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"...Yo te miré a la cara, tú cerraste los ojos y aunque pase mucho tiempo nunca olvidare aquellos besos..."
Después de la insistencia de Luciano, acepté ir a bailar. Sinceramente no tenía ni un poco de ganas, pero para evitar problemas acepté.
Llegamos al lugar cerca de las 2:15AM y entramos sin problemas. Él es amigo del hijo del dueño del lugar, eso era lo mejor.
Caminamos entre la gente hacia el reservado. Para mi sorpresa ahí se encontraban Fran, Juanma y Enzo esperandonos, tomando algo con otros amigos. Si, la única mujer. Por suerte mis amigas vendrían, asique en unos minutos estaría lejos del vip, o al menos acompañada por mis amigas.
—Ehhh soltalo un poquito, enana.—largo Juanma, primo de Enzo, conocido de muchos años.
— ¡Cómo si pudiera!— dije bromeando mientras saludaba uno por uno.— en un ratito vienen las chicas, asique me voy por mi lado y los dejo tranquilos.
— Hola, Enzo ¿Podría sacarme una foto con vos?— dijo una chica de unos 19 años interrumpiendo nuestra charla. Enzo accedió, pero con la misma seriedad que la noche en que lo vi por primera vez hace muchos años atrás.
Recibí el mensaje de mis amigas que habían llegado y las fui a buscar. Solo podían entrar al vip sin precinto si alguien que estaba dentro las invitaba.
Cuando al fin las encontré bailamos un rato solas, encontramos a Maxi un amigo del secundario y empecé a bailar con él hasta que senti una mano que me tiraba del brazo, fuerte.
— ¿Qué mierda haces?— me ignoró, y me arrastró hasta un sector donde había menos gente.— soltame, Luciano me duele. Calmate. Imbécil.
—Sabes que te tiene ganas ese pelotudo ¿Qué haces? Siempre haciéndote la linda.
— Ah, sos un enfermo.— dije sin poder creerlo.
— Nos vamos.—soltó firme.
— Andate vos, yo me quedo. No sos nadie para obligarme.— pego la vuelta y yo simplemente caminé hacia donde estaban mis amigas, las cuales no encontré. Mi celular estaba en el VIP con mis cosas, asique espere unos cuantos minutos para asegurarme de que Luciano se hubiera ido y caminé hacia allí. Para mi sorpresa solo estaba Enzo tomando una cerveza. Me vio y me ayudó a entrar nuevamente.
— ¿Pelearon? — dijo tomando un trago.
— Un poco, es bastante celoso. A veces no mide las cosas que dice.— sonreí. Tomé mi celular para hablarle a mis amigas, sin respuesta.
— Si queres, puedo llevarte. Vivís por acá ¿No? Aparte me queda de paso...
— No, deja. Puedo tomar un taxi, están los chicos.
— Tienen auto, no voy a dejar que vuelvas sola. De verdad, te llevo. Dejame que le diga a Fran y vamos si querés, yo estoy aburrido y vos no tenes buena cara. Serías una buena excusa para irme sin que me digan pollerudo.— sonrió y sacó su celular, escribió un mensaje asumí que para Franco.
— Vamos ¿Te parece?
— Bueno, vamos.— dije tomando mis cosas.
Salimos, mire la hora 4:37AM, temprano. Caminé con dificultad a su lado hasta el estacionamiento, llegamos a su auto y una vez dentro mis pies pedían a gritos que sacara mis zapatos.
— Me vas a tener que decir por donde ir, hace muchos años que no manejo por acá.
— Dale, salí por el corredor. Y yo te digo por donde entrar.
Fui indicando, por donde ir. Puso música, era incomodo subir a un auto sin música, más si estaba con mi amor platónico, más si era mi jefe, muchísimo más si miraba mis piernas como lo estaba haciendo.
— Bueno, por acá dobla para la derecha.— siguió mi indicación y en cuanto encontró un lugar estaciono. Me miro, mis manos estaban sudando ¿Que le pasa?
— Perdón.— dijo y se abalanzó sobre mi para besarme.
