CAPÍTULO 36: ¿UN BEBÉ?

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Reía como loco al ver los nerviosismos de Ramón, jamás lo había visto de esta manera tan torpe, a kilómetros se le podía notar lo enamorado que estaba de Lilah, justo ahora se estaba preparando para proponérsele; sí que estaba loco solo han estado tres meses juntos y ya quería casarse

– La camiseta va debajo de la camisa genio

– ¿Qué? – Le señale su estupidez – estoy muy nervioso

– Es normal vas a dar el gran paso

– Crees que estoy haciendo lo correcto

– Si la amas porque lo dudas – observe a Oswaldo entrar a la habitación – Lilah te ama demasiado eso no lo puedes dudar, ella me dejo por ti

– ¿Cómo que te dejo por mí?

– Nos conocíamos desde antes que Anker y Valentina volvieran, ella y yo fuimos compañeros de universidad

– ¿Fueron novios?

– No, te mentiría si te digo que no tuvimos cierta relación íntima pero nunca acepto ser mi novia y cuando te conoció me evito, llegamos hasta tal punto que no pudimos tener sexo después de que estuvo contigo

La conversación que ambos estaban poniéndome incomodo por lo que colgué la video llamada, subí las escaleras para ir a mi habitación donde encontré a mi pequeña tratando de subir el cierre de su vestido, deposite un beso en su espalda descubierta e inmediatamente se giró asustada

– Lo siento no quería asustarte – ella negó – ¿Te ayudo?

– Si por favor

Nuevamente se giró dejándome ver su espalda, no pude evitarlo y la volví a besar haciendo que su piel se erizara, un suspiro abandono su cuerpo, tenía tantas ganas de hacerle el amor pero no, debía esperar ir lentos como ella me pidió; a pesar de dormir juntos nada había pasado entre nosotros

Sus manos tomaron las mías y las guio a sus pechos dejándome sentir los latidos acelerados de su corazón, nuestras respiraciones poco a poco se hacían más pesadas, recorrí mis labios hasta su cuello dejando cálidos besos, llegue a su oído

– Aun no es momento – Valentina se alejó y fue directo a la salida – pediste ir lento – se detuvo en la puerta – no te enfades pequeña

Mi pequeña se giró y dio unos pasos hacia mí sin quitarme la mirada de mis ojos; su vestido cayó al piso mis ojos abandonaron los suyos y pasee la vista por su cuerpo hora solo estaba vestida con una braga color carne, regrese la mirada a su cara, sus mejillas estaban rojas y mordía su labio tímidamente

Me acerque a ella quien bajo la mirada avergonzada, con dos de mis dedos subí su barbilla haciendo que me mirara, le sonreí tranquilamente, bese su sien y la rodee con mis brazos

– Pequeña iremos lento como me lo pediste

– ¿Qué no quieres?

– Claro que quiero pero no me gusta que te presiones

– Quiero hacerlo, quiero que me tomes como tu mujer

Valentina comenzó a besar mi cuello mientras sus manos se deshacían de mi saco; bien dejaría que ella marcara el ritmo de las cosas, confiaba que me dijera si quería que parara; tome su cintura y comencé a dar pasos hacia atrás guiándonos a la cama; sus manos temblaron cuando intento zafar mi pantalón, detuve su acción

– No es necesario que lo hagas, juro que te puedo esperar

– Quiero hacerlo pero estoy nerviosa y tu estas dejando que haga todo

Una risa broto de mi garganta, tome su rostro y bese sus dulces labios; baje mis manos hacia su trasero ahuecando sus glúteos; me senté al borde de la cama y baje mis besos a sus pechos, bese su borde para después meter su pezón en mi boca succionándolo

– Ahhh – al escucharla me separe de inmediato

– ¿Estas bien? ¿Te hice daño?

– Tranquilo – mi pequeña acaricio mi rostro – me gusto lo que hiciste

– Tengo miedo – confesé – no quiero lastimarte nuevamente

– Eso no pasara porque confió en ti y deseo hacer esto – subió a orcadillas sobre mí – así que no temas mi amor

– Si te duele o ya no quieres hacerlo me detendré lo prometo

Valentina me empujo hasta recostarme en la cama, los golpes en la puerta me asustaron; había olvidado que no estábamos solos en casa; la voz de Elie sonó afuera de la habitación preguntando si estábamos listos para irnos

– Adelántense tuve un percance con mi vestido y James me está ayudando, los alcanzamos en la casa de Ramón

– Bien no tarden

Mi pequeña se dejó caer sobre mí besándome como nunca lo había hecho, mis manos acariciaban su espalda desnuda, sus manos bajaron hasta mi pantalón y comenzaron a trabajar con más seguridad

– Te amo más que a nada en este mundo – dije con la respiración acelerada – lo sabes ¿Verdad?

– Lo sé porque yo te amo más

Por los besos que nos dábamos no me di cuenta cuando quedamos desnudos, mis manos viajaban por su cuerpo acariciando cada una de sus curvas, sus pechos y trasero; me estire hasta el mueble y saque un condón que anteriormente me había dado Lilah pues creía que mi pequeña y yo teníamos relaciones

– No lo uses – mi pequeña me quito el sobre plateado – quiero un bebé

– ¿Un bebé? – Sus palabras me sorprendieron

– ¿A caso tu no quieres?

– Claro que sí pero primero quiero que seas mi esposa y después tener cuantos hijos desees

– Bien alteremos un poco tus planes, tengamos un hijo y después pensemos en boda

– ¿Segura? Pequeña un hijo es una responsabilidad enorme

– Sí, quiero un hijo tuyo y mío al cual cuidaremos, amaremos y veremos crecer – mi pequeña se reincorporo dejándome ver sus hermosos pechos – formemos una familia, nuestras madres, Lilah, Ramón, Zuleyma, tú, yo y nuestro bebé

Me quede pensando e imaginándome a mi pequeña con una pequeña pancita, recostada junto a mí hablando y riendo de cualquier cosa, esa sería una gran vida, en definitiva ese era el futuro que quería

– Oye – gire a mi pequeña dejándola debajo de mí

– Bien hagamos al primero de nuestros hijos

– Vas a tener que trabajar mucho mi amor

– ¿Trabajar mucho?

– Quiero una familia muy numerosa, así que practicaremos mucho – mi pequeña me guiño un ojo haciéndome reír

Misión: Recuperarla. [COMPLETA✔ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora