Apuestas

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El día fue tranquilo, ni Charlie, ni Max habían aparecido por los pasillos del instituto. Mi prima se había tenido que retirar con su equipo al partido de fútbol de los hombres a dos horas de la ciudad, mientras tanto yo me encontraba en clases de educación física muriendo después de hacer dos lagartijas. 

  —¡Vamos Pearson, mueve esos fideos que tienes como brazos!—gritó el profesor mientras me obligaba a hacer otra lagartija. En mi defensa, yo servía para el fútbol. No para lagartijas o abdominales. 

Descansé en el medio de la cancha mientras las otras chicas se iban a cambiar, me sentía tan perezosa que ni ganas de respirar tenía. 

  —¿Oye estás muerta?—Abrí un ojo para encontrarme con un Corgan, largo tiempo de no verle. 

—¿Crees que los muertos te puedan responder?—me senté de mala gana

—Ah pues no sé, mejor intentar para no tener dudas—se encogió de hombros y me ayudó a levantarme—te he visto muy pegada a los Phillips últimamente—dijo acomodándose la ropa

—¿Phillips?

—Charlie, Max, ¿los Phillips?—abrí mi boca en una O

—No sabía que ese era su apellido

—Su hermano mayor creó la fama que tienen, por eso son tan respetados entre los estudiantes. Además de que son tan poco sentimentales y hasta los heterosexuales dicen que si fueran homosexuales se los tirarían

—Basta, se está tornando asqueroso—dije bebiendo agua

—¿Cómo te hiciste su amiga?

—No creo que sea su amiga, solo hemos hablado un par de veces. Lo conocí en un viaje del equipo de fútbol—dije caminando hacia mis cosas, por suerte era la última clase del día. 

—Hey Lalo—miré a  la capitana —se canceló la práctica de hoy—dijo para irse sin siquiera molestarse porque se canceló.

Me quedé sola en el colegio, no quería ir a casa. Aún quería pensar sobre lo sucedido el día anterior. Seguí pateando los balones. 

  — Hey Lalo—volteé a ver a Charlie con sus manos en los bolsillos de su pantalón negro, iba vestido todo de negro. Su traje se veía desordenado y su corbata mal atada—¿tienes fiebre escolar o qué?—preguntó jugando con uno de los balones, rodé mis ojos

—¿Qué quieres?—pregunté lo más seca posible, él pateó el balón y falló. Me burlé y seguí con lo mío—perdedor

—¿Tienes algún problema?

—¿Eres así de estúpido siempre o tomaste clases para mejorar?—la molestia salió de mi con mucha naturaleza, Charlie frunció el ceño. 

—¿Cuál es tu problema? Si quieres decir algo dilo de una vez

—Lola—miré al peliblanco que me interrumpió antes de poder decir algo. 

—¿Qué haces aquí Clayton?—me crucé de brazos y lo enfrenté

  —¿Y tú quién eres?—preguntó Charlie con un mal humor... 

—No es de tu incumbencia—la frialdad de estos dos... ni la Antártida es tan fría—vine a convencerte de que vuelvas, tu hermano te extraña y el equipo te necesita. Di que sí—suspiré cansada

—Ya tuvimos esta conversación, te dije que no me iré— tomé los balones y caminé a guardarlos.  

Clayton se retiró en silencio, mientras que Charlie me miraba esperando una explicación. 

¡Corriendo en TACONES!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora