Los entrenamientos con Clayton eran aún más fracasados que antes. Pero él nos ponía disciplina.
Pude escuchar algunos rumores de burlas por causa nuestra.
—¡Vengan al partido el viernes!—dije entregando un volante a una pareja que pasaba por ahí. La gente no nos daba mucha importancia, pero esperaba que al menos vinieran a vernos.
—¡HOLA A TODOS! ¡PARA LOS QUE NO SABÍAN! ¡LAS CHICAS DEL EQUIPO DE FÚTBOL HARÁN UN LAVADO DE AUTOS EN BIKINI!—volteé a ver a Aaron y Adrián que gritaban eso por todas partes con la boca abierta
—Así ganaremos dinero para los uniformes—dice Clayton desde atrás, lo fulmino con la mirada y asiento a regañadientes y sigo entregando los volantes con una sonrisa forzada.
A la salida de las clases mi hermano nos reunió. Clayton miraba con odio a todos. Si fuera otra persona seguro me haría pis en mis pantalones por su culpa.
—Bueno mis queridas chicas—dice con una sonrisa divertida—es hora de lavar autos—nos muestra las herramientas para armar el puesto.
Ana y tres chicas más se agruparon para hacer el título del evento. No quería participar en esto.
—Es machista hacer esto—refunfuña Samantha mientras camina hacia el otro lado y se pone a organizar otras cosas.
El resto de nosotras armamos un pequeño puesto de madera para recibir el dinero. Gracias a que obtuvimos ayuda de los chicos no quedó tan desastroso.
—¿No piensas hacer nada?—pregunta Lucía molesta al ver a Clayton tomar sus cosas para irse
—Tengo otro compromiso—dicho esto, todos lo vemos irse boquiabiertos.
Al día siguiente, acordamos que todas llevarían un bikini para hacer el lavado de autos. ¿Lo haríamos en el colegio?
Bajé saltando las escaleras de dos en dos. Chocando con Gabriela en la curva.
—Fíjate por donde vas perra—digo al ver todos los cuadernos en el suelo. Por suerte no eran míos
—Controla tu cuerpo mono—gruñe juntando todo. Los demás alumnos nos veían interesados mientras pasaban un poco más lento que de costumbre.
—¿A quién le dices mono?—gruño, ella rueda sus ojos y se levanta. —Yo no soy la estúpida que usa faldas más pequeñas que su cerebro—el rostro de indignación que se formó en ella era épico.
Seguí bajando las escaleras de dos en dos y corrí a mi clase.
Cuando llegué me sorprendí a mi misma de haber llegado temprano. Me senté al final del aula en una esquina junto a la ventana.
El profesor comenzó a dar su clase como de costumbre.
Hoy sería el lavado de autos... que cosas de la vida. Nunca creí que llegaría este momento donde haría esta clase de cosas.
—¡SEÑORITA PEARSON!—sentí la madera del borrador golpearme en la cabeza, levanté mi mirada adolorida al ver que la puntería del profesor era perfecta.—¡La clase es aquí!—dice furioso.
La puerta se abrió dejando ver a un Clayton sudoroso. Tenía las mejillas sonrojadas y parecía adolorido al caminar.
—No me di cuenta de la hora—dijo entregando una hoja al profesor, sentí curiosidad de saber qué era. Pero nadie dijo nada.
Se sentó en el único puesto libre. A mi lado.
—Hola entrenador—digo guiñándole un ojo, él me mira mal
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¡Corriendo en TACONES!
De Todo"Eres de otra galaxia" "Eres una chica" Si criarse rodeada de lobos es malo, imagina ser criada por todo menos mujeres. Convivir no solo con tu hermano mayor y sus mejores amigos, también con tu padre (el cual no sabe nada sobre mujeres) y sus her...