Dulce sorpresa

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Dulce sorpresa

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- Entonces...- Killua no despego su vista del techo, alargando la palabra- ¿Iremos a la fiesta sí o no?

El cuerpo a su lado se sacudió de golpe. Killua no necesito verlo para saber que se sentaba apresuradamente a la cama para ojear el reloj de la mesa de noche y dar un gruñido contenido.

- Dios, vamos tarde.

- Puedo llamar a mi mayordomo para que nos recoja y lleve a la fiesta.

- Seguiremos el plan. Iremos en autobús.

- ¿A esta hora?- Killua se sentó perezoso, su espalda apoyada en la cabecera. Eran casi las tres de la tarde y el sol atacaba indiscriminadamente todo cuanto tocara. La habitación se sentía al interior de un horno; los rayos de luz entraban como focos reflectores por las ventanas abiertas- Sabes que odio las congestiones.

- Aguántate.

- No seas hostil ahora- El albino lo miro de reojo, molesto por su apuro y su humor mandón- Te pones paranoico cuando las cosas no te resultan, no sabía que ser impuntual te molestaría tanto.

- Es una fiesta importante, debimos estar allí hace dos horas.

- Lo sé, yo vine a recogerte después del dentista. ¡Pero no!-Apunto, haciendo gestos exagerados con las manos- El señor correcto se me tira encima y abusa de mi inocencia- Trato de sonar molesto, pero la risa le brotaba sola de los labios.

Logro su cometido al ver a Kurapika rojo como manzana, que en su intento de salir de la cama tropezó con el armario.

- No fue toda mi culpa.

- Tienes razón, somos cómplices.

- Vístete, nos tenemos que ir.

Con desgana, Killua lo hizo.

En tanto el rubio daba vueltas por el apartamento para corroborar que todo estuviera en orden antes de salir, Killua salió del baño vestido aunque desarreglado, evaluando una un paquete entre manos, inseguro de su contenido.

- ¡Killua, no te bañaste!

- ¿Para qué? Si tú ya me refrescaste.

- ¿Cómo puedes decir...? ¡El regalo!, por poco me olvido- Busco en su armario y extrajo una caja con un precioso envoltorio- Espero que no se estropee en el camino.

- Melindroso. Despreocúpate por esos detalles, a Gon le gustara igual.

- Se supone que en un evento natalicio están los amigos y conocidos más cercanos, y no estamos allí- farfullo entre dientes, fijándose en el reloj una vez más- Tenemos que darnos prisa.

- Con lo poco dispuesto que estabas la semana pasada...- susurro el menor, sin molestarse en disimularlo.

- Tu sabes porque.

- Oh, vamos. La escuela entera lo sospecha y estoy seguro que están apostando a que si es verdad.

- ¿Acaso lo nuestro ahora es un chisme de boca en boca?- La idea tomo a Kurapika por sorpresa.

- ¿Porque esa cara de asombro?- Killua estaba desconcertado con su desconcierto- Hasta Gon lo sabe.

- Él es confiable.

- Mi familia lo sabe.

- Tu familia es otro cantar.

- Sí que lo es.

Extrañas fijacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora