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Fui a mi casillero en busca de mi libro de matemática, no era la mejor asignatura para esta hora tan temprana, pero se hacía lo que se podía, cuando cerré mi casillero, me encontré a Annie con una sonrisa.

— Ok, yo conozco esa sonrisa que traes, es la de pase la mejor noche de mi vida—dije divertida.

— Que bien me conoces, ¿Quieres que te cuente qué pasó? —ya esperaba yo esa pregunta, reí y asentí, sonrió más y mientras íbamos a clases empezó a hablar—. Nos la pasamos genial en la fiesta, tuvimos sexo —puso los ojos en blanco y se mordió el labio—. Y después me pidió mi número, hablamos el fin de semana y hoy ha pasado a buscarme a mi casa, y es muy sexy.

Reí por su último comentario.  

— Veo que te la pasaste bien, me alegro por ti, pero cuidado te rompe el corazón te veo muy ilusionada.

— Lo tendré en cuenta, gracias, ahora vamos a clases.

No veíamos matemática juntas ni ninguna asignatura, por lo que quedamos en vernos en la hora del almuerzo. 

Pase la primera hora inquieta, no le preste mucha atención a la clase, luego mamá me explicaría, cuando faltaban solo minutos para irnos al profesor le dio por ponernos ejercicios.

Bufé. 

Hay si tuve que prestar atención. Por suerte sonó el timbre.

ー Recuerden hacer los ejercicios señores. —dijo mientras salíamos.

Nadie le hizo caso y todos se retiraron.

Pase el resto de mis dos clases antes del almuerzo distraída, cuando sonó el timbre del almuerzo me dispuse a ir a mi casillero antes, estaba guardando unos libros en el, pero me sorprendí cuando este se cerró de golpe, mostrándome a el causante de el y de mis distracciones de clases hoy, mi objetivo del día Andrew Williams.

Tenía el pelo despeinado con unos jeans negro, una camisa blanca casi transparente en la cual se le veían unos tatuajes y una chaqueta de cuero negra con unos lindos Nike, se veía irresistible.

¿De donde saque eso? Me reproché.

— Hola pequeña. —dijo con una sonrisa de lado, recostando el hombro en el casillero de al lado.

Me molestó su apodo.

— No soy pequeña. —replique a la defensiva, el rió.

Tenía una sonrisa hermosa.

— Pues tu tamaño no dice eso. —señaló, fruncí el ceño y me crucé de brazos.

— Imbécil. —dije bajito pero me escucho.

— ¿Como me dijiste? —se le había borrado la sonrisa. Me asuste un poco, pero no me deje intimidar.

— Imbécil. —dije fuerte y claro esta vez—. No se pero creo que tienes problemas de audición.

No me dio tiempo de reaccionar cuando me acorralo contra los casilleros de atrás y me miró furioso, no podía pedir ayuda debido a que todos se encontraban en la cafetería. 

Tenía una suerte.

Dije con sarcasmo para mis adentros.

— La próxima vez que me vuelvas a decir a si no te irá nada bien —dijo mirándome a los ojos, me mordí el labio nerviosa—, y no creo que tenga problemas de audición porque escuche perfectamente el jadeo que soltaste.

Estaba atónita, pero levanté la cabeza y entrecerré los ojos a la defensiva.

— No me das miedo. —dije firme se sorprendió, por lo que aproveche y me zafe de su agarre, se recompuso rápido y volvió a su postura relajada—. Ahora por lo que viniste —dije sacando la camisa de mi bolso se la iba a entregar pero la retiré, igual a como hizo él—. Espero no volver a cruzarme contigo —dije pegándola a su pecho y dándole la espalda para marcharme.

Avance moviendo mis caderas sensualmente, podía sentir su mirada penetrante en mi, me gire y lo vi observando mi trasero y mordiendo su labio. No me vio pero me alegré por eso. 

Cuando estuve lejos de él podía sentir mi corazón bombear con fuerza en mis oídos.

¿Dios que fue eso? ーpregunté a la nada.

Bien hecho cariño. 

Dijo la voz de mi subconsciente a lo que sonreí.

La misión salió exitosa con un pequeño inconveniente, pero del cual no me sentía mal. 

Me dirigí a la cafetería, encontrándome a Annie y los chicos, agarre una bandeja hice la fila y me senté con ellos a comer, esperando a que pasaran las horas para poder ir a casa.

Al salir de hay todos fueron a sus respectivas clases pase por mi casillero recordando lo de hace minutos y me mordí el labio, pensando en su cercanía y lo bien que se sentía.

Pase el resto de mis clases tranquila por lo menos ya no tenía ninguna misión.

AtrapadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora