Capítulo 2

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El pequeño Jeon Jungkook estaba feliz de ver su a hyung aquel día. No lo había visto en toda la semana y ya lo estaba extrañando. Pero lo que más feliz lo ponía era ver que Yoongi lo había extrañado tanto como él. Cuando le dijo que ya no aguantaba más, cuando lo acercó a él y le encajó un beso inesperado en sus labios, se le derritió de amor su pequeño y frágil corazón.

Eso fue totalmente sorpresivo porque Yoongi no solía hacer esas cosas en la vía pública. Es decir, no con él obviamente. Pero que no le importara nada por un momento y lo besara de esa forma, le hacía sentir importante.

¿Cuánto llevaba ya enamorado de su mejor amigo? Quizás desde siempre. Se conocían desde la adolescencia porque vivían en el mismo barrio y habían ido a la misma escuela, aunque no al mismo curso ya que Yoongi era cuatro años mayor. Esa diferencia de edad hizo que el mayor siempre fuera muy protector y cuidadoso con el más pequeño. Y tal vez haya sido ese cariño el que llevó a Jungkook a sentirse cada vez más enamorado de él. No sabía bien cuándo fue, pero en algún momento de su bella amistad, empezó a sentir cosas más profundas y serias por su hyung.

Recordaba cuando creía que todo sería así para siempre, solamente amigos y ocultando sus verdaderos sentimientos. Fueron muchos años los que vivió así. Pero todo cambió una noche. Esa noche en la que Yoongi apareció ebrio en la casa del menor, y entre medio de todos los disparates que decía, el mayor lo besó dulcemente en la boca. Aunque no era precisamente cómo lo había soñado, Jungkook aprovechó ese momento como si fuese el primero y el último. Poco le importó que el rubio ya estuviese pareja en aquel entonces. Solo sería un beso y ya. Probablemente Yoongi no lo recordaría al día siguiente, pero él sí lo recordaría toda la vida.

Solo un beso y ya.

Pero no fue así. Desde esa noche en adelante todo lo que vino después fue una catástrofe de emociones y confusiones que no parecía tener fin. Yoongi no solo había recordado todo lo que ocurrió en ese beso, sino que ahora, un año después, Jungkook se había convertido en una especie de amante suyo.

¿Cómo terminaron así? Ninguno de los dos lo podía explicar. Pero se querían, se adoraban, se gustaban y cuando estaban juntos no importaba nada más.

Sinceramente Jungkook creyó que en algún momento Yoongi dejaría a su novio Jimin, y sería suyo completamente. Sin embargo, eso nunca ocurrió. Aún tenía la esperanza de que ocurriera, aunque mientras más tiempo pasaba, esa esperanza se esfumaba cada vez un poco más.

¿Por qué su hyung seguía con Jimin? ¿Por qué seguía con ese chico si los dos tenían una relación única y especial? ¿El rubio iba a darse cuenta algún día y por fin serían felices juntos sin nadie más en el medio?

Hasta entonces se seguía torturando, sintiéndose una mierda, sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, participar de un engaño de esa clase era horrible. Pero no podía desprenderse de Yoongi. No podía dejarlo ir. Lo amaba demasiado.

Y no es que no lo hubiera intentando. Muchas veces estuvo a punto de terminar con esa relación tóxica, pero luego el rubio aparecía como esa tarde, y lo besaba y lo tocaba como si fuese el único chico en su vida, y se olvidaba de todo el sufrimiento. Era como un ciclo que se repetía y no parecía tener fin.

- ¿Vamos a mi departamento? - propuso el mayor esa tarde.

- Claro. - respondió con timidez Jungkook.

Desde que Yoongi había dejado la casa de sus padres y se fue a vivir solo, los encuentros de esa clase eran más fáciles de realizar. Y el más chico sabía perfectamente lo que ocurriría cada vez que aceptaba ir allí.

Su amigo había estado con Jimin hacía tan solo un rato y él lo sabía. Intentaba no pensar en ello pero el perfume del castañito siempre se le impregnaba a Yoongi en su piel, en su ropa, como marcándolo y recordándole que ese hombre no le pertenecía.

Después de estar juntos, como tantas otras veces, el mayor ya estaba llamándole un taxi para que regresara a su casa.

- ¿Por qué no salimos a comer esta noche? - preguntó Jungkook terminando de vestirse.

- No puedo, bebé. Tengo cosas que hacer.

- ¿Querrás decir tienes que ir a ver a Jimin...otra vez? - dijo con tristeza.

- Esta noche tengo una estúpida cena con él y sus padres. Sabe que no me gustan esas cosas pero aún así sigue organizándolas. - suspiró cansado el rubio.

- Pero no te molesta cuando vienes a comer a mi casa conmigo y mis papás. - sonrió apenas el más chico.

- Porque ustedes ya son como familia.

Jungkook no sabía cómo tomar eso exactamente. ¿Era algo bueno, no?

- Hyung... ¿por qué sigues con Jimin? - se animó a preguntar. Por milésima vez.

- No empieces con eso ¿sí? Tuve un día agotador hoy. No quiero empezar a discutir por eso ahora.

Y ahí estaba la misma respuesta de siempre.

- Yo también me estoy cansando.... de esto. - añadió. Esperaba un poco de preocupación por parte del contrario diciéndole eso pero casi nunca lo conseguía.

- Jungkook, no puedo dejar a Jimin así como si nada. Ya hablamos de esto. Lo nuestro es especial, bebé. - Yoongi se acercó y lo abrazó desde atrás, dejando tiernos besitos en su cuello. - Pero no tiene nada que ver con mi relación con Jimin. Son dos cosas diferentes y no quiero que te confundas y empieces a mezclarlas.

Básicamente Yoongi le estaba diciendo que la amistad que tenían era especial porque podían tener ciertos derechos que con otros amigos no tenían, y que su relación con Jimin, esa era la verdadera relación amorosa. Y aparentemente no tenía intenciones de terminarla.

¿Pero cómo iba a quejarse? Él mismo sabía dónde se estaba metiendo desde el principio. ¿Qué derecho tenía para exigirle algo al rubio ahora?

Resignado, y sabiendo que no iba a lograr nada ese día, se volvió a su casa en el taxi que llamó el más grande.

Ya en su casa, fue directo a su cuarto y resistió las ganas de llorar. Pero como siempre...no pudo. Mientras más tiempo pasaba, más débil se sentía.

¿Cuánto tiempo más soportaría vivir así? Intentaba aguantar tanto como pudiera...pero sabía en el fondo que algún día explotaría.

La Segunda Vez - VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora