Guiada por el profundo amor que tiene por la fotografía, Anya Ukai conoce al Karasuno, en donde su mundo, que consideraba pequeño, se llena de personas que siempre estarán allí para ella. Ya no mas sola.
El Karasuno la acoge como su nuevo miembro, v...
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Tsukishima: ¿con mi camisa' (analiza bien lo que va a decir) ...¿por que siempre hacen preguntas así?....la viólo?...
Karasuno all:
Hinata: Sugawara-senpai!!!
Kageyama: ¿yo?
Sugawara: bueno, si me dan el permiso, sería yo.
Daichi: bueno, sería Hinata, ya saben, ambos con sus personalidades raras.
Yamaguchi: buen...Tsuki, obviamente...
Te dijeron a parte de esa jirafa bobito yama bebé.
Tanaka: ¡obviamente yo!, aunque jamás traicionaría a mi amor Kiyoko-sama!.
Nishinoya: ¡claro que no, yo sería su pareja ideal!.
Buenos jóvenes, este es el penúltimo capítulo, espero que sigan comentando, amo que comente, de verdad.
Sin mas, nos vemos
See you next time►
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Anya estaba analizando lo que su padre le dijo, su corazón aún latía con tanta fuerza que creía que se iba a salir de su pecho.
Iba a volverá jugar, no necesariamente en un equipo como antes, no, eso ya no era lo suyo, pero ahora podía moverse, correr, saltar y entrenar como se debe a sus amigos.
Antes de despertar había pensado en todo lo que le pasó, habían perdido contra Aoba Johsai de la peor manera porque no se dio cuenta de la táctica del imbécil se Oikawa, se había sentido devastada como nunca. Pero debía enmendar ese error a toda costa, primero, tenía que salir del hospital y saludar a su doctor, el señor Hinahoho era como el hermano perdido que nunca tuvo.
- mierda con estas cosas de sueros en las manos - murmuró sacándoselo con fuerza, el líquido comenzó a salir de apoco, pero al ser muy poco de lo que quedaba no estaba desperdiciando mucho - ugh, sangre.
Comenzó a lamer la zona de donde había salido la escasa sangre mientras miraba el cuarto del hospital. Anya odiaba a las personas como Oikawa, odiaba el pez y sobre todo los hospitales. Desde pequeña había estado en ellos así que volver luego de mucho tiempo de haberse librado de uno era detestable.
