Capítulo 9

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Dos semanas habían pasado y Kurt las vivió en una nebulosa confusa, entre malestares, náuseas y mariposas en el estómago, y no precisamente porque su bebé se estuviera haciendo sentir, sino por las extrañas actitudes que Blaine había tenido con él; siempre atento, cercano y eso le revolvía los sentimientos al castaño, quien no deseaba tener líos amorosos de ningún tipo. Creía que la relación que tuvo con Sebastian Smythe comenzaba a ser superada, o al menos eso pensaba al no ponerse a llorar como un bebé al recordarle. Poco a poco la luz al final del túnel se hacía visible para Kurt.

La tranquilidad de su cuarto se vio afectada, al sentir que alguien irrumpía a través de la ventana, precipitándose hacia el interior. El ojiazul apartó la mirada del libro que estaba leyendo, sólo para ver la apuesta figura de Blaine entrar a escena. Su patentada sonrisa lo saludó y él se mordió las mejillas por dentro para no dejar ver la felicidad que le producía verlo ahí. Kurt mantuvo su posición, recostado en la cama, ligeramente sentado, mientras que el moreno, se acomodaba a su lado como si de su casa se tratara.

- Hola, cariño – dijo al fin, girándose y reposando su peso sobre el codo, para poder mirarlo. Sus ojos miel lo observaron con detenimiento, antes de tenderle una pequeña barra de envoltura escarlata brillante – Traje chocolate.

Kurt no pudo contener por más tiempo la sonrisa y le arrebató el obsequio de las manos. Como un niño pequeño lo abrió y dio una mordida.

- Hmm... Justo lo que necesitaba – murmuró con placer.

- Mi telepatía no falla – la arrogancia era perceptible en su tono de voz – Puedo oír a mi bebé – se señaló la cien con el dedo índice.

- Blaine... - Kurt rodó los ojos, cambiando su expresión a una más seria – Te he dicho, creo que demasiadas veces, que este bebé NO es tuyo.

El moreno frunció el ceño, sintiendo las palabras del castaño, como una bofetada en la cara.

- ¿Ah, sí? Entonces... ¿quién? – lo desafió - ¿Tu noviecito, el estirado?

- Yo – respondió con molestia – Yo soy el único padre de este bebé – se señaló el pecho con ímpetu – Y espero que eso quede claro, no quiero tener que repetirlo en el futuro.

- Mira, cariño... - Blaine se puso de pie en un rápido movimiento – Tú puedes repetirme cuantas veces quieras que ese bebé apareció por arte de magia... Pero yo sé, estoy completamente seguro, que es mío – la intensa mirada del mayor le produjo una gran incomodidad a Kurt – Ya quiero ver cómo le explicas a todo el mundo el hecho de que te nació con cabello negro y rizado.

- ¡Eso no será así! – rebatió Kurt, ahora molesto de su tono de burla – Tendrá un hermoso y castaño cabello, junto a unos enormes ojos azules.

Blaine soltó una risita que terminó por cabrear al menor.

- ¿Sabes qué? Gracias por el chocolate, pero ya te puedes ir – lo despachó, tomando el libro olvidado en su regazo y ocultándose tras él, fingiendo la mayor concentración en lo que supuestamente leía. Aquello sólo hizo reír más al moreno.

- Okay, mensaje captado, cariño – se dispuso a salir por la ventana – No olvides abrigarte por estos días, hace un frío del demonio.

Kurt soltó un murmullo bajo, que a Blaine le sonó como un "vete al diablo". Le lanzó un sonoro beso y brincó al exterior.

🎠🎠🎠

Kurt se sentía aliviado de quitarse de encima la clase de gimnasia, luego de fingir de manera casi profesional, el mayor malestar general del mundo. Supuestamente ahora debería estar en camino a la enfermería, pero un antojo de manzanas, lo tenía yendo hacia la cafetería. Casi podía saborear el dulce sabor de la fruta, era algo increíble.

¿Quién Es El Padre? [Klaine]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora