Estaba hablando con mamá sobre lo genial que fue el día y lo feliz que ella estaba de que estuviera en su proyecto, cuando le estaba diciendo que me prometi un cambio de look, volver a ser la chica decidida de antes y que estaría encantada de que ella me apoyara no pude terminar lo último por el grito desgarrador que brotó de su garganta al ver un auto en dirección a nosotras a toda velocidad.
Quede en shock...
Cuando reaccione no se como logre tomar el control del volante haciendo un movimiento brusco logrando cruzar en dirección opuesta haciendo que el auto zigzagueara y colisionara contra un árbol, logre cubrir a mamá antes de impactar contra él, recibiendo yo la mayor parte del golpe.
Recuerdo que todo era humo, el frente de la camioneta estaba destrozada, me sentía mareada, la vista desorbitada y el cuerpo entumecido, empecé a toser, los párpados se me cerraban solos, me sentía exhausta.
Antes de caer en la inconsciencia logre escuchar el grito de mamá.
— ¡Hija! No me dejes Brenda, no cierres lo ojos.
Estaba llorando desconsoladamente mientras una línea de sangre brotaba de su labio.
— Te amo mi amor te amo.
Lo dijo tan bajo que apenas logré escucharla, me tomó entre sus brazos y me abrazo.
— Te amo mamá.
Fue lo que logré decir antes de sumirme en la oscuridad.
▶◀
— ¿Cómo termine aquí?
Estaba con papá en mismo lugar, en alguna parte del oscuro bosque, después de recordar que paso no entendia que hacia en ese lugar.
— ¿Te refieres a tu espíritu?
La mirada horrorizada que puse debía ser un poema para el, trataba de ocultar una risita pero no tuvo mucho éxito.
No entendia NADA.
— ¿De que me estas hablando?
Me miró por unos segundo como si se tratase de la escuela, ese momento en el que le preguntas al profesor si pasaste la materia y te mira como si tu ya supieras la respuesta.
Su mirada fue tan intensa, como si tratara de adivinar mis pensamientos.
Pero no eran tantos, solo uno que me estaba rondando desde que dijo "Espíritu".
— Escúchame bien Brenda Sofia.
Me sentí tan asustada que empecé a sudar, dijo mi segundo nombre esto no es bueno.
No señor.
— Tu tuviste un accidente automovilístico, tu madre y tu iban en la camioneta de regreso a casa cuando un auto venía en su dirección, tu por instinto tomaste el volante y giraste en dirección contraria para no chocar con el auto, pero de lo que no te percataste es que hacia donde tú cruzaste era una zona con árboles, el auto hizo movimientos bruscos no se volcó por suerte pero perdió el control y colisionó contra uno de los árboles, fuiste muy valiente al proteger a tu madre ella solo tuvo una herida en el labio y una contusión nada grave, pero tú... —desvió la mirada.
Estaba desconcertada yo se que chocamos y que amortigüe el golpe de mamá pero que paso conmigo.
¿Morí?
Esa idea pasó por mi mente, respire hondo y hable.
— ¿Estoy muerta? —me atreví a preguntar, la mirada que me dio no la logre descifrar, así que espere hasta que continuará.
— Tú recibiste la peor parte del golpe, tuviste una lesión en la cabeza, te desmayaste en brazos de tu madre, ella estaba desesperada, empezó a gritar que la ayudaran —deje de respirar—, pero fue demasiado tarde —cerró los ojos con fuerza y frunció el ceño, como si le doliera lo que estaba por decir—. Tu te encuentras ahorita tratando de ser... revivida.
Si dije que estaba desconcertada, ahora me sentía como si estuviera cayendo en un abismo.
De un momento a otro dejé de sentir, estaba en ese momento en el que no sentías ni la picadura de un mosquito, me sentí vacía, y empecé con las etapas.
La primera: Negación.
— No eso no puede ser cierto. ¡Estas mintiendo!, yo no puedo estar muriendo. ¿Si no como estaría aquí?
Empecé a caminar en dirección contraria a él, estaba adolorida, pero el estaba tan equivocado como que dos más tres son cuatro.
— ¿Brenda a dónde vas? —su grito me hizo saber que me aleje bastante—. Escúchame —su voz ya era más clara, pero no hice caso y seguí.
Escuche las hojas crujir bajo mi peso, estaba perdida. Hasta que sentí un brazo en mi hombro me detuve en seco y vi a papá.
— Escúchame hija, por favor. —me rogó.
Pero yo estaba cansada de escuchar tonterías y pase a la segunda etapa: La ira.
— ¿QUÉ TE ESCUCHE? —solté una risa irónica— ¿Que me dirás papá, que estoy murieron?, lo siento pero no escucharé más.
— No es así.
Explote.
— ¿A NO? ¿ENTONCES CÓMO CARAJO ES? ¡ESTOY MURIENDO PAPÁ, Y MIENTRAS ESTOY AQUÍ CONTIGO HABLANDO IDIOTECES PUEDO ESTAR CON MAMÁ!.
Quedó tan atónito por mis palabras pero no me inmute. Su mirada era tan triste que me hizo sentir mal por lo que hice, el estaba tratando de explicarme la situación y yo me comportaba como un cría, me sentí culpable por eso, me tire al piso devastada y hay pase a la tercera etapa:
La tristeza.
Mi cabeza era un remolino de pensamiento, de dudas, aclaraciones e incógnitas, ¿No sabía cómo había terminado aquí? ¿Si estaba muerta o no? No sabía nada...
Y empecé a llorar como nunca en mi vida lo había hecho, gruesas lágrimas rodaban por mis mejillas, los sollozos me hicieron estremecer, me puse en posición fetal encogiendo mi cabeza en mis rodillas, mientras lloraba, me sentí tan frustrada conmigo misma por no haber visto hacia dónde me dirigía, en un arranque de ira me jale los cabellos y empecé a gritar a la nada, me sentía devastada por no saber que pasaría conmigo y frustrada a la vez por no saber como terminaría.
Sentía la garganta rasposa haciendo que mi voz se volviera ronca en el proceso, pataleaba sin importarme lo doloroso que se sentía, estaba por golpear el piso con mis puños cuando sentí unas manos impidiendolo.
— ¡¡Suéltame!! SUÉLTAME —solloce— Arruine mi vida. —fue lo último que dije antes de hundir mi cabeza en el cuello de papá, dejándome llevar por el calor que emanaba.
Sus caricias en mi cabello hicieron que me relajara drásticamente, me estaba durmiendo en sus brazos hasta que recordé que estábamos en medio de la nada.
— ¿Papá?
— ¿Mmm? —me reí para mis adentros porque de esa forma yo respondía cuando esta desorbitada.
— ¿Dónde estamos? —soltó una risita, me separe de él para mirarlo.
— ¿Qué da risa? —fruncí el ceño, porque no se tomaba en serio mi pregunta.
— Ya preguntaste eso, te dije que estamos en un momento del tiempo.
— ¿Esa no era la pregunta perdón? —estaba avergonzada, esa no era la pregunta adecuada.
Me dio una mirada cálida que me hizo sentir más tranquila.
— La pregunta es ¿Como llegue aquí? al igual que tu.
Me miró estudiando cada movimiento que hacía, hasta que me dijo:
— Sabía que harías esa pregunta.
Le sonreí, al momento que lo hice sentí dolor en la boca, me palpe ahí, me dolió en ese momento y me arrepentí, estaba hinchado, antes no me dolía.
La emoción, querida.

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Atrapada
Science FictionBrenda Calvins, estudiante de secundaria y linda chica, vida millonaria pero aburrida, hasta que un accidente lo cambia todo en su vida. No te dejes llevar por lo primero que ves. A veces la confianza puede llevarte a la perdición.