Después de varias semanas de fracaso, tanto en el estudio como en los entrenamientos, logramos ser un poco mejores. Ya al menos no se caían apenas corrían con el balón, ni pateaban sin dirección para ver a dónde caería. Tampoco fallaba tanto la puntería ni la manera de Ana para atajar los balones.
—¿Y entonces? ¿Para cuando nuestro primer partido?—pregunta una de las chicas
—Bueno, si fuera dos semanas atrás diría que dentro de seis años—comienzo riendo, pero nadie me siguió la broma—ejem—incómoda termino de aclarar mi garganta y prosigo:—pues yo digo que un poco más de entrenamiento y estaremos cerca.
—¿Ni siquiera un amistoso?—pregunta otra
—Eh...—rasco mi cuello incómoda y Ana me mira con intensidad
—Oh vamos, ¡por favor! Organiza un amistoso, así podremos ver que tan mal estamos jugando—sugiere otra. Mi cabeza comienza a dar vueltas
—¡Está bien!—digo después de escucharlas insistir, suspiro y veo al suelo.
Sin entrenador no hay partido.
¿Dónde conseguiría uno?
—No—responde mi hermano mientras le ruego con pucheros y las manos juntas, él vuelve a negar y sigue deleitando de su ensalada.
—¿Desde cuando eres vegetariano?—pregunto robando una lechuga de su plato
—¿Por qué no le pides al entrenador que las ayude en este partido?—gruño por la sugerencia de Adrián que jugaba en su móvil a explotar minas y números.
Después de rendirme con ellos, caminé con pasos pesados hasta la oficina del director. Tal vez él me ayudaría con este asunto.
Cuando llegué a su puerta escuché los gritos de varias voces, sin llamar a esta entré interrumpiendo la reunión.
—¿Disculpe? ¿No ve que estamos ocupados?—dice molesto uno de los oficiales. Observé bien el escenario, detrás del escritorio estaba un muy molesto director, frente a él un emo con un cabello colorido y las manos esposadas detrás de su espalda y por último, los dos oficiales de la vez pasada
—No me interesa mucho, necesito un entrenador para el primer partido—digo sentándome en una de las sillas, subiendo mis piernas en el hermoso escritorio de una buena madera.
Todos me veían incrédulos, y Clayton me enviaba miradas asesinas. ¿Qué ondas con este tipo? Primero me mira mal, luego me salva, luego me ignora y me vuelve a salvar. Y ahora ¿me vuelve a mirar mal? ¿Es que acaso es bipolar?
—No tengo tiempo para esto señorita Pearson—pude ver sus arrugados dedos masajear sus sienes. Los oficiales se quejan de mi persistencia.
—Es solo un momento de su vida, ¡nada le cuesta!—El joven a mi lado se queja sin creer mi comportamiento.
—¡Ya sé! ¡Tú!—señala al bipolar— ¡serás el entrenador de su equipo!
—¿¡QUÉ!?—me incorporo asustada en el asiento mientras respondo al unisono con él.
—Ni loco—dice con un bufido irónico—odio el fútbol—los oficiales suspiran y él me mira aún peor—odio a las chicas
—¿Entonces eres homosexual?—levanto una ceja divertida
—¡SEÑORITA PEARSON!—chilla el director—¡A LA OFICINA DEL DIRECTOR!—el hombre estaba rojo como una verdura, pero todos lo volvimos a ver en un silencio incómodo por el estúpido comentario que había hecho—Ah.. pero si ya estás aquí—se aclara la garganta cuando capta nuestro mensaje —y yo soy el director—se acomoda la corbata incómodo y fuerza una sonrisa—Fin del caso señores, de ahora en adelante él será su entrenador y usted dejará de hacer estas visitas inesperadas e irrespetuosas
Ruedo mis ojos y le saco la lengua al de cabellos coloridos.
Ambos salimos de ahí al mismo tiempo, él aún con las esposas en sus manos y yo bufando.
—¿Cómo piensas soltarte?—pregunto al verlo saltar pasando sus piernas por sus brazos dejando éstos frente su cintura
—No es la primera vez que me las ponen, en mis llaves tengo una llave pequeña que sirve para soltarlas—dice mostrando la pequeña llave al lado del resto. Comienza a soltarse y deja caer las esposas.
—¿Eres un criminal? No sé, ¿uno experto en robos? ¿asesinato? ¿violación?—él rueda los ojos y sigue caminando
—No te incumbe—gruño y camino a su lado. El maldito piernas largas caminaba más rápido que mi hermano.
—Detente piernas largas—lo tomo de la camiseta y él me mira mal
—No me toques—se queja, levanto una ceja y me cruzo de brazos
—Pero el otro día me dijiste que te tomara de la cintu...—me empujó contra los casilleros, apoyando una de sus manos al lado de mi cabeza y la otra cubriendo mi boca
—¡QUE ASCO!—dice apartándose al sentir mi lengua pasar por la palma de su mano—¡Que maldita puerca!—sonrío satisfecha y me encojo de hombros con inocencia
—Fuiste tú quien puso la mano donde no debía—él me fulmina y luego sonríe con arrogancia
—Por suerte no lavé mis manos después de ir al baño—arrugo la nariz y saco mi lengua para escupir, él ríe y me deja ahí plantada. Frunzo el ceño y lo alcanzo
—Necesito formar un juego, máximo en dos semanas—comienzo a explicarle
—Nunca acepté a ser tu entrenador—responde colocándose los auriculares
—Pues... le podré decir al director que incumples y que te castigue con algo peor—canturreo, él se detiene molesto y suspira
—Eso es chantaje
—No lo es—me defiendo
—Lo es
—¡Que ya te he dicho que no!—gruño frustrada.
—Dame los horarios del entrenamiento, ¡pero no te acostumbres!—asiento y saco una hoja de mi bolso para entregársela con una sonrisa victoriosa. Él no dice nada y desaparece entre los pasillos.
Cuando voy a mi siguiente clase Ana me mira con una sonrisa traviesa
—¿Qué sucede?—pregunto, ella me señala la ventana donde puedo ver a mi profesor. ¿Qué carajos está haciendo? ¿está llorando?
—Le hemos jugado una broma las del equipo y yo, pues nos ha insultado—mi mirada sigue hasta dar con la víctima. Un hermoso auto clásico. Con una fuerte cinta adhesiva en todas partes. Oh dios... si él arranca eso le quitará la pintura al pobre auto.
Vi a dos chicas con pasamontañas comenzar a arrancar la cinta. Lo interesante era que formaba un dibujo. Abrí mi boca sorprendida al verlo. Ni siquiera yo llegaba a ser tan extrema
—La idea de la pintura fue mía—dice Red desde una esquina, todos lo volvemos a ver mal. Pero no usaron pintura.
—"Jódase profesor"—leí omitiendo algunas palabras.
El pobre hombre estaba llorando mientras veía como destrozaban la hermosa pintura de su auto. ¿A quién engañaba? Por supuesto que era así de extrema. Esta broma estaba genial.
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¡HOLA! Si llegaste hasta aquí, gracias por leer, no olvides dejar tu hermosa y sensual estrellita
XOXO~
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¡Corriendo en TACONES!
Rastgele"Eres de otra galaxia" "Eres una chica" Si criarse rodeada de lobos es malo, imagina ser criada por todo menos mujeres. Convivir no solo con tu hermano mayor y sus mejores amigos, también con tu padre (el cual no sabe nada sobre mujeres) y sus her...