Capitulo I

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Yui POV

Fue un silencio infernal el que llenó la habitación donde todos - sin contar a Raito, claro está, y Shu que aún no bajaba - esperábamos que Reiji encontrara las palabras adecuadas para hablar. Se sentía la tensión entre nosotros, los cinco que estábamos presentes, las respiraciones entrecortadas por lo nervios y cómo Kanato le murmuraba cosas a Teddy suavemente. Yo estaba sentada en el sofá de al lado de la ventana, viendo la lluvia que caía con fuerza en los jardines cual diluvio infernal; truenos sonaban a la distancia y las ventanas se empañaban por el calor de adentro, contratando de la manera más violenta el viento de afuera. Me mordía el labio, intentando hacerlo sangrar un poco, peto antes de lograrlo se escucharon pisadas.

Shu al parecer ya había despertado y bajaba las escaleras entre bostezos. Al ser el mayor y el que más sangre necesitaba para sobrevivir, se mantenía igual de débil que siempre mientras se sentaba en un sofá. En sus dedos, estaba la Reina dorada, tan hermosa como el primer día, pulida sin necesidad de ser limpiada y fuerte sin tener que ser puesta a prueba. Reiji, al ver que su hermano había llegado, se ajustó las gafas.

- Reiji-san - lo llamó Kanato, ladeando la cabeza -. ¿Qué ha pasado?

- ¿Raito aún no despierta? - susurró, aunque bien sabía la respuesta.

Subaru negó con la cabeza, apenado.

- Nada.

- Demonios...

Kanato, que estaba recostado en el sofá sobre su costado, hizo puchero mientras jugaba con las patas de Teddy. Sus ojos estaban llenos de nostalgia y misterio, esperando a que siguiera la conversación; al no continuar fue él el que optó por seguir hablando, aunque su pelirrojo hermano menor fue más rápido.

- ¿Quién llamó? - preguntó, cruzado de brazos.

- Él.

Los demás hermanos intercambiaron miradas, incluyéndome. Reiji normalmente no dudaba en sus palabras y menos se refería a personas de esa manera, aunque ese tal Él fuera tan despreciado por la familia. Shu gruñó.

- Si nos has llamado para perder el tiempo... - comenzó Shu, con los ojos cerrados.

- Basta, Shu - le dije, recordando la mesa rota.

Él bufó, chasqueando la lengua. Todo por la Reina.

- ¿Quién es él? - pregunté, tratando de bajar la tensión.

- No te referás a él, ¿verdad? - preguntó Subaru, ignorando mi pregunta.

Silencio. Si había algo peor que no saber nada, era saber algo a medias y quedarse con las dudas rondando tu mente. Kanato parecía entender todo aunque nada había sido dicho; los rostros de Ayato y Shu permanecían neutros.

- Me temo que sí.

- ¡Ya basta! - Ayato parecía impaciente -, ¡Digan de una buena vez quién demonios ha llamado!

- ¿Acaso no es obvio? - Shu finalmente abrió los ojos.

Opacos, carentes de color y completamente inundados en tristeza - así parecían sus ojos ante los míos, reflejando incontables penas y cosas que nadie en su vida debió haber visto. No dije nada, temiendo que el mayor de los hermanos llegara a enojarse. Lo dejé hablar.

- Ha llamado--

Y se escuchó un ruido sordo, pesado y muerto. Un golpe, en realidad. Nos mantuvimos en silencio, completamente estáticos ante el ruido intruso en nuestra conversación. Kanato se sentó lentamente, algo débil, mientras miraba con sus ojos lilas todo el lugar como si fuera la primera vez que abría los ojos.

- ¿De dónde ha venido eso? - preguntó Shu, sin moverse un centímetro.

- Del piso de arriba - respondí, levantándome de mi asiento.

Kanato se levantó al igual que yo y en un abrir y cerrar de ojos ya no estaba. Subaru y yo caminamos escaleras arriba, ambos tensos mientras que Ayato, Reiji y Shu se mantenían abajo. ¿Va a pasar algo malo? me pregunté, sabiendo que las cosas no habían termino de calmarse y todo podría caer con un solo tambaleo.

Avanzamos por los pasillos, interrogantes llegando a nosotros de la misma manera que caían las gotas afuera. Un diluvio de ideas si podría llamarse así. Subaru iba a la cabeza, sin realmente mostrarse nervioso; era el que estaba menos débil hasta el momento. ¿O será que está gritando por dentro?

Ya habíamos llegado al final del pasillo, viendo las habitaciones una por una, hasta que escuchamos lo que parecía ser un sollozo desde el otro lado del piso, seguido por una risa débil pero algo alegre. El peliblanco y o intercambiamos miradas antes de echar a correr hacia ahí, viendo que el resto de los hermanos - sin Shu - subían las escaleras detrás nuestro.

¿Malo? No. Lo que vimos fue exactamente lo opuesto a malo.

Kanato estaba sentado en la cama, en sus brazos abrazando a Teddy, mientras Raito le sonreía débilmente. El mayor de los trillizos tenía el rostro pálido mientras se burlaba de su hermano, siempre irónico pero mostrando el poco afecto que le lograba tener. Kanato, algo avergonzado, sollozaba por lo bajo.

Raito estaba de vuelta.

No pensamos que eso detonaría tantas cosas.

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¿Qué pasó esa tarde? Mucho. Reiji se encargó de ver que Raito no tuviera problemas al recién haber despertado, Kanato y Ayato intentaban ignorar el echo de que lo habían extrañado y Raito, agotado, no se mantuvo más de dos horas despierto.

La lluvia seguía tronando fuera de los muros mientras caminaba a pado calmado por los pasillos. Mi mente se mantenía en Raito; podía hablar a duras penas y el ruido había sido él mismo al intentar levantarse. El coma (¿debería llamarle así o un profundo sueño?) le bajó su salud al mínimo.

No sobreviviría mucho sin sangre.

Suspiré. ¿Morir de nuevo? Eso es demasiado cruel. Me detuve cerca de un balcón que era iluminado por la luz de luna, siendo protegido de la lluvia por una extensión del techo. No lo dudé dos veces y salí a tomar un poco de aire fresco.

Mas no estaba sola. Shu estaba también, pero el balcón era tan grande aue no logró sentir mi presencia mientras hablaba por su celular negro en susurros furiosos.

- No me importa - gruñía entre dientes -. No, no vamos a... ¿Y crees que eso nos importa? Entiende que no... ¿Has perdido la cabeza?

Gruñó, de la nada, algo en otro idioma antes de cerrar el celular y soltar un bufido. Caminé a su lado, frunciendo el ceño.

- ¿Y quién ha sido esta vez? - pregunté.

Me miró por unos segundos, y noté que la Reina descansaba en la barandilla del balcón. Sus ojos escanearon los míos, opacos y muertos.

- Pronto, Yui, pronto lo sabrás...

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Holi boli camarón con coli (?) OKNO, cosas de la escuela. Ya salió el primer capitulo y vamos con fuerza ^_^ Miiiiiles de cosas más van a pasar, no se preocupen :) Me muero por el bromance de Kanato y Raito, es tan kawaii~ Pero ya saben, voten, comenten, y hasta el siguiente cap ♥

Pesadillas e Ilusiones [Secuela de Soñando con un Final Feliz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora