08: Pequeña sopresa, pequeño acercamiento

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Ignorar.

Trata de ignorar los murmullos que salen de las bocas de las personas, quienes están por los pasillos, con cada paso que da. Evita morder el labio inferior, no baja la cabeza en ningún momento, sabe qué están comentando, lo que todos están criticando, hasta Makoto se puso intranquilo al oler el aroma de tierra mojada, el cual está en su persona, cuando fue a verlo durante el desayuno. No creyó que la noticia se iba a propagar con rapidez, apenas ayer en la noche sucedió y en la mañana ya estaban, algunos, mirándolo mal. Sin embargo, el rey de Sefliglan no mostró ningún disgusto, al contrario tenía una sonrisa de medio lado y el rojo lo observaba con sutilesa, más de una vez estuvo por escupir el té y es que la intensidad de su mirada hacia que su lado omega se ponga ansioso.

Suelta un pesado suspiro, luego de cerrar la puerta de sus aposentos, para apoyar la espalda en el mármol con bordes dorados. Observa con detenimiento el lugar, piensa en qué podría hacer para matar el tiempo, quizás releer uno de sus pocos libros que pudo traer.

—Ni modo.

Dice cogiendo uno y el corazón se le acelera cuando alguien toca cuatro veces.

—Adelante.

Deja el libro en su lugar y parpadea, sorprendido, al ver que se trata del heredero de Sefliglan.

—Príncipe Hajime —se acerca jugando las manos—. Que inesperada visita —tiene la mirada intensa del rey— ¿Sucedió algo?

El cachorro frunce el ceño al reconocer el aroma, el cual está mezclado con el de las orquídeas.

—Hueles a mi padre.

El omega se pone rígido.

—S-sí es verdad, príncipe.

No había considerado el hecho de que el niño pueda sentir celos, molestia, hacia su persona debido a su difunta madre.

—Me gusta —el gris se expande—. Es agradable —está levemente sonrojado— ¿Quiere decir que ya eres mi nueva mamá?

La nostalgia se hace presente en el pecho y corazón del príncipe del reino sin nombre, sonríe con ternura y piensa en qué responder.

—Supongo que no.

Menciona interpretando el silencio del mayor, hace una mueca de tristeza y sacude la cabeza con lentitud.

—Bueno, espero que padre no tarde —el verde brilla al recordar por qué vino—. Y no vine para eso —hay entusiasmo en su tono—. Escuché como Makoto le decía a padre que le gusta leer.

—Oh, es cierto, príncipe Hajime —responde con algo de pena—. Amo leer siento que la lectura es una gran forma de relajar la mente.

El primogénito de Izuru hace un sonido de no haber entendido para él es aburrido el leer prefiere estar con Nekomaru y practicar esgrima.

—Bueno, entonces, vamos.

Coge la mano derecha del omega y lo jala para que empiecen a caminar.

—Disculpe, príncipe Hajime —se pone nervioso—. Puedo saber a dónde vamos.

Asiente, mientras entran a los pasillos.

—A la biblioteca —el verde lo mira por encima de hombro—. Será mi regalo por tu llegada.

Komaeda sonríe, de nuevo, con ternura. Sin duda, el heredero al trono de Sefliglan es muy bondadoso y amable.

Igual que el rey.

Los mismos murmullos no tardan en hacerse oír, el cachorro jala la mano del contrario, pues a acelerado el paso.

—No haga caso —escucha que dice con arrogancia—. Están celosos de que tengas el aroma a mi padre.

Atina a solo sonrojarse.

—Llegamos.

Avisa frente a una gran puerta, hay dos guardias cuidando la entrada, están quietos ni si quiera parpadean.

—Cierre los ojos, Príncipe Komaeda.

Dice con las pequeñas manos en ambas perillas de oro. Asiente sin dudarlo, es decir, es el futuro rey después de todo, en algún momento subirá al trono como corresponde.

No si ese día llega.

El cachorro vuelve a agarrar su mano, lo guia hacia los interiores del lugar, empieza a olfatear el aroma a papel antiguo, le fascina.

—Puede abrir los ojos —hay timidez en su tono—. Bienvenido a la biblioteca del castillo, Príncipe del reino sin nombre.

El gris recorre los miles y miles de estantes que hay, sus pies avanzan por si solos, una gram sonrisa está en su rostro y desprende aromas de felicidad. Hace años que no siente aquel cosquilleo agradable en el estómago, no sabe por qué género comenzar, sin embargo, recuerda un tema importante.

Obedecer al alfa.

¿Estaría bien que se hunda en el mundo de la fantasía? ¿No habría problema si lleva unos cuantos libros a sus aposentos? ¿Estaría correcto venir cuándo lo quiera?

— ¿Qué sucede?

Cuestiona el castaño al notar como la radiante sonrisa de su futura madre va desapareciendo.

— ¿El rey sabe que iba a mostarme la biblioteca, Príncipe Hajime?

Frunce el ceño confundido por tal cuestionario.

—Mi padre no sabe —el corazón se le acelera por el miedo—. Le dije que era una sopresa —el verde se pone triste— ¿No le gusto?

—No, no, no —agita las manos con rapidez—. Me ha encantado, Príncipe Hajime. Solo que no creo que sea apropiado el hecho de que el rey no sepa dónde estoy.

Obedecer al alfa.

— ¿Mhm? — Inclina la cabeza— ¿Por qué, no? ¿Acaso mi padre ha dicho que lo espere en el dormitorio?

Niega un poco sonrojado.

—Entonces, no hay problema —sonríe con inocencia— ¿Qué género le gusta? Realmente, no estoy familiarizado con la biblioteca pero puedo pedirle a Toko que nos ayude, ella debe estar en la cocina con...

Calla al reconocer un aroma, gira con entusiasmo sobre los talones, corre sin poder evitarlo y grita un fuerte:

— ¡Padre!

El príncipe de cabellos blancos agacha la cabeza, junta las manos y ruega para que el alfa supremo no se haya molestado por encontrarlo en un lugar, el cual no autorizó.

 Our Kingdom © [KamuKoma/Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora