Mi alarma comienza a torturarme a las ocho en punto como todos los días, yo no sé porque tengo una puta alarma si no trabajo, aún adormilada tallando mis ojos con una mano lo primero que hago es tomar mi móvil y enviarle un mensaje a mi amiga ya que hoy tendrá su primer entrevista de trabajo quiero enviarle todas mis buenas vibras dándole ánimos.
Luego de eso arrastrando los pies metidos en mis pantuflas de la Pantera rosa, y aún en pijama, bajo a paso lento por las escaleras bostezando una que otra vez, siento que me faltó dormir más, por supuesto que la idea de regresar a la cama suena más que tentadora en mi cabeza pero mi estómago protesta pidiendo ser alimentado.
De igual manera de la cocina sale un olor muy rico y en cuando entro me recibe Renata mi hermana con todo un bufete, algo así como para alimentar un ejército; después de dar los buenos días solo la observo recargando mi espalda en el umbral de la puerta, ella camina de un lado a otro algo acelerada, para después verla poner en la mesa unos deliciosos hotcakes, fruta picada, yogurt, huevos a la mexicana, jugó de naranja y una gran sonrisa en el rostro de su parte.
Sinceramente yo imaginé que seguiría enojada después de lo ayer, pero lo más seguro es que estuvo buena la cogida que le dieron por la noche y por eso la sonrisa.
—Preparé el desayuno, el café aún está en la cafetera, me voy a trabajar que tengas un lindo día. —habla con prisa y sin mirarme pero sin quitar su cara de felicidad. Ella trabaja en una editorial siempre le ha gustado mucho leer y todo lo relacionado con los libros, mi hermana es algo ñoña para mí gusto.
De pronto pasa por un lado dejando un beso fugas en mi mejilla, me quedo pasmada en mi lugar sin saber que decirle.
—Gracias. —alcanzó a pronunciar antes de que desaparezca de mi campo de visión, voltea guiñando un ojo y se despide con una mano agitándola en el aire al tiempo que toma su bolso y camina veloz a la puerta de entrada.
Me voy a la sala con toda la comida, para ver la televisión por supuesto aún extrañada por el comportamiento de mi hermana, ella es atenta pero hoy exageró, mmm pensándolo bien, me ha dejado un sentimiento raro en mi pecho me ha recordado las comidas de fin de semana de mi infancia cuando mi madre aún vivía y éramos una verdadera familia y yo realmente era feliz.
Minutos más tarde me estoy quedando dormida frente a la pantalla del televisor, mis ojos parpadean lento y cada vez más constante. Se siente tan bien no tener preocupaciones de nada, sin el estrés de los exámenes o soportar maestros histéricos con traumas emocionales, reprimidos por que la vida no es como ellos creían de niños, desquitando todas sus frustraciones con alumnos como yo que sólo me dedicaba a estudiar pero les hacía ver sus errores cuando los tenían, claro ellos se desquitaban dejando trabajos extras los fines de semana arruinando por completo mi vida social, gracias a ellos es por eso que no tengo amigos, Naty no cuenta porque si no fuera mi vecina probablemente no nos conoceríamos.
De la nada o no sé si ya estaba dormida escucho que abren la puerta de la entrada dando un fuerte portazo al cerrar sin embargo no me susto o sorprendo, solo me obliga a abrir los ojos. De inmediato puedo adivinar de quién se trata, “Alex” o mejor conocido como Alexander, sí, esa perra y yo terminamos siendo amigas, que ironía ¿no?, él tampoco cuenta como amigo, digamos que el destino nos forzó.
Les cuento rápido…, mi perdón no lo consiguió tan fácil, ¡Oh no! Por supuesto que no iba ser sencillo, lo perdoné después de unas cuantas semanas que se arrastró, humilló e imploro perdón con lágrimas de sangre. Bueno esta bien, quizás no fue exactamente así y puede que esté exagerando un poquito, resumiendo todo, yo fui quien lo busco, no para rogarle (aclaro) simplemente dejé un poco el orgullo de lado para seguir siendo su amiga, en algún lugar escuché “si no puedes con el enemigo, únetele”, además que no todas las respuestas a tus dudas las encuentras en Internet.
—¡Pero que horrosh!, que haces a estas horas y en esas fachas, tirada como vaca desnutrida en ese sillón. —dramatiza llevando ambas manos a la boca. —Levanta ese flacucho trasero necesito que me acompañes a ir de compras.
Antes de que siga hablando me quejo amargamente. —No quiero ir, además la última vez que fui contigo tuve que ayudarte a escoger calzones extravagantes, terminé con trauma psicológico por varios días. —me levanto del sofá para caminar rumbo a mi habitación tirarme en la cama y dormir todo el día, pero se pone al frente obstruyendo el paso.
—Anda vamos necesito tu punto de vista, juró que no serán tangas sexuales ni nada que se le parezca. —junta sus manos haciendo súplica, acompañada de una cara de perrito regañado que me causa risa y que por supuesto ablanda mi corazón de pollo.
—Quítate del camino o acaso piensas que iré vestida así. —hace una sonrisa maliciosa de victoria, sus palabras y chantajes siempre tienen algo que logra convencerme.
…
—¿Qué tal me veo?, no soy del agrado de los trajes de etiqueta pero el evento lo amerita. —sale del vestidor con un traje Gucci blanco, que la queda a la medida, se ve tan guapo, sexi que si no tuviera conocimiento de su disgustó por las mujeres en éste momento lo empujaría al vestidor y lo violaría sin importar el lugar. No entiendo porque mierdas se tuvo que poner más buenote ahora que ya no somos novios es un maldito.
—Fani te estoy hablando.
—Creo que la cara de la señorita que nos está atendiendo responde mejor tú pregunta —la mujer se lo quiere comer con la mirada, creo que con los ojos ya lo desnudo quien sabe cuantas veces. —Imagina cuantas escenas eróticas cruzaron en su mente. —los dos hacemos un gesto de asco, después unas risitas provocando el sonrojo de la mujer que quizás se ha dado cuenta que hablábamos de ella.
—Eres una perra celosa. —me dice regresando de nuevo al vestidor para probarse otro traje.
—Voy a salir por algo de tomar, tengo mucha sed, quieres que te traiga algo. —escucho que menciona algo pero no le entiendo nada así que sin esperar a que vuelva a asomar las narices, salgo de la tienda para ir por una soda, éste hombre es más indeciso que una mujer y no pienso esperarlo ahí adentro ni un minuto más…
Me carcajeo sola en una banca afuera de la tienda con el móvil en la mano, ahora, después de saber que Naty consiguió el empleó, reviso mis redes sociales para ponerme al día, creo que la espera va para largo y no pienso regresar, sin embargo antes de seguir levanto la mirada un poco avergonzada por mi comportamiento, ya me había olvidado que me encuentro en un lugar público.
Un hombre joven de lindas facciones, buen atractivo, alto, delgado pero no de esos grandotes músculos, es más una belleza cautivadora de esos hombres que tienen un toque de ser introvertido, serio y que te roba uno que otro suspiro cuando pasas a su lado, camina con la mirada al piso, su cabello castaño claro esta algo alborotado como si hubiese metido sus manos en él, ahora se acerca sentándose en el otro extremo de la misma banca donde estoy sentada, trató de no prestarle atención pero me es imposible no hacerlo cuando le dedico una que otra mirada disimulada y veo su aspecto abatido, triste como si hubiera perdido un ser querido, está estático mirando un punto fijo, pero nada en específico, su mirada parece melancólica.
Quiero restarle total importancia y seguir en mi teléfono, pero este hombre de alguna manera ya me está contagiando su tristeza, tanto que quisiera abrazarlo y decirle que todo va estar bien. Pero entonces, quizás sintiendo la mirada sobre él voltea sin expresión alguna en su rostro.
—¿Has perdido al amor de tu vida? —con voz apagada y trémula al hablar fija su mirada en mí esperando respuesta.
No sé que responder a este desconocido, me estoy poniendo nerviosa ¡maldición!, porque no sale este cabron de esa pinche tienda, no puedo entender como puede tardar tanto en elegir un simple traje que en los hombres todos son iguales solo cambia el color.
—¡Gracias! —enfatiza —Por esperarme allá adentro —ironiza Alex casi gritando poniendo sus brazos en la cintura en señal de enfado. —Ya vámonos, estoy de mal humor por no encontrar lo que buscaba, te parece si vamos por algo de comer, quizás así logre calmar mi enojo y después ya veremos. —jala de mí sin dejar de parlotear.
El chico a mi lado después de la interrupción de mi amigo regresó a su misma postura sin prestar atención a la empalagosa, ruidosa y molesta voz, simplemente se volvió a trasladar a su planeta.
—¿Quién era ese muñeco?, no me digas que te lo cogiste en lo que yo…
Interrumpo antes de que siga —claro que no pendejo…, no lo conozco, simplemente llego y se sentó ahí. —levanto los hombros llevando atrás la mirada para ver la banca sola, lo busco disimulada pero ya no hay rastro alguno de él.
—Y ahora si piensas decirles a tus papás que eres gay. —mis palabras lo tensan y aprieta los labios en un gesto de desagrado arrugado la nariz.
—No creo que sea conveniente, esperaré un poco más. —levanta la mano pidiendo la cuenta al mesero, en un intento de terminar con el tema, ruedo los ojos al escucharlo tiene un año diciendo lo mismo, no se cual es su miedo, ¿qué lo echen de la casa?, no vive con ellos, casi no los ve, aún depende económicamente de su padre, pero tiene una carrera y puede trabajar para solventarse.
En fin solo él sabe.
Se acerca el mesero y busco en mi bolso la tarjeta para pagar, pero Alex me lo impide poniendo una barreara con su mano, negando con la cabeza. En lo que discutimos quien paga la cuenta veo entrar al mismo hombre de la banquita, con el mismo aspecto de hace un momento, se sienta dejando a un lado la carta del menú, al tiempo qué se acerca un mesero quien se retira rápido anotando lo que pide.
—Listo vámonos ya pagué, ¿Qué tanto observas?. —intrigado Alex mira a la misma dirección que yo —Ni siquiera lo pienses, él no se ve del mimo tipo que tus víctimas, que no ves el pobre hombre parece que lo acaban de mandar a la mierda y le dolió bastante, déjalo en su duelo y no te metas.
Lo reto con la mirada —Eres el menos indicado para darme un consejo así, además no pretendo nada con él, pero me da cosa verlo así tan jodido —tomo una servilleta para escribir mi número de teléfono.
—Sí, como no —hace un gesto de desaprobación.
—¿Qué?, Solo le voy a dar mi número, si me llama o envía un mensaje será por que quiere desahogarse platicando con una guapa desconocida, es como un acto de caridad idiota, anda vamos, no me mires así. —nos levantamos para salir, pero antes me desvío un poco de la salida para entregarle la servilleta, al recibirla arruga el entrecejo y voltea para ver a la responsable, nuestras miradas se cruzan y esboza una media sonrisa con un gesto más relajado, para después regresar la mirada al frente negando con la cabeza. Lo sé quien no se va a divertir con el acto más barato de coquetería que acabo de hacer, bueno, si no llama al menos le hice pasar un buen rato.
Varias horas más tarde después de que la señorita Alex se decidió por un traje, muy parecido a los primeros que vio por cierto, me lleva a casa, al llegar me percató que el auto de mi hermana está afuera ha regresado del trabajo, me despido y entro a casa sin tardar mucho en hacerlo.
—¡Hola! —saludo a Daniel novio de mi hermana, es un tipo carismático no me cae tan mal aunque a veces se quiere hacer el gracioso conmigo cuando no lo es.
—Que tal te va ni… —lo fulmino con la mirada antes de que terminé la palabra, retractándose de inmediato —Fani —completa la oración, ríe nervioso rascándose la cabeza con una mano y con la otra acomoda sus anteojos.
—Bien gracias, donde se metió Renata. —me siento a su lado para hacerle compañía.
—No tarda esta hablando por teléfono en la cocina, pero que no me vas a felicitar, ya formalmente seremos cuñados.Esperen en tienden lo mismo que yo, Daniel está diciendo que se van a casar, ahora entiendo el desborde de felicidad de hoy en la mañana, el desayuno. Quisiera ponerme muy feliz, pero eso significa una cosa ahora si me quedaré completamente sola, sueno egoísta pero no sé de que otra manera reaccionar. Lo observó seria sin decir nada, confundida con mis emociones, mientras él me ve con arrepentimiento quizás esté pensando que no fue buena idea decírmelo y está en lo correcto debió quedarse callado.
—Quería darle yo la sorpresa. —escucho decir a mi hermana, llegando con nosotros, sin esperar mucho se sienta a su lado entrelazado sus manos y dedicándose una sonrisa cómplice entre ellos, se ven tan felices ¿Quién soy yo para arruinarles su felicidad?.
Eso me hace recapacitar en mi reacción de hace unos segundos.
—Les deseo lo mejor, me pone muy feliz la noticia. —sonrió forzada tratando de poner mi mejor cara.
—Acabo de hablar con mi papá, creyó que estabas en la casa, también quería hablar contigo. —me alegra no haber estado presente. —Dice que nunca contestas tú móvil. —agrega con reserva para evitar mi molestia pero no le funcionó cualquier tema que incluya a mi padre me irrita mucho.
—Aún si hubiera estado en la casa no le tomo la llamada.
—No crees que deberías hacer las pases con él, sabes que te quiere mucho, siempre está preocupado por ti…
La interrumpo —¡Basta!..., —elevó un poco la voz pero enseguida me arrepiento —Lo siento, pero no es necesario que lo defiendas o lo quieras hacer ver como el bueno, las dos sabemos que no le importamos, nos ha dejado aquí en el olvidó, lo único que le importa es hacer dinero y él por su puesto. —agacho la mirada escondiendo mi tristeza y las ganas de llorar.
—Las cosas no son así, al menos escúchalo hagan las pases, él te ama. —me levanto para salir de ahí no quiero seguir escuchando más aberraciones.
—Yo estoy bien así, y si todo esto es porque te vas a casar no te preocupes tu tienes que seguir con tú vida al igual que yo, no tienes porque sentirte mal al dejarme sola. —camino para alejarme, sus brazos me rodean por la espalda.
—No voy a insistir más, pero quiero que sepas que yo te quiero mucho y que jamás te voy a dejar sola. —limpio una lágrima traicionera que salió al escucharla, volteo un instante sonriendo para calmar su angustia y me voy a mi habitación, repitiendo mentalmente “soy fuerte”, “no necesito de nadie para estar bien”.
Intento ver algo en Netflix pero nada llama mi atención, más que la noticia de la boda de mi hermana, mi padre es el que me fastidia. En lo que respecta, el cariño al igual que el respeto se ganan, él ha estado fuera de mí vida por ocho años, jamás se interesó por como me sentí los primeros años de la muerte de mi madre, no le importó mandarme a otro país lejos de él, cuantas navidades la pasamos sin un padre, solo porque el señor tenía asuntos más importantes que sus hijas, yo lo necesitaba como padre, como amigo, un consejo o quizás un regaño de su parte no solo su dinero.
En ocasiones he llegado a sentir lo más cercano al odio, sin embargo no sé si lo merezca, no quiero saber nada de él, por mi, que siga haciendo su vida como mejor le plazca y que me dejé en paz.
No sé en que momento comencé a llorar, entre gimoteos, sollozos limpio las lágrimas cuando escucho el tono de mensajes en el móvil, lo tomo leyendo los mensajes en la barra de notificaciones.Desconocido:
—Hola, soy el hombre que te causó lástima en el centro comercial.
—Que acaso no sabes que no debes dar tu número a desconocidos?.
Sonrió mentalmente al leerlo, sabía que esto iba a pasar, ¿Qué decía Alex? ¿Cuál duelo?, al fin de cuentas es un hombre y el duelo les vale madre lo único en lo que puede pensar un hombre es en acumular conquistas, él vio la oportunidad conmigo y yo claro que también la aprovecharé de cualquier manera ya estoy curada de espanto en cuanto de hombres se trata
Fani:
—Te di mi número porque no respondí tu pregunta en aquella banca.
—Lo tomé como una charla pendiente entre tu y yo. —respondo sus mensajes tratando de no verme como una pinche zorra atrapa hombres.
Así seguimos hasta las tres de la mañana cuando le envío el último mensaje a Max, a si se llama el enigmático hombre del cual ahora ya sé un poco más, o al menos sé porque parecía estar tan triste cuando lo vi hoy por la tarde y estoy segura pronto lo volveré a ver, quizás no en plan de conquista pero tampoco descartó la opción, cabe mencionar.
Apago la lámpara y antes de poner mi teléfono en la mesita de noche me quedo unos segundos observando su foto de WhatsApp, es mucho más guapo en persona. Pero que mierdas digo.
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Ser como ellos© [COMPLETA]
Lãng mạnNo se permite ningún tipo de adaptación o copia. Código de registro: 2011075823904.