había sido muy partícipe de su vida debido al trabajo. Siempre recordaba a su hermano ir la buscar a la escuela. Siempre estuvo allí para ella.

Con el bote  en mano  y la  cuchara en la boca, se dirigió  a la puerta. 

Al abrir la puerta vio que se traba de Tayler.

Su corazón traicionero salto de alegría.

La última persona que esperaba ver estaba allí. Lucia   impecable , pero pudo notar las marcas de cansancio en su rostro, el traje encajaba  perfectamente en cada parte  de su cuerpo. Al parecer  había salido  de alguna reunión, no le extrañaba. El hombre no se detenía en cuanto a los negocios.  No importaba  que día y hora fuera.

En aquella ocasión llevaba un traje color  avena wedding, de corte inglés   a juego  con una corbata negra y una inmaculada camisa blanca.

Miro el bote de helado que tenia en la mano. No hizo falta reparar en las fachas que tenia, un pantalón corto y una blusa sin mangas, su pelo había tenido mejor aspecto en otro tiempo. No había estado esperando visita y menos la de él.

-¿Puedo pasar?- pregunto. Levantó una ceja y recorrió su cuerpo con la mirada.

Su voz ronca, volvió loco su corazón, solo bastaba escucharlo o verlo para que su cuerpo reaccionará.

Se saco la cuchara de la boca.

El observaba cada movimiento. Desea besar aquellos jugosos labios.

-¿Qué haces aquí?-cuestión sin rodeos.

-¿Quería invitarte a cenar?

-Tayler...

-Solo será una cena, nada más.  No pienso  obligarte a hacer algo que no quieras- dijo con calma.

-Dijiste que te mantendría  alejado.

-¡Y lo hice! dos semana  es mas de lo que puedo durar. No puedo estar lejos  de ti mas tiempo.  Tienes que entenderlo, se que tu sientes lo mismo.

Pero  se equivocaba, no compartían  el mismo  sentimiento. Él solo sentía deseo, le tenia aprecio. Pero sabía que no le amaba, no como ella a él.

-Eso no cambia las cosas-objeto.

-Lo hace, mas de lo puedas imaginar.  Solo es una invitación como amigo. Aunque si prefieres podemos quedarnos aquí. Veo que estás preparada para un maratón de películas-dijo, regalándole una de aquella  enigmáticas sonrisas-Hace menos de treinta minutos  que llegue al país, no me importaría quedarme aquí.  Estuve fuera toda una semana. 

Dicho eso se sentó en el sofá. Estiró  las piernas y se quitó  la chaqueta.

El hombre parecía  estar  tan cómodo  allí, como si estuviera  en un hotel de cinco estrella. Y no en el pequeño sofá del salón.

De ninguna manera podía quedarse con él allí, solo los dos en casa. Tenía dos opciones, pedirle que se fuera  o salir a cenar con él. Siendo sincera con ella misma, quería estar con él.  La atracción  era inevitable.  Él se  había tomado la molestia de ir hasta allí, después de un largo  viajé.

-Ire a cambiarme-dijo.

Le tomo veintes minutos alistarse, él no le había dicho a donde irían, pero había optado por un vestido elegante. Ya que él estaba muy elegante con aquel traje.

-Estoy lista, podemos- las palabras murieron en su boca antes de ser pronunciadas. Lo miro con incredulidad.

Estaba sentado en el sofá, con  la cabeza apoyada en el respaldo, aquel gigante se había dormido en el pequeño sofá, parecía estar muy a gusto  allí.

Lo observó pensando que  hacer, parecía estar cómodo allí. Sería un crimen despertarlo. Pero tenía que intentarlo.

-Tayler- le llamo y lo zarandeo con suavidad. El ni siquiera abrió un ojo.

Lo mas sensato hubiera sido despertarlo, si lo hubiera llamado con voz mas alta, tal vez se hubiera despertado, pero no se atrevía hacerlo. Y él se había quedado dormido, tenía que estar muy agotado.

Dormido no parecía peligroso, pero si muy tentador. Se había desabrochado los primeros cuatro botones de la camisa y atreves de la abertura podía ver aquel firme pecho.

Dormido proyectaba una imagen diferente al hombre que era, sintió una extraña sensación que hizo que su pecho se contrajera.

El hombre era muy guapo para su propio bien.

Estoy  trabajando el otro capítulo, lo subo  dentro  de un rato, depende  del trabajo.

Entre un amor del pasado.(2- Serie magnates apasionados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora