ELLOS

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La cabeza le daba vueltas, sentía una luz impactandose directamente en su cara dando justamente en sus ojos, todavía cerrados, que evitaban abrirse como si estubiesen pegados. Se percató de una voz que parecía que lo llamaba a lo lejos, como si no estuviera a sólo unos metros de él, como era en realidad.

Hizo lo posible para abrir los ojos, la imagen se veía borrosa pero estaba seguro que lo que se distorsionaba enfrente suya era una persona.

—Señor, ¿se encuentra bien?

Jin miró confundido al joven que tenía delante, se sentó y vio que estaba en plena calle.

—¿Quiere qué llame a una ambulancia?

Volvió de nuevo la mirada al chico que estaba de cuclillas a su lado.

—No, gracias.— le pareció que su voz salió rasposa y tosió un poco, después de apartar la mano de la boca descubrió unas pequeñas gotas de sangre.

—¿Está seguro?— el joven volvió a hablar, Jin le miró por unos segundos como si pudiera hayar allí todas las respuestas a la noche anterior.

—¿Me podría dar un pañuelo?— y también le gustaría saber por qué mierda escupía sangre.

El joven le extendió uno y él lo aceptó agradiciedole y limpiandose la sangre. Se levantó y pareció que todo le daba vueltas, se sujetó la cabeza y le lanzó una mirada de advertencia al chico para que no dijera nada al ver que volvería a intervenir. Se despidió de él, no sin antes agradecerle de nuevo y convencerle de que no necesitaba ayuda. En ese momento sólo le importaba una cosa, y era saber donde estaba JungKook. Se dirigió al único lugar al que podían ayudarle. La tienda de Kim NamJoon.

                               [...]

En la tienda colgaba el cartel de cerrado, pero la puerta yacía abierta. Miró extrañado el cartel y se preguntó que tan despistado tiene que estar su amigo. Entró igualmente y cerró la puerta tras él.

Estaba igual de vacía que la otra vez solo que está vez las luces estaban apagadas, dándole unos aires siniestros al lugar y a las pequeñas figuras que le daban la impresión de que le estaban mirando.

Avanzó hasta el único lugar que desprendía luz, en el final del pasillo que había al fondo de la tienda. Sus pasos resonaban en el suelo de madera, dándole la apariencia de que estaba en una película de terror.

—¿NamJoon?— lo llamó pero no contestó nadie. Siguió avanzando, pareciéndole que el pasillo se iba alargando a cada paso que daba.

Le volvió a llamar, con la esperanza de que los ruidos que había escuchado no fueran imaginaciones suyas.

Los ruidos se intensificaban mediante avanzaba, eran como pequeños quejidos de una animal herido, sólo que estos iban acopañados de pequeños murmullos.

El miedo lo iba invadiendo poco a poco, dándole a su mente órdenes de que parara y que le llamara por teléfono para localizarle, pero sus piernas parecían tener curiosidad por lo que había en esa habitación y aceleró el paso.

La puerta estaba media abierta y ahora también se escuchaba el ripicoteo de una silla contra el suelo. La abrió completamente y se sorprendió mucho ver lo que había dentro.

—¿NamJoon?

Estaba en medio de la sala, que tenía una apariencia parecida a la de un estudio, amordazado con cinta adhesiva y amarrado a una silla. Al verle entrar pudo ver la alegría en sus ojos y como sus gritos, amortiguados por la cinta, se habían intensificado. Se acercó rápidamente y le quitó la cinta de la boca.

Encuentro Inesperado [Jinkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora