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 Buenos Aires, Argentina; 29 de Mayo de 2017

Enzo ya era jugador de River. El acuerdo entre clubes había sido difícil pero con un desenlace feliz para Enzo, el club y los hinchas.

Llegué a Buenos Aires aproximadamente a las 16:30hs un día antes de que Enzo fuese presentado como jugador de River. Estaba parando en un hotel mientras él concretaba la compra de su nuevo hogar y ella preparaba los últimos detalles de la mudanza. Era el bache perfecto para vernos aunque sea dos días.

Me registré en el hotel, busqué mi habitación era la 242. Tomé un baño después de instalarme. Sentí mi celular sonar a los pocos minutos. Era él. 

Abrime.

Corrí a abrir la puerta, sonreí emocionada al verlo. Estaba tan lindo, más que nunca.

¡Hola hermoso!— lo abracé con fuerza, lo extrañé tanto. Me besó suavemente un rato.

Te extrañé mucho, Cami.— sonrío inmediatamente al cortar el beso.

Yo a vos, mucho. — por instinto me aferré a él abrazándolo. — ¿Nervioso por mañana? — digo emocionada. Admito que su llegada me ilusionaba muchísimo como hincha.

Un poco, voy a necesitar una pequeña distracción ¿Vos sabes que puedo hacer para distraerme?— con su mano derecha ubicó un mechón detrás de mi oreja.

Lo besé, tome la iniciativa. Fuimos a la cama de la habitación, me senté sobre él a horcajadas y lo observé detenidamente. Su barba de días, su pelo un poco más largo que lo de costumbre, sentía que estaba con otro Enzo, nuestra confianza desde el bautismo era otra.

Besé sus labios nuevamente con deseo, saque su remera y lo empujé levemente. Seguí con besos su cuello, su pecho y su abdomen. Sentí como se tensaba debajo de mí. Seguí con besos sobre su pantalón, su erección era notoria, me volvía loca.

Quité mi vestido, y volví a sentarme sobre él que seguía tendido en la cama con sus manos detrás de su cabeza. Disfrutaba solamente mirar.

Quité su pantalón dejando besos en los lugares que iban quedando descubiertos, incluidos su boxer. Desesperado tomó mi brazo, me dejó de espalda a él, bajó mi cabeza sobre el colchón y entró en mí.

Mi respiración agitada al ritmo de sus embestidas me mareaba, su respiración en mi espalda, su mano tirando mi pelo. Sentí que poco a poco subía a una cima, no sé de qué, pero era una cima de la que caí de repente temblorosa.

Se desplomó sobre mí al acabar, nuestros pechos poco a poco iba aminorando su movimiento.

Al caer la tarde, y después de hablar mucho sobre la vida, planes y anécdotas, comenzó a vestirse.

¿Te parece si vamos a mi habitación? Tengo algo para vos.— accedí sabiendo que lo hacía por la posibilidad existe de que Florencia llamaba a la habitación.

Entramos a su habitación, igual a la mía, pero ordenada.

Veni, mira.— dijo extendiendo un estuche rojo idéntico al que me dio cuando me regaló mi inicial. — Pensé que podría ser un buen regalo para vos. Elena es muy importante para nosotros, y creo que te gustaría llevar su inicial con vos siempre. — miré el dorso del dije y tenía la fecha dónde estuvimos juntos por primera vez. No sabía qué pensar, a veces pensaba que el adulto de la relación estaba sintiendo algo.

Me encanta, gracias Enzo.— me senté en sus piernas, lo besé.— es una forma de también llevarte a vos.

Estuvimos el resto de la tarde juntos simplemente basándonos en la cama. Al alrededor de las 21hs recibió la esperada llamada.

¡Hola amor!— dijo contento e intentó desaparecer yendo al baño.

   Mi culpa no era moneda corriente, pero me hacía sentir una basura. Nunca había hablado con ella delante de mí, y me hizo sentir sumamente incómoda. 

   Caminé hacia mi habitación para darle intimidad, me recosté en mi cama, me quedé mirando el dije que me regaló. Llamé a mamá para desearle buenas noches, ella pensaba que estaba en un congreso de la facultad. Tomé un baño aún sin tener contacto con Enzo, inmediatamente salí me quedé dormida.

Por siempre || Enzo PerezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora