—¡Naty!..., ¡¿Qué hora es?! —pregunto exaltada moviendo los pies de mi amiga que recarga sobre mis piernas. Me asusté mucho al abrir los ojos y ver todo obscuro, al parecer nos quedamos dormidas en el sofá de la sala mientras veíamos la película. ¡Auch!, mi cuello duele mucho, hago movimientos circulares con la cabeza para relajar músculos.
—Mmm no sé. —me contesta más dormida que despierta acomodándose mejor en el sofá para seguir durmiendo, entiendo a la perfección esa señal sin palabras que me dice “no estés chingando deja dormir”, perfecto no molestaré más.
Busco mi bolso para sacar el teléfono y ver la hora, ¡Oh Dios! La una de mañana, Renata me va a matar, tengo tres llamadas pérdidas de ella, no me va creer que estaba con mi amiga y ahora sí es verdad. También tengo un mensaje de Máx, pero le responderé hasta mañana ya es mucho muy tarde.
Abandono la casa de Naty, abrazándome a mi misma al sentir el viento frío golpear mi cuerpo, comienzo a titiritar, mi cuerpo literalmente se mueve como gelatina, acá afuera hace un frío de los mil demonios, y yo casi desnuda, con los dedos temblorosos busco en el bolso las llaves para abrir, cuando por fin lo logro, camino a hurtadillas hasta llegar a mi habitación donde me comienzo a desnudar poniendo una calentita pijama.
Despierto una hora antes de que suene mi alarma matutina, gracias a un mensaje de alguien deseando un buen día, aquí es donde me arrepiento de decir tantas mentiras si no le hubiera dicho que todas las mañanas salgo a correr a las seis de la mañana no me estaría molestando tan temprano. Bufo encabronada, odio despertar antes, eso me pone de mal humor el resto del día, pero a pesar de ello a él le contestó con gran entusiasmo, aunque en realidad estoy que me lleva la chingada.
Bajo las escaleras bastante irritada, vociferando entre dientes un sinfín de malas palabras, no puedo evitarlo, pero lo que veo al bajar me hace olvidar lo anterior poniendo de mejor ánimo mi día, es Susana de espaldas bailando con los auriculares puestos, imagino que lo que está escuchando es reggaetón por los movimientos sexis que hace con el trasero.
Susana es una mujer madura, pelo negro, rasgos de Oriente, robusta, con una peculiar, extravagante personalidad, tiene cinco años trabajando en esta casa haciendo la limpieza el desayuno y la comida, me fascina su comida el día que sea una persona independiente me la llevaré a vivir conmigo, sin duda.
Me acerco despacio a ella siendo cuidadosa de no llamar su atención.
—Ya la vi niña, que quiere. —me asusto al escucharla dando un brinco, yo no sé como le hace pero nunca la puedo sorprender siempre logra atraparme antes de que yo lo haga. Se quita los auriculares volteando a mi —¿Qué hace levantada tan temprano?.
—La que hace aquí las preguntas soy yo. —arqueo una ceja y cruzó los brazos a la altura de mi pecho —¿Por qué no has venido en toda la semana? Creo que tomaré medidas drásticas contigo —lo digo seria.
—Yo…, yo…, hable con la señorita Renata. —balbucea angustiada por mi reacción.
—Claro y yo estoy pintada, te pasas mi autoridad por el arco del triunfo. —aguantó la risa por dentro al ver su cara, se puso pálida, no tiene idea de que contestar tiene miedo a ser despedida.
—Lo que pasa… —intenta explicar pero la interrumpo.
—Lo que pasa es que ahorita mismo…, —hago una pausa llevándola casi al infarto y continuó —te vas a la cocina y me preparas unos deliciosos chilaquiles que muero de hambre. —le doy una sonrisa mostrando mis dientes pero a cambio recibo un golpe con los nudillos en la cabeza de su parte.
—Te extrañe mucho. —le digo riendo adolorida sobando la cabeza por los coscorrones que me dio, para enseguida agregar. —La comida que hace mi hermana no me gusta.
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Ser como ellos© [COMPLETA]
Lãng mạnNo se permite ningún tipo de adaptación o copia. Código de registro: 2011075823904.