La noche anterior había dormido poco, había pasado la noche del domingo en una fiesta de la alta sociedad. Su apellido al igual que su fama le habían abierto puertas.
La mañana del lunes, había ido a trabajar con un fuerte dolor de cabeza. Cuándo llegó, Mirian ya estaba en su puesto de trabajo. Como era habitual en ella. Desde aquella absurda reprimenda por llegar tarde, ella había empezado a llegar minutos antes de su hora de trabajo.
Con mucho pesar, había continuado tratándola con frialdad. Pero aquella mañana, algo en sus ojos le hizo sentirse como un bastardo. Aquella mirada, llena de tristeza. Se clavó en su pecho.
Le saludo como de costumbre, pero con más amabilidad. Quizás se había pasado de la raya en su afán por alejarla, le tenía mucho aprecio. Y por eso no había querido lastimarla.
La rutina de la mañana fue cumplida sin imprevisto. Mirian había visitado varias veces el baño, cuando ya no había podido contener las lágrimas de dolor.
La elegante mujer que salia con Tayler en el período aquel día era muy elegante. Se hablaba de una famosa fiesta realizado a bordo de un yate. Según, el artículo en el periódico la nueva pareja había pasado toda la fiesta juntos e incluso habían abandonado la fiesta juntos. Las fotos no mentían y cada vez que la recordaba el nudo en garganta crecía, amenazando con ahogarla. En la fotos de le veía muy alegre junto a la famosa modelo y actriz Anya Kuznetsova ,una mujer hermosísima y exitosa.
Aquel día ni siquiera había salido a almorzar. Alguien llamó su atención y cuando levantó la vista, sintió su corazón caer al piso.
Ante ella estaba la mujer que había salido con Tayler en el periódico.Era aún más hermosa en persona. Mirian miró a la mujer de nuevo y luego a su jefe, el cual acababa de salir de su despacho. Parecía tenso. ¿Que clase de hombre llevaba a su amante, dónde estaba su ex?El mismo hombre que la había tratado como un juguete. Tayler era aquella clase de hombre Solo habían pasado días desde que él había puesto punto final a su relación. Ella no había pedido respuestas,para no darle a conocer lo mucho que le afectaba y lo importante que había sido para ella su relación.
Con los ojos empañados vio el cuadro que se presentaba frente a ella. Había terminado con el corazón hecho pedazos aquel día. Había pensado que más nada podía herirla, pero se había equivocado.
"Soy idiota, en ver lo soy" Se recriminó.
-Querido, es un placer verte nuevamente- dijo la mujer, con voz sensual.
Ella observo como él correspondía a su abrazo, con una radiante sonrisa.
-Vamos a mi oficina- sugirió , Tayler. La situacion ya era incómoda de por sí.
Apenas la puerta se cerró detrás de ellos, Mirian rápidamente corrió al baño. Regreso algunos minutos mas tarde, más calmada.
Encontró a la nueva pareja en el pasillo. -Gracias lo de anoche, nunca lo olvidare -estaba diciendo la morena.
Ella hizo un gran esfuerzo por no dejar salir a flote sus sentimientos.
-Fue un placer-respondió él, con una de sus seductoras sonrisas.
-Gracias la invitación a almorzar. Fue lo último que escucho antes de que la pareja se alejara. Aquello había sido como una bofetada sin mano.
Le restregaba a su amante en sus narices. ¿Como se suponía que iba a poder seguir aguantando? ¿Como había podido él hacer aquello?
Provecho el tiempo libre del almuerzo que le quedaba, para redactar su carta de renuncia. No tenia porque dar un preaviso. Él no le había dado preaviso de que llevaría a su novia allí. Obviamente él le había invitado a almorzar, aquella había sido la causa de la presencia de aquella mujer allí.
Tayler regreso más tarde de la cuenta a la empresa. Había tenido la idea de llevar a comer a Anya,unque se había sorprendido al verla allí, nunca le había pasado por la cabeza invitarla a la empresa, puesto que allí estaba Mirian, su hermosa chica, todo lo que hacía era por el bien de la joven. No estaba interesado en sostener una relación, pero quizás Anya le resultará como distracción para olvidarse de Mirian o al menos para evitar hacer una locura.
Le había visto llegar solo, una hora después del almuerzo, Era muy puntual, pero quedaba claro que la había pasado muy bien y que estaba con aquélla mujer. Él nunca llegaba tarde, nunca lo había visto tomarse una un minuto más después de haber pasado la hora de almuerzo. Aquello solo podía significar una cosa...
No había pretendido dejar su trabajo así, pero no tenía otra opción. No podía seguir presenciando escena como la de aquel día. No después de lo que había sucedido entre ellos. Aún tenía la carta de renuncia en su escritorio. Estaba esperando el final de la jornada laboral de aquel día, para entregarle la carta. Era mejor así, tenía todo planeado. Se la daría y saldría de allí sin mirar atrás. Saldría de su vida para siempre.
-Señorita Lewis, ¿ya esta lista la carta? Se llevó un gran susto, ¿Como sabía él lo de la carta? No era posible, nadie sabía que iba a renunciar.
-¿Esta lista o no?le recuerdo que es de suma importancia -dijo con impaciencia. Miro a su joven secretaria y comprendió que parecía en otro planeta. Aun así, era tan hermosa. Alejo esos pensamientos que nada bueno traerían.
Al fin comprendido a que carta se refería, no la había hecho, se había olvidado por completo. Ya podía imaginar lo que se avecinaba.
-No. Lo siento. Yo lo olvidé.
-¿Cómo que lo olvido?, en que está pensando. Como puedo ser tan incompetente. Espero esa carta en menos de cinco minutos-dicho esto regreso a su oficina, murmurando algo intangible. Ella se encogió en su asiento, él nunca le había gritado, bueno al menos no lo hacía desde mucho tiempo. Solo lo había hecho al principio. De eso hacia mucho tiempo ya. Con la cabeza llena de pensamientos y la mirada llena de dolor, empezó a hacer lo indicado.
Tayler por su lado, estaba que se subía por las paredes. Le había gritado nuevamente y se arrepentía. La última vez que le había gritado, le había visto llorar, desde entonces no había perdido la paciencia con ella.
Minutos más tarde le entrego la carta, sin mirarlo a la cara. Vio a su jefe salir y se apresuró a acercarse él, para entregarle personalmente su carta de renuncia.
-Señor, espero un momento. Hay algo que tengo que ... La interrumpió antes de que terminara la frase.
-Dejalo en mi oficina, sea lo que sea puede esperar. Ahora tengo una cita muy importante.
Por si había tenido dudas, allí estaba una de las razones por la cual debía irse. Dejo la carta encima de su escritorio tal cual él había dicho. Así terminaba todo. Era su forma de pasar página, por muy doloroso que fuera.
Hola, que le parece la novela hasta ahora?
Gracias por sus lindos comentarios y sus votos, me ayudan a continuar.
ESTÁS LEYENDO
Entre un amor del pasado.(2- Serie magnates apasionados)
RomanceSu jefe Tayler ,era todo lo que una mujer podría desear eso, cuando no estaba gritando y de mal humor. Apesar de la frialdad que le caracterizaba . Miriam se enamoró de él nada más verlo. Después de un viaje de negocios ,que terminó en placer ,su...