Capítulo 41

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Jueves, 20.

—¡Nada Chris! ¡¡Nada por tu vida!!— me apresuré a alentarlo mientras yo misma aceleraba mi braceo, el peligris me lo negó con la cabeza mientras tomaba grandes bocanadas de aire.
—No puedo más, continua sin mi— respondió poco después.
—¡No hay tiempo de melodramas. Marcie, tira de su brazo!— contestó Matt sujetando a Chris del brazo derecho.
—¡Corte!— gritó Felix, indicándole a Thomas que dejara de grabar. —¡Ustedes tres como actores se morirían de hambre!— se quejó exasperado por nuestra pésima actuación. Matt soltó un bufido nadando hacia la orilla de la alberca mientras tanto Chan se relajó en el agua flotando.
—Nos queda un día y medio— habló Christopher, con la mirada perdida entre las nubes y el cielo azul. Le asentí con la cabeza mientras nadaba por toda la piscina, era realmente una lastima que Felix no pudiera entrar al agua por culpa mía.
—Te ha llegado un mensaje— me avisó el rubio cuando notó como mi celular vibraba por unos escasos segundos, me tenté a salir del agua y mirar por mí misma de quien se trataba, no había recibido mensaje alguno en todas las vacaciones, no era como si tuviera demasiados amigos en donde vivía, pero al final me he quedado en el interior de la piscina.
—¿Puedes fijarte de quién se trata? Por favor— conteste cuando comprendí que si salía de la piscina me daría frío, aún si había un radiante sol sobre nosotros.
—Es un tal Marcos— me dijo con los ojos entrecerrados. Lo miré con confusión, no tenía a nadie agendado con aquel nombre. Felix soltó una risilla negándome con la cabeza. —Estoy bromeando, es tu mamá— le salpique agua ante sus palabras y como venganza por su tonta bromita.
—¿Qué dice el mensaje?— preguntó el curioso de Matt mientras se sacudía el cabello como si de un perro se tratase, Felix me miró en busca de mi aprobación.
—Adelante puedes leerlo— le dije. El rubio tomó el celular con la única mano decente que tenía y lo leyó.
—Dice... Que a la próxima le bajes al baño— fruncí el ceño tratando de hacer memoria y al instante Felix se echó a reír a carcajadas —Ok, ok, eso no dice, ni siquiera he abierto el mensaje— confesó una vez que se recuperó de su ataque de risa, volteando nuevamente hacia la pantalla, notando cómo sus ojos recorrían y leían las palabras que mi madre debió poner en el texto. Se apresuró a dejar el teléfono en la mesilla y a sacar el suyo de su bolsillo, tecleo la contraseña y después se dispuso a ponerse de pie.
—¿Qué sucede?— le pregunté cuando lo vi acercarse a la orilla de la alberca, Chris dejó de flotar y se acercó a nosotros para enterarse de lo que estaba pasando.
—Tu mamá quiere que vayamos a comer, vamos. Al rato volvemos chicos— le aviso a los demás de forma apresurada, Thomas sacó su celular unos segundos para después volver a guardarlo. Le eche una miradita a Chan sin entender nada, pero mi amigo solo se encogió de hombros.
—Nos vemos al rato— le dije tomando una toalla y apresurándome a alcanzar a Felix.
—Ha, solo a ti se te ocurre no traer ropa aparte para entrar a la alberca— se apresuró a decir mientras me cubría con la toalla, le sonreí bobamente.
—No sabía que terminaría teniendo una guerra con Chan— respondí.

[...]

—Mamá ya llegamos— me apresuré a decir, pero dentro de la casa parecía no haber nadie, vague la mirada por un poco más. —Aquí no hay nadie, Lix— le dije de mala gana.
—¿Habrán cambiado de opinión?— se hizo el tonto mientras se mecía de adelante hacia atrás con los talones. —Como sea— dijo negándome con la cabeza.
—Entonces volvamos con los demás— sugerí caminando de vuelta hacia la puerta.
—¡Ah-ah! Primero ve a cambiarte de ropa, esa que traes puesta todavía está húmeda— se apresuró a decir. Bufé apresurándome a subir las escaleras para llegar a mi habitación, lo primero que vi fueron las maletas sobre mi cama, alguna que otra ropa ya estaba doblada en el interior, pero yo no recordaba haber sacado las materias siquiera del ático. Decidí dejar de lado aquello y cambiarme de ropa. Un vestido, al menos un día de verano tenía que usar un vestido. Aquel vestido era Blanco y hasta las rodillas, tenía un precioso estampado de girasoles en todo el contorno de la parte inferior del vestido.
—¡Let's go!— dije dando un salto hacia el suelo cuando me faltaba bajar dos escalones, pero Felix ya no se encontraba ahí. Parpadee un par de veces caminando hacia la sala, pero el rubio tampoco se encontraba ahí. Observe mi celular en la mesita de noche, pensé que lo había dejado en casa de Chris, probablemente Felix se lo haya traído sin que yo me diera cuenta. Lo tome sin apuro alguno y sonreí por lo bajo mientras desbloqueaba la pantalla, encontrándome con el chat del número de mi madre.
—¿Estás lista?— me apresuré a guardar el teléfono en mi bolso para después asentirle con la cabeza. Felix me miró y dejo salir una suave risa por lo bajo. —Me encanta como te ves con vestido— dijo con sinceridad mientras me ofrecía su mano para sujetarla.
—Gracias— respondí modesta mientras caminábamos a la salida de la casa. El sol se había calmado un poco, por lo que podíamos caminar más tranquilos por las calles.

—Felix— murmuré al ver el camino que estábamos tomando. Y lo entendí todo, el corazón me dolió aún más y las ganas de llorar me golpearon como una ola salvaje en ese momento. Al terminar de caminar y llegar a la sima de la colina los sentimientos le dieron un vuelco a mi corazón. 
—¡Vaya! habló Chan, acercándose a mi con una sonrisa encantadora. —Que linda estás.
Le sonreí de la misma forma que lo hacía él.  —Ya basta, Chris— respondí con una risita. Los tres caminamos hacia el mantel que había en el suelo y dónde se encontraban Thomas y Matt, esperando. Aquel mantel era como los que solían salir en las películas cuando organizaban un día de campo. A cuadros rojos y blancos, con un montón de comida sobre él.

"hubo un inconveniente. Nos tenemos que ir mañana por la mañana" era lo que había escrito mi madre

Summer Nights || Lee Felix || Stray Kids ¡Publicado En Físico!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora