KIM NAMJOON

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Se dirigían a la famosa tienda de su amigo que no quedaba a más de tres calles. Bien, puede que cuando le comente el tema lo tomé por loco y llamé a la policía por miedo a su integridad física, pero sabiendo que este amigo era algo "especial" dudaba que él lo tomara a mal, y sabiendo a más que este siempre tiene respuestas para todo, no dudó en ir a consultarlo.

Desde que llegaron desde ese día a casa, JungKook ha estado ignorando al mayor cuando este intentaba sacar el tema de lo que pasó el otro día.

Cada vez que lo intentaba JungKook hacia dos cosas; primero, se ponía tenso y su piel se tornaba de un color pálido como si algo lo hubiera abrumado, y segundo, cambiaba de tema drásticamente al igual que de estado de ánimo, le ofrecía una sonrisa para después ponerse más cariñoso de lo que era.

Por cierto JungKook ya no era el niño irritable que se encontraba por todos lados y que le arruinaba todo lo que hacía en el momento, tampoco era el niño que le insultaba cada dos por tres cuando sabía que la culpa era de él y no del mayor. Ahora era totalmente diferente.

No dejaba a Jin por nada del mundo, siempre estaba abrazado a él o estaba colgando de su brazo, incluso habían comenzado a dormir juntos. Las escusas del menor siempre eran que si sólo quería sentir calor humano o que no le gustaba estar sólo.

Y Jin, bueno, no podía resistirse a los pucheritos del menor. Cuando quería, JungKook era condenadamente adorable, tanto, que le parecía un pequeño conejito, aunque este odiara que le llamara por ese apelativo.

Los días siguentes de lo sucedido en el callejón, Jin recibió un sin fín de llamadas, todas eran de su novia y otras de unos cuantos amigos, pero cabe destacar que el mayor número se lo llevaba Yoongi.

Como se había mencionado antes Jungkook no se separaba de él, los días siguientes a penas había salido de casa. Cada vez que estaba por levantarse, Jungkook se lo impedía volviendolo a la cama y abrazandolo fuerte para que no escapara, se escusaba con lo de siempre, que no quería estar solo, también decía que no quería volver a la universidad por razones desconocidas para el mayor, este deducía que era por su mala experiencia allí.

Y también hay que mencionar que no todo era culpa del menor, la principal culpa era de Jin por dejarse manipular por un niño. Se podría decir que JungKook era su nueva debilidad.

Y esa era la razón por la que se dirigían hacía la tienda, porque Jin tenía que volver a su rutina y con JungKook cerca le era imposible.

La tienda estaba igual de como la recordaba el mayor. El olor a plástico y a café le inundó los sentidos, trayéndole así varios recuerdos. Estaba llena de figuritas de todos los personajes que te puedas imaginar al igual de los últimos juegos sacados a la venta y no podía faltar los clásicos cómics de Marvel o DC. Vamos, el paraíso para cualquier niño aficionado a los videojuegos.

La tienda casualmente estaba vacía sólo estaban ellos dos, lo que parecía ser, porque no devisaba a nadie más salvo a JungKook que miraba todo con ojos brillantes.

— Pero mira a quien tenemos aquí.

Jin pegó un salto y se dio la vuelta, ahí estaba Kim NamJoon tan sonriente como siempre, luciendo sus adorables hoyuelos.

—¿Tienes qué pegarme esos sustos?

—Vamos Jin, ¿Así recibes a tu exnovio? Que feo de tu parte.— dijo acercándose a Jin con intenciones de tocarle. Antes de que Jin hiciera algo, JungKook ya estaba en el medio.

Sabía que no iba a servir para nada si el otro no lo podía ver. Pero no podía quedarse con los brazos cruzados.

—Pero mira por donde, no me digas que és tu novio.— comenzó a reírse el mayor de los tres —En serio Jin me dejaste para irte con un niño.

Jin y JungKook lo miraban con los ojos abiertos. NamJoon también lo podía ver.

—¿Puedes verlo?— preguntó Jin lo obvio.

—Claro que puedo verlo, espera, no me dijas que —Namjoon se acercó al menor y comenzó a mirarle fijamente— ya veo.

—¿Qué ves? ¿Sabes lo qué le pasa?

—Bueno mi querido Jin es algo complicado, no esperaba encontrarme nunca a nadie así.—dijo mirándolo con más atención.—Como sabrás mis padres se mudaron hace poco a Japón.—Jin asintió —Mis padres eran personas con la mente algo antigua, sabes a lo que refiero. Pues cuando te dije que se mudaron por unos problemas en la empresa de mi padre, era mentira. En realidad fue porque les dije la verdad sobre mi orientación sexual. Quien peor se lo tomó no fue mi madre si no mi padre, me desheredó y me dijo que era una vergüenza para la familia.

—¿Porqué no me lo dijiste?

—Vamos Jin, se como eres hubieras comenzado a culparte cuando no tenías nada de que culparte, ademas nuestra relación era estúpida. Ni siquiera fue una relación, creo que fue algo así como amigos con derecho.
A lo que viene todo esto es que mi madre, antes de irse me dijo que poseía una especie de habilidad para ver a los espíritus. Al principio no la creí, me parecía todo algo imposible hasta que fui atando cabos y me di cuenta que la gente que veía por la noche en mi habitación era real y no imaginaciones mías. Que bien que me lo contó o si no ya estaría encerrado en un psiquiátrico.—rió sin ganas.

— ¿Entonces soy un fantasma?— dijo Jungkook algo paralizado.

—Algo así.

Mentiría si dijera que no lo consideró ya que todo encajaba con una historia de fantasmas. Pero siempre ignoraba ese pensamiento, si era un fantasma significaba que estaba muerto. Jin pensaba más de lo mismo, de hecho fue lo primero que se le pasó por la cabeza cuando el menor se lo contó.

—¿Estoy muerto?

—No estas muerto.

Los dos levantaron la cabeza mirándolo confusos.

—En realidad no eres un fantasma del todo. Seguramente entraste en un coma. Sería la explicación más lógica, aunque esto de lógico no tiene nada.— rió —Al entrar en coma tu cerebro desconecto de tu cuerpo pero tu subconsciente lo hízo antes covertiendose así en un especie de fantasma. Lo más seguro es que no recuerdes como entraste en coma te estancastes en días previos de lo sucedido. ¿Me equívoco?

El menor negó y miró a Jin cuando este tomó la palabra.

—¿Cómo es que yo lo puedo ver?

—Es común en este tipo de "fantasmas", sólo algunos los pueden ver, supongo que tú eres uno de ellos, tienes suerte de haberte encontrado con Jin de no ser así te hubieras vuelto loco.

—Hubo una vez en que Jin no pudo verme ni escucharme, me asusté y salí coriendo, después sentí un dolor fuerte en la cabeza y me desmayé, cuando me desperté todo había vuelto como antes.—JungKook relataba mientras esquivaba la acusadora mirada de Jin.

—Eso si es raro. La verdad no se que decirte, tendrá que ver con tu cuerpo. Puede que tu cuerpo este reaccionando o este pasando por serios problemas. Yo consultaria tu estado con un médico.

No salieron de la tienda sin antes agradecer a NamJoon por la ayuda.

El camino a casa estaba envuelto en un silencio abrumador, la cabeza del menor estaba gacha hasta que el mayor tomo la palabra.

—Por qué no me lo dijiste.—le reprochó.

—No quería volver a recordarlo, pensé que me quedaría sólo otra vez que ya nadie me hablaría nunca más.

—Tenías que habérmelo dicho.

— Jin sentí miedo de que no me volvieras a devolver la palabra, de que me ignoraras como todos los demás.

A Jin se le rompió el corazón al ver al menor en ese estado. Espesas lágrimas caían de sus ojos y desbordaban en el suelo de la calle, sus dientes que tanto le recordaban a un conejo mordían con fuerza su labio inferior para contener los sollozos que amenazaban por salir y su nariz estaba roja por el frío que hacía ese día de diciembre. Jin no pudo reprimirse y lo abrazó. Sabía que eso era lo que JungKook quería, que lo abrazara, que sintiera que él estaba allí.

—¿Qué vamos a hacer ahora?—preguntó el menor en su pecho, mientras sus brazos le rodeaban el torso.

—Iremos a hablar con tus padres.



Encuentro Inesperado [Jinkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora