Palm Silberia apostaba un ojo de la cara si algún día veía a Kilua Zoldyck, uno de sus alumnos más traviesos, siendo caballeroso con las mujeres.
Desde que lo vio comportarse rudamente con Retz, esa dulce niña de bucles dorados, dio por seguro que Killua era un apático de la materia femenina. No le hacía cumplidos, no le llevaba el ritmo a la conversación, se negaba a ayudarla hasta para guardarle un lugar en la cafetería. Gon era un pan de Dios comparado con él.
Sin embargo, últimamente ve a Killua siendo...solidario.
— ¿Me esperabas, Killua?
El delegado de la clase, Kurapika Kuruta, salió de la biblioteca para encontrarse con que el albino lo estaba esperado afuera.
— Estaba de paso— Respondió Killua, casual— Déjame tus libros.
Como buen estudiante, Kurapika pasaba más tiempo en la biblioteca durante los recreos que en cualquier otro lado. Siempre salía con algún tomo extenso, diccionario extranjero o texto con peso entre sus manos. Esta vez, eran tres libros de curiosidad general.
— No tienes que hacerlo, estaré...— Killua le arrebato los libros y se dio la vuelta antes que pudiera reclamar— Gracias.
Palm no entendía, si el rubio era hombre y Killua nunca mostro ninguna inclinación gentil hacia nadie... ¿Se habrá equivocado? No, Palm Silberia no montaba prejuicios infundados. Allí había gato encerrado y con Killua, más todavía.
— ¿Seguro que no pesa mucho?
— No— El único problema de Killua a la hora de cargar librería era equilibrar los desproporcionados volúmenes, el resto era aguantar el peso— Sueles llevar más, ¿Por qué de repente disminuyo tu colección de bibliotecario?
— No quiero que te esfuerces demasiado.
Killua viro los ojos, disimulando indiferencia. A Kurapika le extrañaba muchísimo su buena voluntad a la hora de llevarle las cosas, pensando que Killua andaba muy aburrido para hacerle estos favores.
A los pocos días, Palm se dio cuenta de algo mientras observaba a ese par inusual.
— No me creo que Killua Zoldyck se haya hecho samaritano de la nada...— Se negaba a creerlo, hablando con Gon sobre el tema durante su clase de arte.
Ambos veían a Killua haciendo lugar para los libros de Kurapika, mientras este y Alluka Zoldyck dibujaban con pinceles.
— Oh, eso— Gon sonrió anchamente— Es para que Kurapika no se desvele leyendo demasiado.
— ¿Desvelarse?
— Sí, el me conto que Kurapika lee tanto que a veces se olvida de dormir. Por eso, le carga los libros. ¡Esto es un secreto! Guárdalo, ¿sí? A decir verdad, le gusta que le acaricie la cabeza cada vez que le lleva los libros. También me entere que cuando tiene los brazos libres, Kurapika se los masajea porque cree que tiene calambres... ¿Uh? ¿Señorita Palm? ¿Por qué le sale sangre de la nariz? ¡Señorita Palm, ¿Esta anémica?!
Al final, la profesora de Arte tuvo razón. Killua Zoldyck era un egoísta, que pretendía acaparar la atención del delegado.
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Extrañas fijaciones
RomanceDrabbles de momentos secretos donde se sienten en plena libertad el uno con el otro. (HunterXHunter) (Kurapika Kuruta x Killua Zoldyck)