Capítulo 5

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—¡Felix, detente ya! - Solté entre risas, sujetándome con firmeza de sus manos para evitar salir volando entre vueltas, aunque aquello era cada vez más difícil.  
—Vale, vale— respondió a la hora de soltar mis manos, provocando que ambos termináramos cayendo en el césped húmedo. Mi pecho subía y bajaba con rapidez mientras las gotas de agua caían del cielo a un ritmo constante, mojando mi rostro por completo. Tomé una bocana de aire, llenando mis pulmones a tope para poco después dejar escapar un gran suspiro con la intención de formar una nube blanca frente a mi. 
—Esto ya va tornándose al verano— musite entre dientes, dejando asomar a una melancólica sonrisa. 
—Creo que los impermeables no ayudan en mucho— respondió el rubio, haciendo que llevara la mirada hacia su costado, le sonreí al instante al verlo totalmente empapado. 
—Somos gemelos— balbuce alzando los brazos en el aire y dando una que otra pequeña patada, escuchando la risa de Felix a mi lado. 

Aún estando en el suelo, hemos guardado silencio por un rato hasta que las luces delanteras del coche de la señora Lee comenzaron a iluminar la cochera, estacionándose. 
—¡Marcie!- Fue lo primero que escuche cuando mi madre puso un pie fuera del vehículo, caminando hacía nosotros con un paraguas.
—¡Mamá! - le respondí en forma de saludo, mientras Félix me ayudaba a ponerme de pie con algo de torpeza.
—Es mejor que entren o se resfriaran—habló la señora Lee, haciendo que mi madre perdiera el interés en nosotros y volviera a caminar hacía la puerta al poco rato. Dicho y hecho, el rubio y yo seguimos a ambas mujeres al interior de la casa, el calor que esta emanaba no tardo en envolvernos, aunque la mirada de desagrado y desaprobación de mi madre se mantenía presente.
—Los dejamos solos, ¡Tan solo unas horas!- se quejó mi madre, cuando llegamos a la sala;
<<No fue nada grave>> musite despacio, sin levantar mi mirada de mis pies y sintiéndome un poco más tímida. 
—Al menos me alegra ver que todo sigue igual de bien que hace años— soltó la señora Lee con una sonrisa sincera, haciendo que la tensión en mis hombros desapareciera por lo menos un poco. —Vayan a ponerse ropa adecuada o se resfriaran— terminó diciendo, ambos asentimos con la cabeza, apresurándonos a salir de la sala en dirección a la escalera. 

Perdí a Félix de vista cuando dio la vuelta del lado contrario del pasillo, hacia su habitación. No tarde demasiado en terminar de cambiarme y bajar a la cocina donde ambas señoras ya se encuentran preparando la cena, la lluvia aún caía afuera de la casa e incluso con más fuerza que hace unos minutos, pero dentro de la casa todo parecía tan muy tranquilo.
—Si tomas un resfriado pasarás todo el verano dentro de la habitación— musitó mi madre a mi lado, le he asentido con la cabeza observándola con una sonrisilla al igual que la señora Lee, mientras me apresuraba a dejar la cena en la mesa. 
—Hola bellas damas— saludó Felix al entrar a la cocina y comenzando a ayudar con los platos, para poder iniciar con la cena. 

—¿Te divertiste con la jardinería, Marcie?- de repente preguntó la señora Lee con curiosidad desde el otro lado de la cocina, guarde silencio por unos segundos al recordar las plantas casi muertas de la señora Lee y trague en seco el bocado de comida que me había echado a la boca. 
—Eh... Si, si, por supuesto— me atreví a responder con algo de nerviosismo mientras asentía una y otra vez con la cabeza, Félix dejó soltar una risilla por lo bajo, ganándose al instante una mirada molesta de mi parte —guarda silencio ...— le murmure con el entrecejo fruncido, pero este solo volvió a reírse más alto. 

Al final hemos terminado en la sala, dejándonos caer en distintos lugares. 
 —¿Quieres hacer una maratón de películas?- Lo escuche decir después de haber estado un buen rato en silencio sin nada más que estar observando publicaciones en Facebook. Lo he volteado a ver por el rabillo del hombro, pero al cabo de unos segundos le he terminado asintiendo con la cabeza repetidas veces. El rubio encendió la televisión y al rato pudimos escuchar los pasos de nuestras madres, asomándose a la sala. 
—No se desvelen tanto— nos dijo mi madre mientras daba media vuelta para comenzar a subir las escaleras. 

