Pequeñas cosas

2.8K 182 8
                                    

Los días pasaron comunes y corrientes, nada nuevo. El entrenamiento era cada vez más fuerte y pronto tendríamos un juego. 

Practicaba a todas horas, no solo durante los entrenamientos, también fuera de ellos. Mis pies tenían heridas por los tacos, mis piernas estaban entumecidas por calambres y mis ojeras eran más grandes que un oso. 

La única persona que había sido amable durante la semana además de mi prima era Corgan. Esos prototipos donde los chicos con lentes son intelectuales o nerds... o ambos, definitivamente no encajaban con el rubio. Era más estúpido que una patata frita. Pero en una relación se necesita al cerebro y al seguidor, en este caso, él era el seguidor, su novia era el cerebro. ¿Quién era su novia? La hija de la entrenadora. En pocas palabras... ¡La capitana! ¡Hurra! 

Otra razón por la cual odiarme, no solo eso. Con el juego cerca ella estaba en peligro de que yo obtuviera una posición de titular. 

    —En una semana es el primer partido para entrar a las selecciones —anuncia la entrenadora, limpié el sudor de mi frente para apoyar mis brazos en mis rodillas, me encontraba sentada en el césped con las piernas abiertas y la espalda encorvada, mis dedos estaban entrelazados entre sí y mi respiración era agitada. Había corrido tanto que necesitaba calmar mi corazón. 

—¿Dónde está mi hija?  —pregunta con el ceño fruncido, veo a unas chicas negar con la cabeza mientras se encogían de hombros. 

Era como si el universo escuchara sus palabras cuando su móvil comenzó a sonar desesperado. 

  —¿¡QUÉ HIZO QUÉ!? —Gritó después de escuchar las palabras de la otra línea. 

Me sobresalté y cerré los ojos repetidamente para analizar la situación, la entrenadora estaba roja de furia. Caminando en línea recta hacia la salida con sus puños cerrados y refunfuñando en voz baja. 

Me levanté para ir a despejarme con aire fresco. 

—¡Hey! —sentí dos manos en mis hombros, me moví rápido para atacar al agresor y lo derribé al suelo poniendo mi brazo en su garganta

—Oh, eres tú —me separo de mi prima que tose un poco y me mira mal. Me encojo de hombros y me vuelvo a concentrar en beber agua para seguir mi descanso. 

—De todos modos, ¿escuchaste sobre el lío que la hija de la entrenadora se ha metido? —niego sin darle mucha importancia, pero en el fondo sabía que me moría por conocer el rumor.  —Bueno, aparentemente la han encontrado fumando marihuana mientras se enredaba con el profesor de Anatomía Humana —frunzo mi ceño y comienzo a trotar, mi prima me sigue el paso pero me detiene viéndome a los ojos con seriedad —Me refiero a que él le estaba enseñando anatomía humana a ella mientras se drogaban —fruncí aún más el ceño y ella bufó —¿Eres o te haces la tonta? ¡Que se la estaba follando! —mi boca se abrió en una gran O y miré a la gente a nuestro alrededor, quiénes miraban a mi prima por sus palabras

—Me siento herida, me llamaste tonta —me quejo cuando sus palabras me cayeron en la cabeza

—¡Lola! —se queja, vuelvo a trotar pensando en lo que me dijo, pero era imposible con ella al lado

—¡Cállate que no me dejas escuchar ni mis propios pensamientos mujer! —me quejo deteniéndome de golpe. 

Mi prima hizo un puchero y siguió trotando a mi lado, si la suspendían del equipo quería decir que yo podría tener una oportunidad de ser titular.  Al pensar esto recordé cuando mi hermano me enseñaba a patear el balón. "El problema de los deportes de equipos es que aquel que obtiene la victoria se alegra porque su compañero obtiene la derrota" ¿Aplicaba en esta situación? Me alegro porque si ella no juega me pondrán a mí. Después de tener un debate mental conmigo misma caminé entrelazando mi brazo con el de mi prima. 

  —¿Sabes? Pasé de ser poco femenina a una chica como tú—digo sin verla, sé que ella espera a que continúe así que prosigo—pasé de depender de mi hermano y los gemelos a vivir a kilómetros de los tres. Este año las cosas han cambiado tanto, excepto mi amor por el campo, la adrenalina, el balón. Pero aquí estoy, destinada a la banca o sentirme mal por el fracaso de los demás que alimenta mi victoria. 

  —Hoy decidiste estar muy filosófica—el sarcasmo de mi prima me levanta un poco el ánimo. 

—Aunque fuera parte de las titulares dime, ¿cómo esperan que ganemos si el equipo es igual de unido que un rompecabezas con una cebolla?—ella se ríe ante mi comentario y se detiene de golpe, sus manos corren a mis hombros y me agitan un poco

—¿Y si usas tacones?

—¿Cómo mi hermano? Pero sería plagiar el trabajo de mi hermano...

—Nadie te conoce aquí Lalo, sólo piénsalo. ¿Qué perderás? 

—De ser así debo mejorar su idea, las pequeñas cosas siempre mejoran todo—sonrío para mí mientras mi prima intenta buscar ideas para ayudarme. 

  Después de buscar ideas para mejorar la idea de mi hermano usando tacones en el medio tiempo, me dejé caer en la cama agotada, habíamos hecho de todo. Desde carteles hasta ideas increíbles. El único problema que nos retenía de hacer esto era convencer al equipo.

  —¿Sabes? Creo que tendremos que posponer esto—mi prima me mira con el ceño fruncido—No creo que a una semana del partido nos dejen ir a un campamento—ella se encoge de hombros

—Déjamelo a mi primita, yo siempre tengo todo controlado—asiento y vuelvo a ver el helado que ella está comiendo, se lo arranco de las manos y lo comienzo a comer

—El helado es mío—ella hace un puchero y se levanta a organizar el desastre de su habitación. 

Mi tía no estaba, y hacía días que no había visto a María.— ¿Y tu hermana?—pregunto, Ileana suspira y me muestra un mensaje de texto. 

Estaré en casa de Matías, no le digas nada a mamá, XOXO

—Es su novio—ahora todo tenía sentido. 

Al día siguiente me encontraba nerviosa mientras corría alrededor de la cancha viendo a menudo hacia la entrenadora que hablaba con Ileana sobre el campamento que habíamos organizado el día anterior. 

—¡Lola!—me llamó, sentí un escalofrío recorrer mi espalda y cambié el curso hasta llegar a ella—Agradezco que quieran hacer esto, pero no tenemos el dinero y a una semana de---

—Disculpe que la interrumpa entrenadora, el dinero lo tenemos arreglado, y ¿de qué le sirve entrenar tan duro si su equipo está lejos de ser un equipo? No hay relación sana entre sus jugadoras, no pasan el tiempo haciendo otra cosa más que competir y odiarse. Un campamento hará una unión entre ellas y las hará querer ganar como equipo, no como una competencia. Acuérdese que es el equipo contra el problema, no el equipo contra el equipo—fruncí mi ceño ante la charla de mi prima quién parecía estar causando un efecto en la entrenadora. 

Después de unos minutos intentando convencerla, la entrenadora llamó a todas las jugadoras y les entregó el formulario que habíamos hecho para tener el permiso de sus padres y poder llevarlas al campamento.

Mientras entrenábamos pude notar a Ileana tomando todas las medidas de los zapatos de ellas, ¿cómo no? Si ella compraría todos los tacones para las actividades. 

—No olviden traer sus uniformes del equipo, nos vemos el fin de semana en el lugar indicado. ¡Goodbye!—ruedo mis ojos al verla despedirse de todas, la entrenadora no se veía tan convencida pero muchas de las chicas mostraron entusiasmo. 

Le entregué una hoja del formulario a la entrenadora—Sé que ha tenido que suspender a su hija, pero ella sigue siendo parte del equipo. Por favor entréguele esto para ver si ella quiere venir y déjela venir si ella quiere—la entrenadora me regala una fría sonrisa de labios cerrados y yo sigo con mis cosas. 

*********************************************************

¡HOLA! Por fin un nuevo capítulo, lamento mucho no publicar tan a menudo, el colegio me está pisando los talones cada vez que quiero hacer algo. Espero disfruten estos nuevos capítulos y no olviden dejarme una hermosa y sensual estrellita, se les agradecería muchísimo. Si no es mucha molestia, déjenme sus opiniones sobre la novela en los comentarios. Así podré mejorar :D ¡Los amoooo! ¡Bye!

XOXO~ 


¡Corriendo en TACONES!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora