Epílogo

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Podía recordar todo a la perfección, después de dos largos años aún podía recordar todo como si la despedida que tuve fuese ayer. El aeropuerto no estaba tan concurrido a esa hora, solo eran unas cuantas personas más, además de mi, las que caminaban por las puertas de salida. 
Se sentía un poco extraño estar en aquel lugar en otoño y hasta cierto punto podría decir que me entristecía no sentir el veraniego sol de Australia al poner un pie fuera de las instalaciones del aeropuerto. Mi corazón está desesperado, desde que el avión había comenzado a aterrizar se volvió loco, un poco más cada vez que caminaba. Totalmente ansioso por lo que sabía que vendría. 

Vague la mirada por la extensa fila de taxis, buscando algún coche en especial.
—¿Necesita ir a algún lado, señorita?— escuche a mis espaldas y mis hombros se alzaron cuando solté un suspiro mientras una sonrisa se dibujaba en mi rostro. 
—¡Thomas!— solté con fuerza, corriendo hasta donde se encontraba él, recargado en el costado del coche color negro que estaba estacionado en la orilla de la banqueta. —Dios, dejaste crecer más tu cabello, ¿Creciste? Pareces más alto— me apresure a decir, pasando los dedos por su cabello y escuchando la característica risita baja del chico. 
—Me da menos frío con el cabello largo— respondió tomando el mango de mis maletas. 
—¿Estuviste esperando mucho? Mi vuelo se retraso un poco— musite siguiéndolo a la parte trasera del coche, para meter las cosas a la cajuela. 
—No pasa nada, últimamente la radio me distrae mucho así que a mi también se me hizo tarde.— ¡La radio, por supuesto! Matt y él habían abierto una pequeña estación hace un tiempo. Le sonreí abiertamente mientras Thomas tomaba las maletas y las acomodaba en el interior de la cajuela. 

—Aún sigo sin poder creer que tengas licencia— solté en una risa, Thomas sonrió de la misma manera, con la mirada atenta en el camino. —Siempre creí que el primero en sacarla sería Matt— proseguí. 
—¿A sí?— contestó el pelinegro, alzando una ceja, le he asentido con la cabeza mientras le sacaba la lengua. 
—¿Cómo a estado?— pregunte y Thomas rodó los ojos. 
—Impaciente, totalmente impaciente— contestó y fue inevitable no volver a reír. —¿Qué tal la escuela?— esta vez preguntó él. 
—Afortunadamente graduada— respondí soltando un suspiro y relajándome en mi asiento.
—La universidad puede ser un tanto difícil, ¿Lista para ella?
—¿Qué dices? Los voy a tener a ustedes, además son vacaciones. No pensemos en la escuela, Thommy.— me queje entre risas, mientras este me negaba con la cabeza e iba disminuyendo la velocidad conforme nos estacionábamos. 

—Pude ocupar a Matt hasta tarde, puedes acomodarte tranquilamente.— habló el pelinegro cuando el elevador se detuvo en el sexto piso, arrastrando mis maletas para comenzar a caminar por el extenso pasillo. Yo no tarde en seguirlo después de haberle echado una miradita al lugar. Thomas buscó la llave en el bolsillo de su chaqueta, deteniéndonos en la puerta que marcaba el número 30. 
—Creí que estará más desordenado— confesé una vez que entramos. Thomas soltó una risita mientras comenzaba a caminar hacia los pasillos. 
—Si, bueno... Felix obligó a Matt a acomodar todo su desastre. Es bueno en los estudios, pero su organización a la hora de hacer cualquier cosa es... atípico.— respondió, deteniéndose para pensar en la palabra más adecuada. —Como sea, este esta es tu habitación— me indico, dejando mis maletas a lado de la puerta. —Esta de aquí— volvió a hablar, señalando la de enfrente. —Es la de Felix, la que sigue es la de Chris y estás dos de acá es la de Matt y la mía— prosiguió, señalando la primera habitación del pasillo. —Tengo que ir a ayudar a Matt, pero no tardo mucho. Aprovecha para desempacar— dijo al momento de acariciar torpemente mi cabeza caminando de regreso a la entrada. 

Solté un suspiro cuando escuche la puerta cerrarse y observe la puerta de la habitación de Felix por unos segundos para después abrir la puerta de la mía. Era un espacio amplio, con una ventana al costado de la pared derecha, mientras la cama se encontraba a mitad de la habitación con un escritorio del lado derecho una mesita del lado izquierdo de la cama. También había un armario y un espejo. Sonreí por lo bajo, tirando de la agarradera de mis maletas para comenzar a desempacar de una vez por todas. 

Summer Nights || Lee Felix || Stray Kids ¡Publicado En Físico!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora