Ganadores

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Ganadores

(Segunda Parte)

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Con el paso de los segundos, no tuvo dudas. El ambiente era pesado, extremadamente pesado.

Kurapika sentía que las paredes a su alrededor se cerraban y lo apretaban hasta dejarlo molido, cielos.

Ni idea de que tenía Killlua en la cabeza para aceptar una invitación a cenar en la casa de Hisoka Morrow y dejarlo solo con Gon cada cuarto de hora para usar el baño.

- Espero que no se tarde mucho o se calentara...- dijo Gon, para cortar el hielo.

Al centro de la mesa, el helado comenzaba a sudar por los bordes. Tal vez por la tensión dentro del comedor.

- Dime, ¿Cómo convenciste a Hisoka de hacer una fiesta en su apartamento?- Hizo la pregunta del millón.

- Oh, no fue difícil. Hoy, él trabaja hasta el amanecer y me dio permiso. Aquí se siente solitario sin él y por eso, pensé en invitarlos para celebrar tu victoria- le contesto el niño, con una sinceridad que rayaba en la ternura.

"Te sientes solo sin él, vaya... ¿No debería ser una fortuna?", pensó Kurapika.

El apartamento en el que estaba era ridículamente enorme, incluidas sus grandes ventanas que daban un vistazo panorámico de la ciudad. Para Gon, que vivía de la naturaleza y el libre movimiento, esto debía ser novedoso.

- No me acostumbro a estar solo y sin Hisoka, solo tengo el eco.

Como si quisiera dar un ejemplo, Gon chasqueo los dedos ruidosamente y el mismo sonido resonó por todos lados.

- Es como estar en una cueva, la verdad.

Kurapika se mordió los labios, hora de hacer la pregunta más arriesgada.

- Si eso piensas, ¿Porque de repente decidiste vivir con él?

El joven de cabellos en punta le quedo viendo sorprendido, como si le hubieran preguntado algo demasiado obvio pero aunque tuviera la respuesta, no sabía cómo explicarlo bien.

Sea fortuna o no, a Gon lo salvo la aparición de Killua, que regreso con la cara mojada y el semblante decaído, viéndose aún más pálido de lo que era.

- Te tardaste- oyó a Kurapika decirle- ¿Todo bien?

- Sí. Me bajo el azúcar, es todo.

- ¿Tan rápido? Cielos, tienes un cuerpo extraño.

Su amigo le hizo señas desganadas, sentándose al lado de Kurapika con ademan perezoso.

- ¿Comeremos el postre o no?

- Si no te sientes bien...- Empezó a decir el rubio.

Killua lo ignoro, fijándose en lo que había sobre la mesa.

- ¿Y las obleas, Gon? Me gusta este con chispitas de chocolate, pero hoy esperaba algo más exótico. ¿No tienes helado arcoíris, de chicle? ¿Salsa dulce?

- Etto...no creo que haya algo de eso en la nevera.

- No te molestes, Gon- Kurapika miro retador al albino- Has ido al baño por lo menos cinco veces desde que llegamos, ¿Y aun no te llenas? Sería lo mejor si olvidas el postre.

Killua ladeo la cabeza hacia su pareja y lo encaro con sus letales ojos de azul oscuro.

- Voy. A. Comer. Helado.

Extrañas fijacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora