Por una y mil noches más
(KuraKillu)
.
.
.
Abrió la puerta quitando los seguros, encontrándose a un moreno alto en uniforme.
- Su pedido. El paquete especial de Año Nuevo- El repartidor le hizo entrega de tres envoltorios de comida, que desprendían un olor caliente.
- Ha llegado rápido, considerando la fecha que es.
- Damos el mejor servicio que podemos, señor. Traigo un extra, ¿Aquí pidieron ChocoRobot?
- ¡Yo!- Apareció un niño de cabello platino y ojos azules, con el pijama sin abotonar- Deme, deme.
El hombre les dejo un fardo de chocolatería, que el niño agarró dando saltitos para enseguida volver adentro.
- No lo abrirás- Kurapika mando- Hoy comeremos lo que ordene, deja tus chocolates para después.
- Prefiero el postre.
- Hoy no, recoge tus cosas y pon la mesa.
- Pero ordenaste ensalada...
- Killua, hazme caso- El dueño del apartamento miro retadoramente al menor.
- Contigo me dará abstinencia- Fue a la sala, refunfuñando al tiempo que ponía el chocolate en la alacena.
- Perdón por eso- Kurapika volvió con el repartidor y le pago- Gracias y feliz año nuevo.
- Lo mismo para usted y su hermano.
- Él no es mi hermano.
- ¿Pasará el Año Nuevo con amigos?
Kurapika se mordió el labio inferior, evasivo.
- No precisamente.
- ¿A qué se refiere?
Curioso, el repartidor Kiriko se asomó para ver a Killua abrazando la caja de dulces antes de guardarla. Para ser invierno llevaba medio pecho al descubierto y usaba pantaloncillos cortos, su piel lechosa hacia resonancia con ese cabello de ángel; era cautivador.
Se fijó en quien lo recibió en la puerta. Rubio, voz educada, cara de bibliotecario y visiblemente más maduro.
Asimilándolo todo, dijo;
- Bien hecho- felicito con el dedo pulgar levantado y una sonrisa de complicidad.
El rubio entreabrió los ojos y suspiró, no era la primera vez que oía eso.
- Sí, sí, todos se alegran por mí.
Para Kurapika Kuruta no era un juego ni una broma, pasar el Año Nuevo con el tercer hijo de la famosísima y ricachona familia Zoldyck era una odisea.
- No te culpo por no traer una muda de ropa pero venir a mi apartamento en pleno diluvio tampoco fue muy inteligente de tu parte.
- Pues suena a que me echas la culpa- Juzgo Killua, una vez acabó la cena- Soy un fugitivo, solo quédate calladito y nadie saldrá lastimado.
Kurapika se fijó en el reloj de pared, faltaban quince minutos para iniciar otro año.
- Aun tienes tiempo, puedo llevarte a tu casa. O diles a tus mayordomos que te vengan a buscar, no deberías pasar un día como este sin tu familia.
ESTÁS LEYENDO
Extrañas fijaciones
RomantikDrabbles de momentos secretos donde se sienten en plena libertad el uno con el otro. (HunterXHunter) (Kurapika Kuruta x Killua Zoldyck)