—Felix— lo llamó su madre, haciendo que este volteara hacía ella —recuerda tus modales— le advirtió en un tono amable, ambos asentimos a lo que nos decían nuestras madres regresando la vista al televisor. Una vez que ambas mujeres dejaron el primer piso me arroje al sofá más pequeño, acurrucándome en el pequeño espacio y observando como Felix volvía a su lugar en el sofá más grande.
—¿Cuál vamos a ver?— pregunte curiosa cuando el rubio entró a su cuenta de Netflix.
—Uhm, no lo sé, ¿Qué te apetece ver?— respondió, girando el rostro un poco hacía mi.
—Lo que sea, pon la que tú quieras—le respondí, sonriendole unos instantes, el rubio me asintió, regresando la mirada al frente y comenzando a buscar alguna película. No estaba esperando que pusiera una película romántica, lo conocía y aquello era muy poco probable, rayos, debí elegirla yo. Ni siquiera recordaba el nombre de la película, pero era de terror.
—¿Estás esperando que corra hacía ti en la escena del climax?— Solté burlona en mitad de la película mientras lo volteaba a ver con las cejas alzadas.
—No, eres la única que está pensando en eso. Creí la película te estaba gustando, no asustando.— confesó con sinceridad mientras dejaba escapar una risita. 

—¡Por fin!— pude festejar al ver como los créditos comenzaban a aparecer en la pantalla. —Es mi turno, ¡Pasame el control!— le dije a la hora de estirar el brazo hacía él, el rubio no rechisto e hizo lo mismo que yo; estirar el brazo y pasarme -con algo de torpeza- el control remoto. —¡Listo! A ver... ¿Qué tenemos por aquí?— musite curiosa observando todo el repertorio. —¿Podemos ver The walking Dead?— le pedí, con una carita rogona. 
—No pienso ver ningún capítulo de la temporada cuatro en adelante— me advirtió, aunque eso estaba bien para mi, ya que coincidía en que las demás no eran del todo buenas. 

[...]

Los rayos de sol del caluroso verano no entraba a la sala gracias a las grandiosas cortinas de la señora Lee, por lo que en ese momento me dije que las amaría por siempre. Me revolví en el sofá buscando un poco más de comodidad para seguir durmiendo por lo menos una hora más, pero poco después un cojín terminó estampándose contra mi rostro de una manera poco amable.
—¡Uhm!— gruñí por lo bajo, frunciendo el ceño y lanzando devuelta el cojín hacía cualquier dirección, solté un suspiro frustrado y me acomodo nuevamente en mi lugar, pero el mismo cojín me golpeó por segunda ocasión. —¿Qué quieres?— finalmente hable entre lloriqueos falsos, haciéndole frente a Félix, quién estaba del otro lado de la sala, en el sofá más grande.

En la mesilla del centro había unos cuantos vasos vacíos y unas cuantas palomitas en el suelo, nada que no se pudiera ordenar rápido.
—Las amigas salieron hace un rato— me avisó desde el otro lado de la sala, rodé lo ojos sin tomarle mucha importancia e intentando acomodarme en el sofá por tercera vez.
—Perfecto, ahora duérmete— le respondí dándole la espalda y de mala gana. Le he escuchado ponerse de pie, pero por fortuna no vino a fastidiarme a mi. ¿Estaba recogiendo?
—No seas floja, después te quejas de que salgo con mis amigos y no contigo— me respondió, Uff, ¿Eso sonó a victimización? ¿Chantaje? 
Le he mirado por el rabillo del hombro, curiosa.
—¿Qué vamos a hacer hoy?— pregunte. El rubio se encogió de hombros unos instantes, volteandome a ver fugazmente y habló:
—Aún tengo ese par de bicicletas viejas— respondió antes de salir de mi visión cuando se dirigió a la cocina.
—¡Ah! En verdad que ha pasado tanto tiempo desde que no ando en bicicleta— murmure con una sonrisa mientras estiraba los brazos en el aire aún en el sofá y observaba el techo color blanco de los Lee.
—Entonces arréglate, no creo que quieras salir con esa maraña de pelos— respondió en un grito mientras subía las escaleras, le asentí aún si no podía verme, impulsándome hacia el frente para ponerme de pie e ir a buscar algo de ropa. 

Summer Nights || Lee Felix || Stray Kids ¡Publicado En Físico!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora