Capítulo 9

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Dos días jugando videojuegos, todo bien, lo que había soñado siempre, ¿Cómo se pudo sentir tan aburrido de una manera tan rápida?
—Voy a morir de aburrimiento— murmuro dejándome caer al sofá individual y aún así alcanzo a ver cuando Felix me echa una miradita con una de sus cejas enarcada. 
—No es tan malo, te lo recompensaré después, ¿Si?— dice y sé que es sincero así que le respondo que si con la cabeza, sonriendole de lado. 
Al poco rato alguien no tarda en llamar a la puerta principal haciendo que ambos volteáramos cuando mi madre se apresuró a llegar hasta la puerta para ver de quién se trataba. Entonces una cabellera pelinegra se asomó por la entrada de la sala, saludándonos por lo bajo. 
¿Thomas siempre era tan... tranquilo? 
—¡Hey!— saludó Felix poniéndose de pie mientras abrazaba al pelinegro, sin siquiera darle tiempo de corresponder al abrazo porque al instante se separo de él, Thomas le sonrío palmeando el hombro de Felix. 
—¿Cómo te sientes?— le preguntó, el rubio se encogió de hombros, sosteniendo una sonrisita divertida. 
—Mucho mejor que antier— le respondió, ofreciéndole tomar asiento. —Pero aún me mareo un poco cuando estoy parado— confesó cuando ambos se sentaron en el sofá más grande. Thomas me miró por un segundo, sonriéndome de manera amable mientras regresaba la mirada a Felix y a su platica. 
—Pensé que al menos una paleta de hielo te haría sentir mejor— soltó alzando su billetera al aire, entre el dedo indice y el corazón, fue ahí cuando mi mirada se ilumino por unos instantes. 
—¡Yo voy!— me ofrecí, quería salir de la casa aunque sea unos cuantos minutos, Felix me miró con ambas cejas alzadas, provocando que yo rodara los ojos de manera divertida. 

—No me mires de esa forma, quiero tomar un poco de aire fresco— confesé mirando a ambos chicos. 
—Lo sé, lo sé— me asintió el rubio entre pequeñas risas. —Vayan con cuidado, entonces— agregó mientras se ponía de pie para acompañarnos a la puerta, le asentí con la cabeza con una sonrisa de oreja a oreja. 
—No tardamos— le aseguro antes de dar un ultimo paso fuera de la casa, esta vez es el rubio quien me asiente con la cabeza antes de terminar de despedirnos y cerrar la puerta para volver adentro.
Como era habitual en estos días, en cuanto pongo un pie fuera de la casa, puedo sentir el ambiente tan caluroso de las calles de Sydney. Thomas camina con un paso constante, en silencio y apenas unos centímetros por delante de mi, por fortuna parece que el chico tiene el mismo habito de caminar a paso lento. Cosa que agradezco totalmente. 
—Así que...— musitó, acortando los centímetros y caminando lado a lado. —Van a la misma escuela, ¿eh?— digo, observando al pelinegro asentir con la cabeza, provocando que el flequillo de lado se le desacomodara un poco. Ciertamente nunca había pensado en las amistades de Felix durante todos estos veranos, ¿Cómo debía ser su escuela? ¿Cómo era un Felix en su hábitat cotidiana? ¿Por qué nunca le había contado sobre sus amigos? No podía recordar ni una sola vez, o tal vez si que le había contado, pero estaba demasiado ocupada pasando el verano con él y con su otro amigo como para pensar en otras personas. Quién sabe.

—Thomas, ¿Cómo es Felix en la escuela?— Solté sin pensarlo, como si mis pensamientos hubieran hablado por mi, el pelinegro me miro por detrás del hombro, curioso por mi pregunta tan repentina. 
—Amistoso, pero suelen llamarle la atención por hablar mucho— confesó haciendo que soltara una risita, ¿Por qué no me sorprendía aquello? —¿Desde cuando se conocen?— está vez es él quién pregunta y por alguna extraña razón aquello me alegra, por lo menos no soy la única curiosa por las amistades del rubio. 
—¿Desde hace unos nueve años, tal vez?— musite, escuchando al chico dejar escapar un silbido.
—Es mucho tiempo— soltó con un poco de sorpresa mientras yo le asentía, sintiéndome orgullosa por aquello. Lo observe abrir la boca para decir algo más, pero un mensaje entrante le ha terminado por distraer. —Es Matt, le mandaré la ubicación de la heladería, después se siente excluido cuando se entera que no lo llamamos— se explica con una sonrisilla torpe mientras teclea algo de manera rápida para después volver a guardar el teléfono. 

Y si, una vez que llegamos al establecimiento el castaño ya se encuentra esperándonos en una de las bancas que hay afuera de la heladería. 
—Iban a comer helado sin mi— suelta una vez que llegamos hasta donde estaba. Thomas no le responde nada, solo le asiente con la cabeza mientras tira de la puerta para entrar, dejándome pasar primero. 
—¡Hey, Marcie! no tarda en llamarme el castaño una vez que estamos adentro. 
—¿Uhm?— musitó para que sepa que lo estoy escuchando pese a que mi vista este analizando los sabores. ¿Por qué no conocía esta heladería?
—¿Felix y tú-
—Matt, Marcie, escojan rápido, sino se van a derretir las que ya pedí— nos apresura Thomas, cortando a Matt y haciendo que por fin pidiéramos lo nuestro. 

—Aveces eres muy brusco, Thomas— escuchamos a Matt quejarse, quien va por delante de nosotros-caminando de espalda para voltear a vernos- pero aún así no tarda en morderle a su paleta. El pelinegro se encogió de hombros ante las palabras del castaño. 
—Uno hay que saber en que meterse y en que no, Matt— le advierte este, está vez haciendo que perdiera el hilo de la conversación y voltee a ver con confusión a Matt, este mira unos segundos a Thomas, no lo dice pero su expresión lo delata, aquello no le cayó nada bien. 
—Si, bueno, hay que darnos prisa, par de caracoles— termina por decir, volteándose para apresurar su paso. 

Summer Nights || Lee Felix || Stray Kids ¡Publicado En Físico!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora