Mendoza, Argentina; 26 de diciembre de 2018
Lo difícil de relaciones como está es que no había momento justo o tranquilo para vernos, él "En una hora" podría transformarse en cinco, o quizá en nunca. Y esa era mi situación actual, iba a venir, no sé cuando.
Pasaron cuatro horas de las dos que el había dicho que tardaría. Y no, no lo culpo para nada. Pero era claro que no vendría. Estaba con sus amigos.
Mi celular comenzó a sonar después de contestar el mensaje a mi mejor amiga.
— ¿A qué hora te dijo que iba a ir?— soltó sin siquiera saludar.
— Hace dos horas ¿Decís que lo espere? Es que amiga, no creo que venga a esta hora. Nunca había hecho algo así. Vah, sí pero nunca tanto tiempo.
—¿Y si lo llamas?
—No, está con los amigos. Y no quiero que alguien vea algo.— suspiré— no sé porque sigo con todo esto. No me entiendo.
— Yo menos, así que si no sabes vos amiga. Creo que tendrías que hacer pro y contra de todo lo que sentis por él y claro lo que pienses de él. Mira todo lo que estás viviendo. Y ahora más, no podes pasar por esto.
— Quiero dejar todo hasta que lo veo. Cuando estamos juntos la paso tan bien que quiero que sea eterno. Hasta que se va y apenas cruza la puerta quiero terminar todo, quiero olvidarme de él.
— ¿Le va a decir a Florencia que sus hijos van a tener un hermanito?
—Basta, Agustina. No es un tema para hacer chistes.— dije un tanto enojada. No estaba segura de estar embarazada, aunque hacía unas semanas tenía síntomas, yo siempre me cuidé, él igual. Era un poco irracional. Pero todo podía pasar.
—No es chiste, es la realidad amiga. Siempre voy a decirte la realidad.
Hablamos unos minutos más sin llegar a una conclusión, quizá nunca llegaría. Me recosté un rato, estaba cansada, era tarde. Y lo próximo que sé es que sentí como alguien besaba mi cara por distintos lugares. Me asusté, y salté de la cama empujando a quien lo estaba haciendo.
— Para, soy yo Cami.— dijo Enzo riendo a carcajadas.
— Sos un tarado, me asustaste un montón.— largué al borde de las lágrimas. Realmente tenía taquicardia y no creía poder recuperarme rápidamente. Me senté en la orilla de la cama para reponerme. Enzo me imitó con expresión de preocupación.
— Perdon, mi amor.— besó mi frente y tomo mis mejillas entre sus manos.— sabía que ibas a estar durmiendo. No me pude escapar antes, Juanma me cubrió, voy a quedarme a dormir con vos.— miró el reloj que tenía en su muñeca.
— No queda mucho tiempo para que duermas, lindo.— lo observé detenidamente. Estaba hermoso, recorrí con mi mirada las arrugas que se forman en sus ojos cuando ríe, sus labios, los mejores que ví en mi vida, y ahora su tono platinado, pasé mi mano por su pelo.— No sos más potro porque no te alcanza el tiempo ¿No?
— Vos, estás hermosa.— sonreí, y lo besé cortamente.— mirá — dije mientras sacaba mi remera. Su cara de sorpresa y confusión fue muy graciosa. Me di media vuelta y vio mi tatuaje, la promesa.— yo vi el tuyo, pero quería mostrarte el mio en vivo y en directo.— sentí sus dedos por mi espalda, más tarde sus labios y me sentí finalmente feliz.
Quedamos frente a frente y besé sus labios con calma, hoy quería que fuera diferente, especial. Después de todo, siento que mis sentimientos crecen segundo a segundo.
Acaricié su torso a medida que deslizaba su remera hacia arriba, interrumpiendo el beso por unos segundos, se la quitó, yo simplemente lo observé.
Aspiró mi aroma como si nunca más fuera a hacerlo y luego dejo besos a lo largo de mi cuello llegando a mi clavícula, haciendo lo mismo a lo largo de esta. Bajó a mis pechos besando mientras desprendía mi corpiño, no sabía cuánto tiempo más iba a aguantar sin pedirle que entrara en mí.
Continuó besando la línea de mi abdomen, se deshizo de mi pantalón y besó mi intimidad sobre la ropa interior. Susurré su nombre, no aguantaba más, no podía.
— Enzo, por favor. Por favor.— solté con gran dificultad.
— Pedime lo que quieras.— dijo con su voz ronca asomándose por mis piernas.
— Haceme el amor.— dije con un poco de vergüenza. Y no, no creía en esa definición, siempre había visto al sexo como eso, algo carnal, nunca sentimental.
Esas palabras dieron rienda suelta a la noche, cada beso fue diferente, cada caricia más delicada, sentí que realmente le importaba, que realmente para él era algo importante.
Lo vi dormir inmediatamente terminamos, no pude evitar dejar un beso en sus labios. Se veía más hermoso durmiendo. Me puse mi remera, caminé al balcón, prendí un cigarro, quizá no debería hacerlo. Pero no estaba segura y lo necesitaba, así que lo hice igual. Pensé mucho en lo que estaba pasando, y en todo lo que estaba sintiendo en este momento.
Siempre tuve miedo a querer sin ser correspondida, ese había sido siempre mi mayor miedo. Y en este momento no sabía si era lo que sucedía. Sentía muy dentro de mí que no, pero día a día comprobaba que sí, o mejor dicho que no iba a ser de otra manera. Las cosas con él estaban dadas así, el tiempo que le sobraba era para mí. Y lo quería tanto, o tal vez me quería tan poco que seguía ahí. Por amor, por lástima, por lo que sea pero seguía.
Sentí una mano en la cintura y un beso en la espalda. Sentí que tocaba el cielo con las manos.
—¿Otra vez?— se apoyó en la baranda al igual que yo.— pensé que habías dejado hace mucho.
— En Madrid volvi, perdón si te molesta lo apago.— amagué y me freno con su mano.
— No importa, si queres hacelo.— miré hacia el frente. Sentí que era el momento de hablar.
— ¿Vamos a seguir siempre así Enzo? Yo estoy un poco cansada. Hace años que no puedo estar con nadie, mi cabeza siente que te estoy siendo infiel. No debería, pero es lo que siento. Solo con vos puedo sentir todo esto que siento, mi corazón se sale de mi pecho cada vez que te tengo cerca. Y cada vez que me abrazas siento que no puedo respirar de lo feliz que estoy, con vos quiero todo. Una vida, una eternidad. No tenía que pasarme esto, no con vos Enzo.
— Perdón.— dijo, y prosiguió.— hemos hablado mucho de esto, y es lo que puedo darte. Es extraño lo que siento, y va a sonar a lo que dicen siempre los infieles, pero siento que las amo, que cuando estoy con vos le fallo pero soy feliz, lo mismo siento con ella. Dejando de lado los chicos, no siento que haya diferencia en mis sentimientos para con las dos. Y no, no tenía planeado que todo esto me pase con vos. Esa noche yo solamente hice lo que sentí, te besé porque quise, porque tenía ganas porque sos hermosa. Y no me arrepiento.— para ese momento yo simplemente lloraba.— entiendo si te queres alejar de mí. Hoy fue especial, pero desde que entré por esa puerta lo sentí una despedida, y quiero que sepas que fue la mejor de las despedidas. Con vos siempre fue lo mejor.
— Te amo, Enzo. Pero creo que va a ser lo mejor para los dos.— sonreí amargada. Y lo abracé por la espalda dejando un beso en ella. Caminé hacia la habitación, tomé mi ropa y me fui sin decir una palabra, simplemente me fui, huí antes de sentirme peor.
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Por siempre || Enzo Perez
FanfictionVos sos mi obsesión, Quisiera atraparte Vos sos mi destrucción, No puedo dejar de pensar.