Capítulo 23

823 60 23
                                    


Los días de Blaine, desde que Kurt dejó de asistir al instituto, se convirtieron en una tortuosa rutina, que terminaba cuando los profundos ojos del castaños lo miraban en el portal de la casa Hudmel. Se esforzaba en llegar cada día temprano a clases, prestar atención medianamente a lo que sus maestros explicaban frente a él, pasando de una asignatura a otra, a una velocidad exasperantemente lenta. Aunque sentía que cada vez se le hacían más sencillos los exámenes, debido a que estudiaba realmente. En cuanto el timbre finalizaba la jornada escolar, se montaba a su moto y se apresuraba a llegar al Lima Bean, teniendo un tiempo para comer o repasar sus apuntes, antes de que comenzara su turno en la cafetería. El tiempo que pasaba tras el mostrador o de barista, preparando los cafés, su mente se distraía y hasta bromeaba con sus colegas. Entonces el reloj le anunciaba que su turno estaba por acabar y su cuerpo se crispaba de ansiedad. Cogía sus cosas rápido, y dándole una despedida breve a sus compañeros de trabajo, salía del lugar, volvía a subir a su motocicleta, acelerando hasta quedar frente a la casa de su novio.

Kurt tampoco estaba feliz con no ir al instituto, pues los días se sentían más largos y la espera, eterna. Cada día paseaba por la casa vacía, consciente de que todos tenían sus responsabilidades que cumplir; Finn en la escuela, su padre en el taller y Carole en el hospital. Al menos se alegraba de saber que su madrastra había cambiado su turno de la siguiente semana para estar al pendiente de él, y ayudarlo en caso de ser necesario. Desayunaba y almorzaba solo, y eso lo deprimía un poco, pues inevitablemente recordaba las veces que él y Blaine bromeaban, mientras comían en la cafetería de McKinley; dejando que el moreno comiera lo que a él no le gustaba y recibiendo de su novio la fruta o la ensalada, porque él alegaba que era bueno para el bebé. Pero, ahora hurgaba su plato con el tenedor, sentado en soledad, en la isla de la cocina, sin verdaderas ganas de comer, haciéndolo mecánicamente con el único objetivo de alimentar a su bebé. La televisión tampoco era una buena compañía, repitiendo cada día los mismos programas de chismes y las películas que ya se sabía de memoria. En pos de cambiar de rutina, optó por leer un libro, en voz alta, para estimular a su hija, quien sabía que podía oírle claramente. A veces, también le cantaba, cuando se sentía lo suficientemente inspirado para hacerlo, o sonaba una de sus canciones favoritas en la radio. Sin embargo, su día sólo mejoraba cuando oía el dulce sonido del timbre, resonando por la sala. Tan rápido como su cuerpo le permitía, iba a abrir la puerta, encontrándose con los ojos mieles de Blaine y su radiante sonrisa, que borraba todo el aburrimiento y nostalgia del día.

Ambos se miraban cada vez como si fuera la primera, o como si llevaran meses sin verse. Se abrazaban con euforia, compartiendo un beso necesitado y cargado de un "te extrañé". Acomodándose en el cuarto de Kurt, cada uno narraba qué tal había ido su día, y cualquier novedad ocurrida. Luego habían muchos más besos, hasta que Snow saltaba a la cama en busca de atención. Esas cuatro horas que compartían por las tardes, lograban compensar un día entero sin verse, sin hablarse, bajo el código que Kurt había impuesto de no textearle a Blaine o llamarlo si no era estrictamente necesario, para no desconcentrarlo ni darle falsas alarmas.

Pero, aquel viernes, mientras Blaine le tarareaba una canción al vientre prominente del castaño, una duda se apoderó de la mente del menor, dando vueltas e incomodándolo inmensamente, al punto de no poder frenar su lengua.

- Blaine, yo... - el ojiazul se aclaró la garganta, y se sentó en la cama, haciendo que el moreno lo mirara de frente, directo a sus ojos – Hace mucho que quiero preguntarte algo, pero... no sé cómo...

- Sólo dilo – el mayor se encogió de hombros.

- Es algo... complicado... - dudó el chico. Blaine alzó una ceja, ahora con curiosidad – Y no quiero que... te ofendas... pero, necesito saberlo...

¿Quién Es El Padre? [Klaine]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora