18: Propuesta de amistad

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Abre.

Komaeda abre los ojos, sorprendido, al sentir como las manos del rey de Sefliglan están que acarician sus mejillas, las cuales tienen lágrimas secas, comienza a respirar por la boca debido a que si continúa con aquel gesto va a terminar por desmayarse. El aroma ha tierra mojada hace que se ponga más intranquilo y baja la mirada con pena.

-Quisiera saber la razón de sus lágrimas, príncipe Komaeda.

Dice en un tono pausado.

-Y-Yo...

Murmulla inclinando la cabeza hacia atrás causando que las manos del rey lo suelten y atrae sus piernas hasta el pecho para abrazarlas. El rojo observa como el rostro del omega refleja frustración es como si estuviera teniendo una batalla interna, la cual es verdad; pues Komaeda está que se disputa entre decirle la razón por la que ha estado llorando o callar.

Obedecer al alfa.

-Príncipe Komaeda, sabe que puede confiar en mí.

Lo sé.

Responde en silencio.

El rey de Sefliglan, hasta ahora, ha sido demasiado amable, sinceramente no creyó recibir aquel trato hacia su persona, recuerda que cuando llegó al gran palacio tenía miedo en que el gobernante sea arrogante, déspota y cruel como los alfas de su reino; no espero encontrar lo contrario.

-N-No...no debió -la vista se le nubla-. No debió gustarme, majestad.

El corazón de Kamukura duele cuando esconde el rostro en el pequeño hueco de sus piernas.

- ¿No debió gustarle qué, príncipe?

Atrae más sus piernas.

-L-La...forma en la que me trató ayer -se siente tan apenado-. No debió gustarme la manera en la que tocó..., ¡no debió!

Evita acariciar la blanca cabellera.

-Príncipe, no tiene nada de malo que le haya gustado -recuerda que el omega era virgen, así que entiende más o menos la actitud que está teniendo-. Es complemente normal que...

Calla al escuchar un sollozo.

-P-Pero...pero, fue por obligación -dice sorbiendo la nariz-. Usted fue de esa forma conmigo porque tenía que cumplir con la tradición -la voz se le quiebra-. Y no debió gustarme...porque todo fue...por cumplir.

Ya veo.

Dice en su mente al entender la razón por la que el de ojos grises se siente mal, deprimido, cree que sus actos fueron obligadas que lo trató con amabilidad no porque quiso sino, tenía que hacerlo.

-Príncipe Komaeda -desea poder abrazarlo y traerlo a su pecho para brindarle seguridad-. Por favor, levante la mirada.

Duda en hacer caso.

-Quiero que escuche con atención -dice cuando el gris lo mira con lágrimas contenidas-. Mis acciones de ayer no tienen nada que ver con la tradición, no lo traté de esa forma porque sentía que era una obligación -sonríe con ternura-. Lo hice porque quería, deseaba, que usted pudiera tener una grata primera vez.

Parpadea sin poder asimilar todas las anteriores palabras.

-Si bien es cierto que la unión fue obligatoria, mis acciones no -la voz es seria asi como su mirada-. Tanto usted como yo sabe que pude hacerlo de una forma brusca y rápida, pero, repito, jamás estuvo en mis planes usar ese método porque aunque le cueste creerlo, príncipe, usted me importa.

El corazón de Komaeda comienza a latir con rapidez, se sonroja hasta las orejas y por primera vez siente un cálida inexplicable en el centro de su pecho.

-Así que, por favor, no debe sentirse mal, príncipe. Es normal que le haya gustado porque lo hice para que así sea.

Agarra las palidas manos y las besa con dulzura.

-Majestad.

-Príncipe Komaeda -baja las manos hasta el sofá, no las suelta-. Por favor, no quiero que piense aquello, usted vivirá aquí -asiente con lentitud-. Por ende, nos seguiremos viendo, no quiero que el ambiente sea incómodo -inclina la cabeza y aquello le parece adorable al alfa-. A partir de ahora, me gustaría que seamos más que un rey y príncipe que dejemos, poco a poco, las formalidades que seamos, espero, amigos.

Komaeda jadea sorprendido y aparta las manos para desviar la mirada hacia cualquier lado.

-P-Pero...pero, majestad, no está bien que un omega como yo..., es decir,...

Balbucea al no saber cómo explicarlo.

-Comprendo que para usted debe ser extraño el tema que haya una buena relación entre un omega y alfa.

-Majestad, en mi reino no está bien que un omega este a la misma altura que un alfa -explica jugando con sus manos-. No está bien porque nosotros nacimos para servirlos y obdecerlos sin importar que -observa el anillo fijamente-. Nuestra labor es entregarnos por completo hacia ustedes.

Kamukura pasa las manos por su larga cabellera.

Sin duda, va ser difícil poder hacer que el omega deje aquellos estereotipos antiguos de dominación.

-Príncipe Komaeda, no quiero presionarlo, respeto su cultura y forma de pensar -habla con delicadeza-. Sin embargo, espero que con el paso del tiempo, tras observar que en mi reino hay igualdad para todos, usted pueda brindarme su amistad.

Aprieta los labios, realmente se cuestiona si será capaz o no de hacerlo, en estos momentos no está para ponerse a pensar; pues la cabeza ha comenzando a dolerle tras haber llorado demasiado. Por lo que, termina respondiendo un leve: sí, y se vuelve a sonrojar cuando el rey le ha regalado una sonrisa de sinceridad.

 Our Kingdom © [KamuKoma/Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora