36:Confeciones de amor.

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-No tengo como agradecer lo que  hiciste  por mi.

-No me debes nada,  hombre.  Lo haría otras vez de ser necesario.

-Gracias, ahora que todo  a pasado  los llevaré a casa.

-Si, es lo mejor. Despídeme  de los niños cuando  despierten. Cuídalos,  tienes  todo  lo que realmente importa .

-Lo sé, son mi mundo entero.

-Se como se siente.

Se despidieron con unas palmadas en la espalda y cada uno tomo su camino.

Tayler llegó hecho  polvo a casa,  no había pegado  ojo en la noche entera. Se la había  pasado de un lado a otro. Los niños se habían  dormidos  muy tarde, al fin él cansancio le había  hecho caer rendidos, había tenido que dale un calmante a  Olivia  , sólo de esa forma la mujer  había logrado  quedarse dormida.

Cuando  llegó,  la empleada le Saludo a modo  de recibimiento, pero  le miró de una forma que no pudo interpretar.

Entro a su habitación  pero  Miriam  no estaba allí, tenía que haber pensado en eso. Se dirigió a su habitación  y allí la encontró  pero lo que vio  no le gustó. Se quedó paralizado  por un momento.

En silencio se apoyo en el marco de la puerta.

-¿ Vas de viaje querida?- pregunto con fingida calma. Cuando  por dentro estaba   aterrorizado.  Si  hubiera llegado un minuto más tarde se hubiera encontrado con una casa vacío, bajo ningún concepto le dejaría ir , no iba  permitir que le alejaran  de su bebé, pero  sobre todo amaba aquella mujer y no estaba dispuesto  perderla otra vez. 

Ella dio un respingo, cuando   escucho  su voz. Con él allí todo se complicaría.

Lo miro de tal forma que él se sintió  el hombre   más  miserable del mundo. Sus ojos estaban inundados de dolor.

-Muévete de la puerta, no pienso seguir un minuto mas aquí-dijo haciendo  un gran esfuerzo  por mantenerse firme delante de él.

-Deja eso -dijo señalando la maleta  que está tenia en mano.

-Tu no me das órdenes ¿ A que estas jugando?

-¿De que hablas? No estoy jugando  a nada.

Si hubiera  tenido  algo menos pesado que la maleta que tenía  en mano, se lo hubiera lanzado.

-Anoche no viniste-le acuso.

-Era una emergencia.

-¡Estabas con una mujer!.

-¡Miriam! -grito  su nombre frustrado.

Vio como los ojos de la  joven se cristalizaron y deseo abrazarla.

- No pasaste la noche sólo, ¿Estuviste con una mujer?-  escupió las palabras furiosa y dolida.

-Si, pero  puedo explicarlo.

-¡Como pudiste!

Su afirmación  le hizo  palidecer

-¡Miriam!

Intento acercarse a ella cuando  la vio  palidecer, pero  está se alejó de su alcance.

Lo miro con ojos inundados en lágrimas  y con reproche.

- Te avisaré cuando nazca la niña-dijo con voz temblorosa.

Camino hacia la puerta aprovechando  que él se había movido de lugar.

Entre un amor del pasado.(2- Serie magnates apasionados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora