capítulo 26🌻

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El trasero me hormiguea horrible, está entumecido hasta los huesos de tanto estar sentada en estas malditas, odiosas sillas. En los hospitales deberían tener salas VIP parar situaciones como estás donde la espera es larga y tediosa, algo así como sillones cómodos y acolchonado, pantallas HD para ver algo entretenido, con palomitas o postres ricos.

No suena mal, creo que lo pondré en el buzón de sugerencias. Sí claro como si me fueran hacer caso, esto es una mala idea igual de mala cómo todo lo que hago, ejemplo claro de ello el haberme quedado aquí. ¿porque demonios lo hice?. Creo que no está bien fingir interés, pero que mierda, esa maldita mosca muerta tuvo la culpa de todo y si le agregamos el estrés emocional que ocasionó esa estúpida carta, sí, gracias a eso estoy aquí pasando malos ratos que no debería pasar.

Me arrepiento tanto de haberla leído, quizás si no lo hubiera hecho, en estos momentos estaría feliz sin remordimientos, odiando a Fernando como cada día de mi vida, sin prejuicios o remordimientos absurdos.

Volteó dónde se encuentra Roxana que no ha dejado de mirarme con ojos de odio y que si no fuera por Renata que ha sido la intermediaria ya nos hubiéramos matado. De inmediato esquivo su mirada me tiene sin cuidado lo que esté pensando de mí en éstos momentos. Aunque admito que me llena de satisfacción el saber que le incomoda mi presencia, no esperaba menos.

De pronto Renata y los demás se levantan de sus asientos, el motivo, el mismo doctor de la mañana que viene directo a nosotros, su aspecto es de cansancio pero luce menos estresado y despreocupado que en la mañana, que decir de ese uniforme azul que lo hace ver ultra sexi apresar de lo maduro que es, sin duda lo convertiría en mí sugar addy, se ve muy atractivo.

Después de escudriñar su aspecto de arriba a bajo, sacudo la cabeza, esto de no dormir no deja nada bueno.

—Familia Alcaraz, tengo muy buenas noticias. —esboza una sonrisa de satisfacción, que combina con su bien formada anatomía (creó que me estoy enamorando) continúa. —Fue una cirugía de mucho riesgo, sin embargo, todo salió como esperábamos. —explica con detalles la cirugía. Pero yo me pierdo en él y sus sensuales labios.

¡Por Dios que me está pasando, a mí no me interesan los viejitos!

Mejor pondré atención a lo que dice.

—Por ahora se encuentra en cuidados intensivos recuperándose de la anestesia y en cuanto pasé los efectos de ésta, podrá pasar alguien a verlo, por supuesto no es necesario que pasen toda la noche aquí, les prometo que está en muy buenas manos, solo quiero mencionar un detalle, como es un lugar restringido, solo podrá pasar su esposa o familiar más allegado, luego de 24 o 48 horas si no hay riesgo pasará a una habitación más cómoda dónde podrán acompañarlo todos ustedes. ¿Alguna duda?.

Aquí es dónde yo meto mi cuchara.

—Sí, yo, bueno no es una duda es más bien es una aclaración. —inquiero llamando la atención de todos. —Vera, mí padre es viudo no se ha vuelto a casar por lo tanto solo sus hijas tenemos el derecho de pasar a cuidados especiales ¿Cierto?. —me limitó a ver solo al doctor mientras hablo.

Soy de lo peor lo sé. Lo hice solo por joder y lo he logrado, puedo sentir su odio sobre mí.

—Así es señorita. —afirma el médico un tanto confundido frunciendo el entrecejo.

Mi sonrisa se amplía al escucharlo queriendo firmar enseguida un documento de restricción total a personas ajenas. ¡Ay! Soy una maldita, gracias por el halago, aunque por ello me he ganado una mirada fea de Renata, mientras tanto Roxana pide hablar a solas con el médico, que lo más seguro es que se lo quiera follar por si el viejo de mi padre estira la pata, me da igual que lo haga. Yo intento regresar a mi lugar después de descargar mi letal veneno, sin embargo siento que alguien me toma bruscamente del brazo.

Ser como ellos© [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora