Six ❤

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Ailén

Llegamos al parque y nos sentamos en una pequeña mesa que se encontraban ahí. En lo personal me gustaba mucho salir al parque pero sola, no con un chico que no deja de sonreírme

—Bien— dijo un Jimin emocionado mientras sacaba su libreta.

—¿No creó poder hacer esto? — rodé mis ojos, apoyando mi cabeza en la mesa.

—Vamos Ailén, no es nada difícil

—Yo no tengo a nadie que me haya inspirado — lo vi amenazante.

—¿Por que odias tanto la vida? — dijo con voz seria y eso me asombrada ya que rara vez él se ponía serio.

—No tengo porque decírtelo— bajé mi cabeza para empezar hacer garabatos en mi cuaderno.

—Esta bien. Empezemos por el principio — río mostrando su eye smile que siempre aparecía — ¿Por que entraste a la academia?

—Porque si

—Ailén tienes que responder bien. Vamos de nuevo, ¿por que estas bailando?

—Bien— respondí viéndolo sin ninguna expresión en mi rostro.

—Ay Dios— río sujetando su cabeza— No me refería a que respondieras "bien". Si te quieres ir pronto tienes que responderme

—¿Quien dice que me quiero ir?

—Ow ¿quieres estar conmigo?—me vio tiernamente y yo sólo hice una expresión de asco.

—Obvio no. Solo que no quiero ir a mi casa — volví a bajar mi mirada.

—¿Y por que no quieres ir a tu casa?

—¿No crees que estas haciendo muchas preguntas? — lo vi amenazante.

—Entonces preguntame tú— dijo apoyando sus manos en la mesa, mientras sonreía.

—¿Por que me sigues? — alcé una ceja.

—Hmm— se hizo el pensativo —Yo no te sigo, misteriosamente tú siempre apareces en mi camino y aparte me caes bien

—¿Yo te caigo bien? — me señalé —Deja de decir estupideces

—No son estupideces, es la verdad

—Ay ya olvídalo, vamos hacer el trabajo

—Ok, pregunta lo que quieras

—¿Por que te gusta el baile?—pregunté sin verlo. Solo seguía haciendo garabatos pero si le estaba poniendo atención.

—Porque cuando mi mamá era joven ella quería ser una gran bailarina pero no pudo ya que quedó embarazada de mi y murió dos años después de que yo nací—de inmediato alcé mi vista para verlo y él estaba llorando, jamás había visto a alguien llorar y no sabía que hacer o que decirle.

—Lo siento— fue lo único que se me ocurrió decirle. Él alzo su vista y secó sus lágrimas para poner una gran sonrisa en su rostro, aún no sabía como hacia para poder sonreír así después de haber estado llorando.

—No te preocupes. Solo que me pongo algo mal cuando la recuerdo

—Si quieres podemos terminar aquí— dije tratando de que no sé siguiera sintiendo mal, sé que no soy la mejor persona del mundo pero tampoco quiero verlo aquí llorando.

—Dijiste que no querías ir a tu casa así que nos quedaremos aquí haciendo el trabajo— sonrío.

—¿Siempre eres así de sonriente?— pregunté viéndolo raro.

—Si — puso ambas manos en sus mejillas que ligeramente se abultaron.

—Agh, sigamos — empecé a escribir.

—Aún no me has dicho porque estas en la academia — habló volviendo a llamar mi atención.

—Esta bien, te lo diré. Mi madre me obliga a cumplir sus sueños frustrados, ¿feliz?— me encogi de hombros.

—¿Hmm? ¿Y por que no le dices a que a ti no te gusta eso?

—Si conocieras a mi madre jamás me dijeras eso

—Ok. Olvidemos eso — siguió escribiendo.

Ambos estábamos concentrados escribiendo el ensayo, hasta que el celular de Jimin empezó a sonar, él vio el aparato y su mirada cambió. El dulce Park Jimin había dejado de ser dulce y ahora intimidaba con su profunda mirada.

Tomó sus cosas y se fue corriendo sin despedirse, me pareció muy raro que él se fuera así por así pero bueno sus razones debe tener

Yo me quedé unos minutos mas ahí terminando de hacer la porquería de trabajo. Después de que me aburrí de estar haciendo eso tomé mis cosas y me fui para tomar el autobús e irme al infierno que algunos llamaban casa

Cuando iba caminando por el vecindario, con mis audífonos puestos choqué con un hombre que venía corriendo, este se disculpó y siguió corriendo. No le tomé importancia y seguí mi camino hasta que llegué al inframundo

Gracias a Dios no había nadie, seguro andan en algún lugar disfrutando. Antes de subir a mi habitación pasé por la cocina para comer algo ya que moría del hambre

Subí a mi habitación y me acosté en mi cama, por algún motivo extraño no podía dejar de pensar en Jimin, me preguntaba si le había pasado algo grave y ni siquiera tengo su número para preguntarle si esta bien

Ailén que te pasa, jamás te has preocupado por nadie

Sé que jamás lo hago pero no puedo estar tranquila. Era una sensación extraña pero me sentía mal por él

Me puse mi suéter, coloqué la capucha en mi cabeza y salí de casa. Ya era algo noche así que todo estaba oscuro, no se que es lo que voy a hacer solo pienso ir a donde lo vi salir la otra vez, talvez esa no sea su casa o talvez si.

Cuando llegué al lugar me quedé parada frente a esta no quería tocar pero en eso de repente Jimin salió de la casa, intenté irme pero este corrió hasta a mi y me sujetó del brazo

—¿Que haces aquí? — preguntó sin ninguna expresión en su rostro.

—Na-da. Suéltame — tiré de mi brazo.

—¿No puedes vivir sin mi? — río de lado, y en ese instante volvió aparecer el tierno Park Jimin.

—Imbécil — rodé mis ojos y empecé a caminar con dirección a mi casa.

—¡Hey! — gritó Park a mi espalda mientras corría hacia mi —Espera— dijo cuando ya me había alcanzado.

—¿Que quieres? — pregunté seria mientras lo veía.

—¿Te puedo acompañar a tu casa? Ya es muy noche para que andes en la calle a estas horas — sonrió y yo bufé de inmediato.

—Yo puedo cuidarme sola — volví a caminar dejándolo atrás.

Cuando llegué a mi casa subí a toda velocidad a mi habitación y me encerré ahí, me acosté en la cama y en segundos me quede dormida

Pasaron varias horas cuando empecé a escuchar ruidos en la casa, vi el reloj y eran las 2 de la mañana, seguro era mi querida familia llegando, no le tome importancia y volví a dormir 

𝗘𝘆𝗲 𝘀𝗺𝗶𝗹𝗲 ◡̈ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora