Capítulo 2

1.1K 87 83
                                    


Kurt acababa de finalizar una llamada con su novio. Habían acordado verse esa tarde y al ojiazul le esperaban dos horas de conducción hasta Westerville. Como los padres de Sebastian no estaban a favor de su relación, determinaron que verse en Dalton era la única forma de mantener su relación.

- Hola, infiel – saludó Puckerman, sentándose junto a él en el salón de química.

- ¿Hasta cuándo vas a decirme así? – masculló, sin voltear a verle.

- Supongo que hasta que se me ocurra algo mejor que decirte – afirmó encogiéndose de hombros.

- ¿Y se supone que eres mi amigo? – dudó el castaño, sacando su libro y algunos lápices.

- Así es como yo veo la amistad – le arrebató una libreta de apuntes, y la hizo girar sobre su dedo medio – Soy franco, te mantengo los pies sobre la tierra, te digo lo que haces mal, me burlo un poco y no le cuento tus secretos a nadie. Eso, me convierte en tu amigo – aseguró, dejando el block sobre la mesa.

- No es el ideal, pero al menos mantienes la boca cerrada – murmuró Kurt, mirándolo con alivio.

- El que no es bueno para quedarse callado, es Blaine – el estómago se le revolvió al oír su nombre – No es su costumbre el guardarse las cosas – añadió – Por lo que te recomendaría que hablaras con él.

- ¿Qué? ¡No! – negó enérgicamente con la cabeza - ¡Ni muerto! – sus ojos azules se centraron en Noah – Hazlo tú, es tu amigo.

- Ese chico es un idiota – comentó – Me mandó a la mierda cuando le dije que se alejara de ti.

- Dios, no puedes hacerme esto – Kurt apoyó su cabeza sobre la palma abierta de su mano.

- No te pongas religioso ahora y piensa con que vas a amenazarlo para que no divulgue las guarrerías que hicieron juntos.

- ¡Puckerman! – chilló el castaño.

🎠🎠🎠


Kurt aparcó su Navigator en el parqueadero de Dalton y bajó, cubriendo su nariz con la bufanda que traía puesta. Debía continuar con lo de la gripe.

Tuvo que esperar un poco para que llamaran a Sebastian y le avisaran que él había llegado.

- Hola, bebé – saludó como siempre el chico, entrando al lobby y acercándose a Kurt para besarlo.

- Hola, Seb – murmuró Kurt, desviando el rostro avergonzado.

No se sentía capaz de besar a su novio sin sentirse inmensamente culpable. Sabía que eso sería un problema para el resto de la tarde y no había manera de poder evitarlo. Ya no tenía la cabeza dentro del inodoro, por lo que todo se volvía mucho más complicado.

Sebastian lo guió al interior del edificio, dirigiéndose a las habitaciones en la planta superior. Una vez dentro del cuarto que Seb compartía con dos de sus compañeros, se sentó sobre la cama y dejó su bolso gris a un lado de él.

- Parece un lugar acogedor – entabló conversación el ojiazul, ya que habían andado en silencio desde que se saludaran.

- Lo es... y de no ser por ti, no habría nada que extrañara de McKinley – dijo, acomodándose junto a él y jugando con el flequillo de su novio – Las clases son algo pesadas... Pero, lo demás es genial.

- ¿Te has unido ya a algún club o algo? – quiso saber Kurt, recostándose sobre el edredón, relajándose un poco.

- Me uní al coro acapela de Dalton – comentó – Se hacen llamar Warblers y son bastante buenos...

¿Quién Es El Padre? [Klaine]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora