Capítulo 20

1K 64 50
                                    



La mano de Kurt se paseaba lentamente por su vientre de arriba hasta abajo, dibujando la nueva curva de su cuerpo, que se ha vuelto su favorita. La televisión encendida frente a él no era importante, y el chico estaba profundamente perdido en sus pensamientos, intentando imaginar el pequeño rostro de su hija. Esperaba fervientemente que tuviera los hermosos ojos de Blaine que él tanto amaba. Se detuvo un momento... ¿amaba? ¿Realmente aquella palabra había llegado a su cabeza? Kurt se dijo a sí mismo que no podía engañarse más... Por supuesto que amaba a Blaine, desde hacía un tiempo ya... Y se maldijo a sí mismo por dejar a su tonto corazón adolescente fantasear con la posibilidad de ser correspondido. Si bien, él y Blaine estaban mucho más unidos que nunca, aquello no significaba que el moreno sintiera por él amor o algo parecido. Tal vez lo quería, o gustaba de él... Pero amar... eran palabras mayores, y también soñar demasiado.

Dio un pequeño brinco del susto, cuando el timbre resonó. Perezosamente se puso de pie y anduvo por la sala, acomodando el jersey sobre su barriga. Tiró del picaporte, y Blaine lo saludó con una radiante sonrisa, además de un montón de paquetes. El castaño alzó las cejas en sorpresa.

- Hola – saludó, abriendo la puerta por completo para que el moreno pudiera pasar con todas las bolsas que traía.

- Hola, cariño – el chico tiró el casco al suelo y anduvo directo hacia las escaleras. Kurt lo siguió, preguntándose de que iba todo eso y cómo condujo su moto cargado así.

- ¿Día de paga? – preguntó sin más.

- ¿Qué comes, que adivinas? – bromeó el mayor, dejando todo sobre la cama del castaño, haciendo espacio para que pudieran sentarse frente a frente – Creo que se me fue un poco la mano con esto de comprar, pero... había tanto para elegir y no pude contenerme – dijo azorado, rascándose la nuca.

- ¿Qué es todo esto? – Kurt miró su cama repleta de bolsas y paquetes.

- No te ilusiones, es para el bebé – se burló, tomando el empaque más cercano y entregándoselo al menor.

Kurt, sin perder tiempo, abrió la bolsa y hurgó el interior, hallando un hermoso conjunto en tonos lilas. Un pequeño vestido de volantes con unos leggins a juego. Sus ojos vagaron por la prenda, poniendo una enorme sonrisa en su rostro. El chico no podía creer aquello, y se sentía tan afortunado de haberle dado la oportunidad a aquel patán por el que nadie daba un peso, para otorgarle el puesto de padre de su hija, porque cada día comprobaba lo bueno que sería.

- Blaine, esto... es hermoso – susurró, dejando la ropa sobre sus piernas y mirando al moreno intensamente. La visión nublándosele.

- ¡Ve éste! – le animó sonriendo también, entregándole una nueva bolsa, desechando la anterior.

El ojiazul repitió la acción, esta vez era una cajita cuadrada. Al abrirla, un diminuto par de zapatos blancos con detalles en rosa pastel lo sorprendieron. Eran tan pequeños que Kurt apenas podía meter dos dedos en ellos.

- ¡Dios mío, qué cosa tan tierna! – se rió y sintió sus ojos picar por las ganas de llorar de emoción.

Continuó desenvolviendo cajas y abriendo bolsas, encontrándose con set de biberones de distintos tamaños, sonajas, productos de cuidado personal, mucha más ropa, otro par de zapatos, accesorios para el cabello y pañales. Kurt se maravillaba con cada cosa que sacaba de su empaque, y a esta altura, ya estaba llorando; pero no podía importarle menos, porque Blaine lo había sorprendido realmente con ese gesto tan espontáneo.

- ¿Qué te llevó a comprar todo esto, Blaine? – consultó Kurt, ordenando la ropa en una pila.

- ¿Olvidas porqué tomé ese empleo de mierda en Lima Bean? – dijo sin más – Lo hice por nuestra bebé, y porque ella iba a necesitar cosas como estas.

¿Quién Es El Padre? [Klaine]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora