La culpabilidad de hechos o sucesos que en algún momento estuvieron dentro de nuestro alcancen detener, son una llaga abierta, un dolor lento y constante que jamás cerrará, se aprende a vivir con ello y disimular para no preocupar a quienes te rodean, lloras en silencio y a solas, dejando que el dolor te consuma por dentro mientras sonríes para los demás.
Bueno en mi caso es así, fingir que estoy bien, o sesiones nefastas con el psicólogo donde eso sería lo menos peor. Todavía tengo esa sensación de horror al escuchar esa conversación entre mi papá y hermana cuándo consideraban la idea de mandarme con el loquero, quién me manda escuchar conversaciones ajenas, sin embargo hablaban de mi y eso me involucraba en esa charla dónde es obvio que quién necesita terapia son ellos ya qué no son capaces de asumir que yo no estoy loca, solo triste y eso es normal. Acaso no es suficiente el juicio y la condena que yo misma me he ocasionado, por favor, no necesito que alguien más lo haga por mi.
—Te buscan. —dice Fernando desde el umbral de la puerta de mi habitación.
—Voy, ya he terminado, solo detalles y listo. —inquiero sin mirarlo ya que tengo que terminar lo estoy haciendo que en este punto ya no me importa si va ordenado o no. Por último tomo la fotografía de mamá y la pongo por encima de todo lo que he guardado en la maleta la cuál cierro con cuidado para luego suspirar, estoy agotada.
—Te dije que lo hicieras ayer, pero a ti por lo visto necesito decirte lo contrario para que hagas caso.
Está estresado y lo comprendo, así que dejaré pasar el tono belicoso con el qué me acusa.
—No seas cascarrabias, ya terminé cuál es problema. —lo miro de reojo al mover la cabeza en desaprobación pero no de enojado, irónico quizás. Cosa que no me preocupa para nada, puedo entender su estrés y preocupación que está pasando ya que no deja de ver su teléfono el cuál no deja de sonar.
—Antes de irte sube las maletas al coche y recuerda que tienes que estar en el aeropuerto antes de las tres. —advierte dando media vuelta para marcharse. Aparenta severidad pero me ama y dejará pasar mis irresponsabilidades. También sé que sueno incoherente cuando hace apenas unos meses lo tachaba como el peor de los padres, pero simplemente eso cambió, él entiende por lo que estoy pasando siendo la única persona que me consuela, abrigando con el calor de sus brazos en la fría madrugada mi cuerpo cuándo es sacudido por esas terribles pesadillas, sin juzgarme, ahí esta mi padre, abrazándome con fuerza para hacerme saber que siempre estará ahí para mi. Extrañaba tanto esta conexión que pensé que se había perdido y que sin embargo no fue así, aún nos falta tiempo estoy de acuerdo, pero vamos por buen camino la prueba está en que ya no peleamos por todo bueno al menos ya no tanto.
—Sí, lo haré papá. —vuelco los ojos.
Pretendía reprenderme por lo qué acabo de hacer sin embargo, la insistente llamada en su móvil está por sacarlo de juicio y exasperado contesta haciendo una advertencia en silencio solo con la mirada, todo mientras gira para abandonar mi habitación.
—Esa es una buena idea para exponer, pero podríamos hablar de ello mañana en persona. — lo escucho todavía en el pasillo.
A veces me preocupa que se vuelva a meter tanto en el trabajo y tenga otro infarto debido a la tensión laboral, hablaré con él.
Con todo esto olvidé preguntar quién ha venido a buscarme pero estoy segura que es Alex, aunque me hace dudar ya que sus buenos modales para esperar o anunciarse no son lo habitual en él, en fin, jamás dejará de sorprenderme.
ESTÁS LEYENDO
Ser como ellos© [COMPLETA]
RomanceNo se permite ningún tipo de adaptación o copia. Código de registro: 2011075823904.