27: Solo sucedió

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Cierra.

El príncipe del reino sin nombre cierra el libro, el cual ha estado intentando leer hace media hora, con frustración y suelta un pesado suspiro para acostar la frente encima de la mesa de la biblioteca. Frunce el ceño con molestia cuando el silencio no lo ayuda a distraerse, al contrario, hace que pierda más la paciencia y se pone de pie con rudeza para agarrar el libro, y colocarlo en su respectivo sitio.

Camina hasta la puerta de su alcoba con el motivo de salir rumbo a la oficina del alfa supremo, sin embargo, recuerda que dijo que lo esperará por lo que termina sentándose en la cama evitando morder sus uñas por la angustia sobre si los consejeros aceptarán el tema de que reclamó al príncipe Hajime como su cachorro. Sus labios forman una mueca de incomodidad al sentir un poco de calor recorriendo su interior, maldice por la bajo al saber que la fecha de su celo está cerca, demasiado, y hace una nota mental respecto a que tiene que decirle al rey de Sefliglan si va a tomar supresores o no.

El corazón le late con rapidez al escuchar cuatro golpes en la puerta, dirige la mirada hacia ella y sonríe con ternura al observar cómo un par de ojos verdes están que lo miran con preocupación.

— ¿Qué sucede, príncipe Hajime?

—Ya terminaron mis clases —murmulla avanzando y se sienta al costado, después que el príncipe del reino sin nombre lo invitó.

El gris nota como el menor está inquieto, queriendo preguntar algo; pero no sabe si sería correcto hacerlo.

—Príncipe Hajime —lo llama con suavidad— ¿Qué sucede?

Hay un breve silencio.

—Yo...,pues... —juega con los dedos de su manos—,papá sigue en la reunión...eso quiere decir que...los consejeros, aún, no aceptan que...

Calla al sentir la mano del mayor acariciando su cabeza con lentitud.

—No tiene por qué estar preocupado, príncipe Hajime —menciona sintiendo con dulzura al saber que el cachorro está preocupado por él—. Su padre debe estar haciendo todo lo posible para que permanezca en el palacio.

— ¿Y qué pasa si no lo consigue? ¿Qué pasa si dicen que se vaya?

El verde se cristaliza.

—No quiero que me separen de ti —abraza al omega por la cintura y cierra los ojos para aspirar las orquídeas—. No quiero que se vaya...no quiero estar solo, de nuevo.

El corazón del príncipe del reino sin nombre comienza a doler.

—N-No va a estar solo, príncipe —desprende feromonas de seguridad al oler la tristeza del contrario—. Tiene personas que lo quieren y...

—Yo solo te quiero a ti.

Confiesa con las mejillas rojas y esconde más el rostro.

—Príncipe Hajime, yo...

Ambos pares de ojos se dirigen a la puerta cuando está ha sido golpeada tres veces.

—Príncipe Komaeda —la voz del alfa supremo hace que se ponga de pie de un salto y escucha los fuertes latidos de su corazón— ¿Puedo pasar?

—S-Sí —aclara su garganta—. Pase, majestad.

—Príncipe Ko...

Guarda silencio al notar la presencia de su hijo, quien corre hasta él para soltar la tan ansiada pregunta:

—Papá, papá, Komaeda se va quedar, ¿no? Hiciste que esos viejos lo acepten, ¿verdad?

—Hajime...

—Komaeda no se va a ir, ¿verdad?

El tono del cachorro sale agudo debido al miedo de que la respuesta sea negativa.

—No se va ir como mamá, ¿no?

El rey siente la culpa invadir su ser al ver las lágrimas acumuldas en los ojos de su cachorro, la impotencia de que no fue capaz de proteger a Kaede invade su mente, por él su hijo se quedo sin su madre.

—Hajime —se pone a la altura del menor—. Hijo, tranquilo —limpia una lágrima traicionera de la mejilla derecha—. No tienes por qué preocuparte, el príncipe Komaeda seguirá con nosotros —más lágrimas caen y las manos del dueño forman un puño al no querer mostrar denilidad ante su padre—. El príncipe Komaeda se quedará.

El heredero del reino de Sefliglan corre hasta el omega para abrazarlo y llorar por el miedo que sintió de que se vaya.

—Príncipe Hajime, no llore, por favor —dice el de cabellos blancos abrazando el pequeño cuerpo.

El llanto del menor invade la alcoba.

—Será mejor que regrese más tarde —menciona el rey al darse cuenta que su hijo necesita estar con el omega a solas.

—Majestad —lo llama antes de salir—. Yo...

Niega en señal de que no diga nada.

—Después, príncipe Komaeda.

Y sin más abandona el lugar.

El príncipe del reino sin nombre dirige toda su atención al llanto del cachorro, se pone de rodillas y con la punta del vestido limpia los mocos, y lágrimas.

—Perdón —susurra sorbiendo la nariz.

—No tiene por qué pedir perdón, príncipe —sonríe con ternura para que el menor se calme—. Imagino lo difícil que fue para usted hacerse la idea de que me iba a ir.

Asiente sintiendo que llorará, otra vez.

—Ha sido muy valiente —lo halaga sonriendo más—. Muchas gracias por preocuparse por mí y por aceprtarme, príncipe Hajime.

Lo último hace referencia por el reclamo, el cual no se hubiera completado si el hijo del rey no hubiera aceptado al omega extranjero como su nueva madre.

—Y-Yo...no sé, cómo sucedió —comenta sintiendo el rostro caliente—. Solo...yo...

—Está bien, príncipe —despeina los cabellos castaños—. Tampoco, sé cómo sucedió.

Se sonroja más y desvía la mirada de la radiante sonrisa de su nueva madre.

— ¿Qué le parece si vamos por un dulce antes de ir hablar con su padre?

La mirada del cachorro se ilumina.

— ¡Sí! ¡Quiero un pastel de chocolate con mucho glaseado!

El príncipe del reino sin nombre suelta una pequeña risa y asiente, mientras agarra la mano derecha de su cachorro para dirigirse rumbo a la cocina.

 Our Kingdom © [KamuKoma/Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora