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Siempre me han enseñado que debo ser fuerte y valiente, darle cara a los problemas y siempre he tratado de que sea así, en estos momentos me encuentro en la habitación del hospital esperando que me den de alta 2 meses encerrada en cuatro paredes color crema es horrible. Me han tenido sometida a evaluaciones, tratamientos, inyecciones y yo estoy cansada de esta mierda, quiero ir a casa y ver películas mientras como una pizza con queso y maíz, o leer un buen libro mientras bebo chocolate caliente. Todos estos meses se han tratado de mi salud.

Al siguiente día luego que despertara fui recibida por mi madre, se veía destruida otra palabra no la definiría, tenia enormes ojeras que por más maquillaje que se aplicara se le notaban al verme su reacción fue llorar, me dijo que me amaba y que gracias por quedarme con ella que no sabría que seria de su vida si yo moría. No me pareció extraña su actitud ella siempre a sido muy afectuosa conmigo y yo no puedo contradecir eso porque mi reacción fue la misma le agradecí a Dios un mundo por permitir que ella estuviera bien, luego de eso todo fue una misma rutina, levantarme, análisis, muestras de sangre, evaluaciones, comer y dormir y así día tras días hasta hoy que después de tanto se dignaron a dejarme salir de este lugar.

Tyler me ha visitado cada que puede y me enseña los apuntes aunque no vayamos a las mismas aulas pero cuenta la intención ¿No? Aunque el doctor dice que no tengo que forzar mucho el cerebro por el golpe que recibí. Me cuenta lo que dicen de mi en el instituto y no he dejado de estar en la boca de todos, me vale un rábano lo que piensen luego verán. Annie ni la sombra aparece. Andrew lo tengo presente en mis pensamientos.

A lo largo de estos meses me he sentido extraño sonara loco pero me siento vigilada, una noche estaba dormida eran las cuatro de la madrugada y me desperté por una pesadilla, al hacerlo sentí a alguien susurrarme:

«Sigues teniendo el mismo sueño»

Como algunos dirían a lo vulgar: me cagué en los pantalones. Me estaba volviendo loca, pero lo peor no era eso si no que esa voz se me hacia tan pacífica y a la vez tan perturbadora, es algo fuera de lo común. Luego de ese día me pasó unas tres veces más, pero hacer 2 semanas que no tengo pesadillas, es como si la escuchara solo cuando estoy mal. 

— ¡Felicidades Brenda, te puedes ir a casa!

Esas eran las mejores palabras que he escuchado en días, al fin. Empiezo a acomodar todo emocionada.

— Gracias doctor, fue muy amable conmigo todo este tiempo.

Le dí una sonrisa afable y me dirigí a la puerta donde se encontraba mamá esperándome sonriente. Nos dirigimos al estacionamiento del hospital yo seguía en silencio sumida en mis pensamientos, nos detuvimos frente a una camioneta. Que digo camioneta. LA CAMIONETA.

— ¿Es tuya?

— Y tuya cuando quieras usarla, sube.

Oh si que la usaría. Pensé, 

Mamá tenía una nueva adquisición supongo que la del accidente quedó horrible y la verdad esta estaba mejor, era dorada por fuera con unos llamativas llantas, nos subimos y quedé impactada al ver los asientos; eran de cuero blanco, con alfombras de cuero, con una mini televisión, mire la parte de atrás para dejar mis cosas, mi cara tenía una perfecta "O" carajo si delante era divino la parte trasera traspasaba los límites, tenía un estero que cubría la pared con los asientos en forma de cama.

— Definitivamente la voy a usar. —expresé a mamá, que sonreía de oreja a oreja.  

El camino lo mantuvimos en silencio, solo me dedicaba a mirar el paisaje pensando en como seria todo ahora ¿La escuela? Me dejaran cursar perdí dos meses completos. ¿Mi vida seguira normal, mis amigos?

AtrapadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora