capítulo 37🌻

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—¿Quieres que espere por ti? —inquiere Alex. Agacha la cabeza por la ventanilla para poder tener una mejor visión.

Yo he bajado de su auto para verme con Brad, no es una cita tampoco acordamos vernos, no quiero darle oportunidad a qué me de un discurso ensayado, quiero ver el verdadero concepto que tiene sobre mi, aunque eso implique que me cierre la puerta en las narices, bueno al menos daré la cara, no estoy aquí para pedir disculpas quiero dejar en claro ese punto, ya que fue algo que los dos hicimos sin saber quién era quién así que la culpa no es todo mía. Si mal no recuerdo desde un principio le dije que tenía novio y él dejó por hecho que no era competencia para nadie para continuar con su tentadora seducción que termino creando un efecto en mi, así que espero no me venga ahora con un drama moral porque él fue el que me provoco.

Giro la cabeza hacía la puerta del departamento de Brad. Me detengo a pensar unos segundos en cuanto es lo que voy a tardar allá adentro, no es de hola y adiós sin embargo así será si no quiere recibirme, bueno tendré que arriesgar, además será mejor que Alex no vea el despreció que me hace.

—Estaré bien, no te preocupes regreso sola a casa. —guiño un ojo para mantenerlo tranquilo.

Para nada convencido muestra su apatía torciendo los labios y arranca el auto, no sin antes recordándome que estoy aquí para tener mi conciencia tranquila no para coger como conejos y llegar hasta el día siguiente a la casa. ¡Ay por Dios! Cómo si eso pudiera pasar que no conoce el interés que le pongo a mis decisiones.

Que se vaya a la chingada puede pensar lo que se le venga en gana.

No me importa.

Volviendo a la concentración en lo que voy hacer el día de hoy, una vez que subo las escaleras y quedo de frente a la puerta, aclaro mi garganta y limpio el sudor de las manos en los jeans para luego acomodar mi cabello.

¡Maldición!.

Un par de minutos después.

No, no puedo hacerlo porque los nervios me están ganando convirtiéndome en una gallina calienta huevos (es como me dice Alex.) ¡Carajo! Quiero irme. De pronto no encuentro lógica al por qué estoy aquí, la idea de dejar todo como esta no es tan mala ahora, sí, mejor me voy. Pero que demonios, mis piernas no obedecen órdenes, siguen firmes en quedarse aquí, observo con miedo mi puño que esta por golpear la puerta y entonces cuando menos lo espero ya lo estoy haciendo. Bueno ya lo hice pero no voy a estar insistiendo solo llamaré una vez y como ya lo hice y no obtuve respuesta creo que es hora de irme, en verdad lo quise intentar pero no sé pudo.

—¿Tú?.

Profiere a mis espaldas sin haber escuchado antes el abrir de la puerta, en ese momento la sangre se me ha ido hasta los pies y no quiero ni voltear, mejor hubiera sido que no estuviera, no quiero mirarlo.

Doy media vuelta cautelosa a su reacción. Trato de mirarlo y a su vez no hacerlo, ustedes me entienden. Fracciones de segundos eternos nos quedamos ahí parados sin decirnos nada, mientras que él escanea mi cuerpo con esos intensos ojos azules parece sorprendido, probablemente confundido, lo que si no parece es estar contento de tenerme aquí. Puede que piense que soy una descarada pero para eso estoy aquí para arreglarlo todo y quizás no necesito más qué unas cuantas palabras que ya estará de él si las quiere escuchar o no. Por cierto debió ponerse camisa al salir ya que así me excita, quiero decir que me pone más intranquila de lo qué me encuentro, ahora mismo no puedo dejar de ver sus pectorales.

—Vengo para…

Me interrumpe. —Pasa. —ingresa al interior dejando la puerta abierta para que yo haga lo mismo.

—La, la cierro. —trastabillo con torpeza señalando  la puerta mientras él se pone una camisa negra que toma de uno de los asientos del sofá.

—Como quieras. —hace un gesto de indiferencia.

Ser como ellos© [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora